Carlos V y la financiación de su imperio

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Fantine
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Carlos V y la financiación de su imperio

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CARLOS V Y LA FINANCIACIÓN DE SU IMPERIO

Laura Santolaya Heredero

La noticia de la elección de Carlos V como emperador de Alemania en 1519 y su pronta marcha se extendió rápidamente por los reinos peninsulares y produjo un profundo malestar. Critica el historiador del s. XIX Modesto Lafuente el desmedido interés de Carlos por ser elegido emperador a la muerte de su abuelo Maximiliano, y especula que fue por vanidad. De suerte que dice: “empleó toda clase de medios, de gestiones y de artificios para alcanzar la corona imperial”. Y recoge de los cronistas contemporáneos que dicho encumbramiento no gustó nada a los castellanos, y así escribe: “tan lejos como de lisonjear a los castellanos el nombramiento de su rey, que lo miraron como un acontecimiento infausto”. Siempre habían sentido los castellanos la ausencia de sus reyes, y auguraban sobre todo que sus tesoros acabarían de emigrar a tierras extrañas, y lo vaticinaban con tanto más fundamento cuanto que tenían ya demasiadas pruebas de la insaciable voracidad de los flamencos.

Para todo el mundo era evidente que el nombramiento iba a traer nuevos y numerosos compromisos, y que se iba a interrumpir la política de fortalecimiento interno que habían llevado a cabo los Reyes Católicos, sus abuelos. Y lo que era peor, con los nuevos compromisos llegarían unos gastos y unas urgencias financieras hasta entonces desconocidos. Y desconocidos por lo cuantiosos resultaron ser los mismos desembolsos realizados por Carlos V para poder ser elegido y coronado emperador. Tuvo que comprar con grandes cantidades de dinero los votos de los príncipes electores, y a su cargo corrieron los gastos de las espléndidas fiestas organizadas con motivo de su coronación en Aquisgrán como Rey de Romanos y Emperador, para todo lo cual tuvo que solicitar préstamos de dinero que fueron otorgados por los banqueros Fugger y Welser. A partir de ese momento esos apellidos se convertirían en los primeros eslabones de una larga cadena acreedores extranjeros y peninsulares (incluidos también los portugueses) que acabaría endeudando a los diversos reinos y sería al final la ruina de Castilla, como pagadora última de todas las deudas.

La guerra contra Francia en la década de 1520-1530, las operaciones defensivas y ofensivas contra los turcos en la década siguiente, y en 1540-1550 el desesperado intento de contener la herejía y las revueltas en Alemania supusieron una constante extorsión para las finanzas imperiales. Los ejércitos, en permanente estado de campaña, requerían continuas remesas de dinero para suministros y pagas a los soldados, por lo que Carlos se dirigía sucesivamente a sus distintos dominios en busca de aquellas y negociaba préstamos, siempre en una situación desfavorable, con sus banqueros alemanes y genoveses hipotecando cada vez más sus fuentes de recursos presentes y futuros.

Este vivir al día sin pensar en una política económica que proporcionara estabilidad a sus reinos había provocado ya en los primeros días de su gobierno las más pesimistas profecías acerca de un inevitable desastre financiero. Sin embargo, la esperada bancarrota no llegó a producirse hasta 1557, cuando ya Felipe II había sucedido a su padre.

El grueso de la carga de la financiación de Carlos V, recuerda Elliot, fue soportado por territorios diferentes, en épocas distintas, dependiendo de la capacidad fiscal que se les suponía y, por consiguiente, de la mayor o menos facilidad para conseguir dinero. Los territorios europeos fueron los primeramente afectados, ya que el papel desempeñado por las nuevas tierras de América en la financiación de la política de los Austrias fue relativamente pequeño durante la primera mitad del siglo XVI. Lo cual debe ser interpretado como que el expansionismo carolino, a diferencia del de su hijo, fue algo esencialmente europeo.
El genio, ese poder que deslumbra a los ojos humanos, no es a menudo otra cosa que perseverancia bien disfrazada. Johann Wolfgang von Goethe
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Fantine
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por Fantine »

Durante la primera mitad del reinado los Países Bajos e Italia llevaron casi todo el peso de los gastos imperiales. Pero cuando ambos fueron quedando exhaustos Carlos se vio obligado a recurrir a la corona española de forma regular y así le escribía a su hermano Fernando en 1540: “Sólo me pueden sostener mis reinos de España”. De los impuestos percibidos por la monarquía, los pagados por los reinos de la Corona de Aragón constituyeron siempre una parte relativamente pequeña. En estos reinos Carlos V dependía por completo de los subsidios que debían otorgar sus Cortes. Eran estas unas Cortes poderosas porque habían optado por quedarse al margen del problema que había ocupado a las Cortes castellanas, es decir, a la guerra de las comunidades. Así que todavía podían guardar celosamente sus libertades y por ello imponer condiciones tan restrictivas que las posibilidades que tenía Carlos de aumentar la cantidad de dinero eran mínimas.

Por este motivo el emperador tuvo que servirse cada vez más de Castilla y de sus variados recursos fiscales. Como en Aragón, se convirtieron en principales fuentes de ingresos las concesiones de dinero tradicionalmente votadas por las Cortes, y que eran conocidas con el nombre de servicio. Aquellas en principio eran otorgamientos excepcionales, algo que se concedía de forma temporal en casos de emergencia, y cuando la recaudación de los impuestos ordinarios, llamados rentas ordinarias, había resultado insuficiente. Las numerosas convocatorias de las Cortes en estos años por parte de Carlos V reflejan que dicho servicio se fue convirtiendo en una entrega habitual a medida que fueron descendiendo las cantidades recaudadas por los procedimientos ordinarios. Hay que decir que se denominaban rentas ordinarias las propias de toda monarquía del siglo XVI, tales como los derechos de aduana de mar y de tierra, el servicio montazgo sobre el tránsito del ganado por los diversos reinos y, principalmente, el impuesto sobre todas las ventas llamado alcabala. Y descendieron las cantidades recaudadas por este principal impuesto que representaba, a principios del siglo XVI, el 80-90% de los ingresos de la Corona de Castilla, cuando las Cortes lograron de Carlos V que sus cantidades variables, y que dependían de las transacciones comerciales efectuadas a lo largo del año, se convirtieran a partir de 1525 en una suma fija anual llamada encabezamiento, impuesta a los vecinos. El rey no había tenido problema alguno en aceptarlo, porque aparentemente era una solución conveniente a la monarquía, ya que ésta, necesitada permanentemente de dinero, lo único que quería era cobrar, y de este modo se aseguraba una cantidad efectiva de dinero procedente de las ciudades y villas. Lo que sucedió en la práctica fue que la cantidad entregada resultó siempre menor.

Para la paz interna de Castilla la sustitución de la alcabala, que era un impuesto indirecto, por los servicios otorgados por las Cortes no fue beneficiosa. Porque aquélla, por muchos inconvenientes que tuviera, tenía la gran ventaja de ser un impuesto universal pagado por todas las clases sociales, ya que era una contribución sobre todas las transacciones comerciales. En cambio, los servicios afectaban a un solo sector de la sociedad, el de los llamados pecheros, mientras que todos los individuos que poseían algún tipo de privilegio estaban exentos de él. A medida que Carlos fue exigiendo a las Cortes mayor cantidad de servicios fue ahondándose aún más la diferencia entre los privilegiados y los no privilegiados, de manera que indujo a muchos comerciantes y hombres de negocios a comprar condiciones de hidalguía para escapar de la carga tributaria.
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Fantine
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por Fantine »

Deseoso el emperador de que todas la clases sociales participaran en las cargas del estado, en las Cortes de 1538 intentó crear un nuevo impuesto sobre los artículos alimenticios que se conocería con el nombre de sisa, y que sería pagado por privilegiados y por no privilegiados. El estamento aristocrático se opuso rotundamente a un impuesto que parecía ir en contra de su privilegio de exención. Al final la fuerza de la oposición obligó al emperador a capitular y los procuradores de la ciudades, que eran los mayores beneficiarios de que la variable alcabala se hubiera convertido en una cantidad anual fija, se apresuraron a salir en su defensa, votando un servicio extraordinario de 150 millones de maravedíes a cambio de que la cantidad fijada en concepto de encabezamiento no se alterase en los 10 años siguientes. Después de este año los nobles y el clero no volvieron a ser convocados a las Cortes, y los representantes de las ciudades hubieron de hacer frente en solitario a las pretensiones cada vez más arbitrarias de la Corona.

Al mismo tiempo otras fuentes de ingresos seguían proporcionando dinero a Carlos V. Tales eran las contribuciones directas a las que estaba obligada la Iglesia española por concesión papal a los reyes. Debía aquélla pagar dos cantidades anuales fijas:

las tercias reales: los 2/9 de la recaudación de sus diezmos sobre todos los productos agrícolas y ganaderos, por ser una gracia que los monarcas disfrutaban en virtud de haber ofrecido ellos o sus antecesores bienes y templos a la Iglesia.
el subsidio: el pago de una parte alícuota, pactada entre la monarquía y el papado, de los beneficios, frutos o rentas eclesiásticas de todos los reinos españoles.

Pero la cobranza efectiva de ambas cantidades sufría mermas importantes porque los banqueros hacían pagar cara su intervención y porque además había que deducir limosnas, mercedes y dispensas que el monarca concedía a monasterios, hospitales y a personas favorecidas con la gracia real a expensas de la suma presupuestada.

Junto a estas contribuciones regulares la monarquía se beneficiaba, además, de los ingresos de las sedes episcopales y cargos en el tiempo en el que estuviesen vacantes, y sobre todo de las rentas de las tierras de las órdenes militares a raíz de la famosa bula del papa Adriano VI de 1523 que dejó vinculadas a perpetuidad la dignidad de Maestre y la administración de las mesas a la Corona real. Debemos decir con respecto a esto último que Carlos V no se limitó a administrar los bienes de las órdenes, sino que empezó a utilizarlos como si fueran propios. Y así, para pagar deudas comenzó a dar en propiedad dehesas a los banqueros para saldar deudas, o a cederles la explotación de ciertos bienes inmuebles. Tal sucedió con las minas de Almadén, cuyos rendimientos estuvieron en manos de los Fugger durante décadas o con todas las dehesas de las órdenes de Alcántara y Calatrava, que entre 1532 y 1537 las tuvieron los Wolzer.

Y habría que añadir otro impuesto, concedido por bula pontificia, que tenían que pagar tanto los laicos como los eclesiásticos, y que Carlos V aprovechó al máximo, y era el de cruzada. Ésta había sido concedida en un principio como una contribución auxiliar concedida a los monarcas destinada a ayudarles en su lucha contra los infieles. Pero en el reinado de Carlos V se convirtió en una fuente regular y necesaria de ingresos que debían pagar cada tres años todos los hombres, mujeres y niños que desearan una bula de indulgencias. Lo más significativo de esta contribución era su universalidad, por el influjo de la religión, de modo que, en la práctica, era pagada por todos los habitantes, y así su cantidad final resultaba ser por lo menos equivalente a los ingresos que percibía de América la monarquía.

Desde el primer momento quedó demostrado que el gobierno no podía hacer frente a sus gastos con las fuentes de ingresos que hemos relatado, y los gastos seguían aumentando mientas que los ingresos resultaban por lo general inferiores a lo esperado. Para intentar rebajar el déficit el emperador se vio obligado a recurrir a ciertas medidas, como apropiarse de los envíos de plata americana de los particulares, y compensar a los perjudicados con juros o vales del gobierno. Pero estas confiscaciones no eran más que medidas de urgencia que permitían cubrir las necesidades de forma inmediata. Por tanto era preciso encontrar algún sistema de financiamiento deficitario más estable, y se consiguió mediante el recurso permanente a los banqueros y la venta de los citados juros:
Por el primero los banqueros se comprometían a adelantar el dinero, con la condición de verse pagados con la primera remesa de plata que llegase de las Indias, o con los primeros impuestos recaudados. Esta condición adoptó la forma de un contrato escrito, llamado asiento, que era redactado por el Consejo de Hacienda. Es fácil comprender que a medida que el sistema de asientos se convirtió en algo regular y habitual los banqueros fueron apoderándose de todas las fuentes de ingresos de Castilla.
El segundo fue una forma de captar dinero por parte de la monarquía: a cambio de recibir cantidades llegó a ofrecer a los inversores un interés anual de hasta un 7%. El resultado de esta operación fue el nacimiento de una poderosa clase de rentistas que invertía su dinero no en el comercio o en las manufacturas, sino en esos beneficiosos vales.

En conjunto, la política extranjera de Carlos V trajo consecuencias desastrosas para Castilla, y durante su reinado, observa Elliot, empiezan a desarrollarse tres procesos que iban a tener una enorme importancia para la España de los siglos XVI y XVII:

Se estableció el dominio de los banqueros extranjeros sobre las fuentes de riqueza del país.
Quedó determinado que Castilla llevaría el principal peso de la carga tributaria en España.
Casi todo el peso fiscal recayó sobre las clases menos capacitadas para soportarlo.
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Stone
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por Stone »

Muchas gracias, guapetona :smt023
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Eme
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por Eme »

Gracias compi :D :smt023
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marducki
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por marducki »

gracias otra más que me llevo :smt023
:oops: :oops: :oops: :oops: éste le había hecho ya... sorry
Elemental querido Watson...
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Fantine
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por Fantine »

marducki escribió:gracias otra más que me llevo :smt023
:oops: :oops: :oops: :oops: éste le había hecho ya... sorry
Eso me pasa por no pasarme por el hilo desde hace semanas... :oops: :roll:
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Yaiza
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Re: Carlos V y la financiación de su imperio

Mensaje por Yaiza »

Gracias Fantine.
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
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