La religiosidad popular en el Perú virreinal

Responder
Avatar de Usuario
Eme
Tribuno
Tribuno
Mensajes: 4021
Registrado: 22 Oct 2008, 21:34
Ubicación: Sevilla

La religiosidad popular en el Perú virreinal

Mensaje por Eme »

Transcripción del programa de radio. Ya en el hilo de Historia Moderna

La religiosidad popular en el Perú virreinal
Marina Alfonso Mola

INTRODUCCIÓN

La fascinación que ejerce el mundo religioso colonial proviene del enfrentamiento y la síntesis que en el ámbito americano se produjo entre tradiciones religiosas muy distintas, las del Viejo y las del Nuevo Mundo. Tras extirpar ídolos, destruir santuarios y apresar hechiceros, se inició una catequización que pretendía transmitir al mundo andino los dogmas de la Iglesia Católica. Ya no se trataba de conquistar un territorio y sujetar a un individuo a la nueva estructura económica. El objetivo era extender el dominio a las esferas del conocimiento, lo que Gruscincki denominó la Colonización de lo Imaginario.

Se suele decir que la empresa colonial fue inseparable de la denominada Conquista Espiritual. ¿Es eso cierto? Sí y no. Esa afirmación suele derivar de la mentalidad de los colonizadores, para los cuales la religión católica era la única digna de tal nombre, y el resto eran falsas religiones, paganismo, idolatrías. Pero al examinar con detalle la introducción del cristianismo, se observa un proceso más complejo. Fue un proceso espectacular el paso de un politeísmo de raigambre autóctona a un monoteísmo propio de los conquistadores, aunque cabe tener en cuenta que al igual que en el caso europeo cabe distinguir una religiosidad popular de una vertiente teológica y culta, las cuales convivieron en armonía hasta época de la Contrarreforma, cuando las autoridades religiosas quisieron controlar esas manifestaciones de la religiosidad popular.

LA RELIGIOSIDAD POPULAR ANDINA Y LOS FENÓMENOS SINCRÉTICOS

Así, en el mundo religioso autóctono se pueden establecer dos niveles; la esfera de las religiones estatales y la esfera de las religiones locales. Si bien la religiosidad criolla alcanzó rápidamente un amplio arraigo entre las clases populares, hay que recordar unas características específicas de unas manifestaciones religiosas populares, que impone sus propias peculiaridades, como por ejemplo los lugares de celebración, sus santos protectores particulares, sus calendarios específicos de celebraciones. Es por tanto una religiosidad teñida de superstición, en la que se confunden las prácticas cristianas con los ritos mágicos, la oración con la invocación, el exorcismo con el hechizo, la jaculatoria con el conjuro, que opone una tenaz resistencia a la imposición de los preceptos de carácter universal de la religión. Así, la religiosidad popular anima una concepción y manifestación sincrética. Así, las catedrales construidas sobre antiguos templos, las iglesias edificadas sobre antiguas huacas, reminiscencias de los viejos cultos paganos en los ritos cristianos, que llegan desde el siglo XVI hasta prácticamente nuestros días.

Así, con la evangelización se esperaba que las antiguas religiones y creencias quedaran eliminadas del mundo mental y emocional de los indígenas, y quedara entonces bien asentada la religión católica, pero esto no fue así. Como en la sociedad prehispánica los lugares, objetos y seres sagrados saturaban prácticamente la naturaleza y el entorno humanamente transformado, los indios tenían una mentalidad de sacralización activa de la realidad que les rodeaba, actitud que contrastaba con la de la Iglesia de limitar la experiencia de lo sagrado a los templos y cultos regulares. No obstante, los misioneros intentaron incorporar aspectos de los elementos cristianos a algunos aspectos de la religiosidad autóctona. Algunos ejemplos:

•En el ámbito incaico el culto al Sol, al dios Inti, decayó, pero pervive la fiesta al sol, al Inti, en el Inti Raimy, trasladada al Corpus Christi, uno de los tres jueves que brillan más que el sol, según la tradición católica (los otros son el Jueves santo y el día de la Asunción). En dicha fiesta se agarraba simbólicamente al astro en invierno para que no se fuera y dejara a la Tierra sin luz ni calor.

Imagen

Uploaded with ImageShack.us

•Incluso se puede decir que la devoción de los santos fue un sincretismo promovido por los propios frailes, que incentivaron la institución del santo patrono, que es una práctica medieval española, para asimilar las funciones atribuidas de los dioses prehispánicos a un ámbito de actuación determinado o a una comunidad específica. Así, San Agustín se convirtió en el patrono del Potosí, por ser el abogado de los vientos, tan necesario para el funcionamiento de las “huayras”, esos hornos de barro para purificar la plana, Y en los Andes se pasó de la reverencia al Yapa, al Dios del Trueno, a la devoción a Santiago, el patrón guerrero de los españoles, que hacían mucho ruido con los arcabuces.
•Los españoles y los portugueses fueron portadores del mito de la Virgen María, fenómeno muy extraño para los indígenas en el momento de la Conquista, pero finalmente se incorpora a la Virgen al sincretismo religioso, que perdura hasta nuestros días. La Iglesia consagró a la Virgen María como Madre de Dios como modelos de las mujeres, como prototipo de la naturaleza de la mujer, con una maternidad misteriosamente virginal y una virginidad misteriosamente maternal, sirviendo al señor, madre de los huérfanos, consuelo de los débiles, modelo abstracto de femineidad, sin mancha, no poseída, venerable, poseedora de la salvación, reverso de Eva y sobre todo, Mujer-Madre. Así, que entre los pueblos andinos era fácil a la Virgen María como sustituta de la Pacha-Mama o Diosa de la Tierra, ya que Pacha-Mama asegura la vida y el orden, al tiempo que es en sí misma la Chakana o mediadora-puente entre la Virgen y su hijo.
Imagen

Uploaded with ImageShack.us



LOS ÁNGELES ARCABUCEROS DE CUZCO

Todo eso trae a la imaginación aquella imagen tan propia de la religiosidad andina que es la de los ángeles arcabuceros cuzqueños. Este tema es complejo. Cuando los europeos llegaron al Antinsuyu éste estaba habitado por seres míticos como Amaru, la gran serpiente, o los Monos, que eran hombres primitivos, por pájaros, de los que algunos tenían el don del habla, como los loros, que se llegan a considerar como animales sobrenaturales. Los doctrineros van a aprovechar este imaginario colectivo. Así, los doctrineros aceptan que el cielo es un jardín como lo demuestran la Doctrina Cristiana en la Instrucción de Indios de 1584, poblado de pájaros, que son equiparados, tácitamente, a los seres angélicos. La pintura cuzqueña, al colocar los santos, no entre las nubes del cielo, sino en un paraíso florido, deja entrever que este jardín es el Paraíso, que está habitado por ángeles, que son portadores de la voz de Dios, y que son equiparables a los pájaros parlantes, que según la tradición indígena, poseían poderes sobrenaturales. Este concepto viene reforzado por un extraño enunciado según el cual las aves son ángeles portadores de la voz de Dios, como se evidencia en la Anunciación y el Bautismo de Cristo, ya que en ambos casos Dios envía su espíritu en forma de Paloma, y en la representación pictórica de esas aves hay unas filacterias dando una información; o sea, como los pájaros parlantes.
Imagen

Uploaded with ImageShack.us

Así, el concepto de pájaro-ángel fue rápidamente asimilado por los indígenas. Para los hombres andinos, los pájaros transmitían oráculos y eran portadores de la voz de la Divinidad; tal es el caso del pájaro Indi, que según los cronistas vaticinó la llegada de los españoles. Así, jugamos con dos conceptos; el cristiano como los pájaros que llevan la voz de Dios, y el indígena, en el que los pájaros son la voz de la Divinidad, y tiene conocimientos ocultos, y pueden conocer la verdad aunque estuviese encubierta.

Además los seres alados no eran extraños a los indios. Ramón Múgica hace referencia a los seres alados que pueblan la mitología pre-incaica; los Guaminca, soldados resplandecientes, invisibles y alados, servidores de Viracocha, el dios del Sol. Incluso hoy en Quito se comparan a los Guamanis, divinidades telúricas, con los Ángeles Caídos. Estos guerreros alados se remontan a la cultura Paracas. También están presentes en las representaciones de los incas con sus capitanes en los dibujos de Huamán Poma de Ayala. Y es que los tres géneros de aves guerreras conocidas en los ángeles coinciden con el Cóndor, Halcón y Águila fueron considerados como el origen totémico de los clanes incaicos.

Aunque bien pudo tener relación con lo anteriormente expuesto, la razón de la expansión y el arraigo de la devoción a los Ángeles Arcabuceros en la región andina no se conoce con precisión, aunque se puede inferir de la oportunidad para difundir la doctrina cristiana y desplazar la idolatría. Teresa Gisbert apunta que la difusión de la iconografía angélica andina está relacionada con el mundo de las hermandades religiosas impulsadas por los jesuitas, donde éstos se reunían bajo el patrocinio del arcángel San Gabriel. Además, estas series, las formadas por los denominados ángeles arcabuceros, traducen en la iconografía una emblemática política; los vemos con vestimenta militar, como guardias del Virrey, portando en su sombrero tres plumas de avestruz en representación de las Tres Virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y portando arcabuces.

¿Y por qué manejan arcabuces? Para responder hay que recurrir a la lingüística. Los idiomas de la zona, son el aymará y el quechua. En el idioma aymará arcabuz se traduce como Illapa y como Chacca, que son los nombres de las divinidades autóctonas, el Rayo y el Trueno. En el diccionario quechua encontramos que Illapa se hace extensivo a mosquete y a pistola, además de a arcabuz, y por Chacca se traduce centella. Este análisis muestra que desde el punto de vista indígena los Ángeles Arcabuceros son los que manejan el Rayo, el Trueno, el Relámpago y la Centella. Dominan los fenómenos celestes pero no por ellos mismos, sino por orden de Dios, del cual son sólo sus servidores.

LOS DIABLOS EN LA RELIGIOSIDAD POPULAR ANDINA

Parece obligado que hablemos ahora de los Diablos. Las narraciones épicas de la Conquista tomaron cuerpo a partir de dos ideas simples; que Satanás había disfrutado durante siglo de una soberanía indiscutible e incontestable sobre el Nuevo Mundo, antes de la llegada de los europeos, y que ese Diablo había gobernado tiránicamente a los indios. Había algo especialmente morboso en el dominio ejercido por Satanás sobre los nativos, que procedía de la capacidad del Diablo de moldear el comportamiento de los indígenas en sintonía de lo que se supone que los demonios hacen mejor en el infierno, el desmembramiento y el descuartizamiento de los cuerpos humanos. Y ya sabemos que los indígenas en sus ritos practicaban e en sus sacrificios desmembramiento y el canibalismo. Y los monjes españoles habían llegado-afortunadamente-, para poner fin a estas prácticas y liberar las almas y los cuerpos de esa insoportable presión del Diablo, En estas bases se apoyan las campañas para erradicar las idolatrías.

Según Tom Sudeima los indios comparaban las divinidades telúricas incaicas con los ángeles caídos y opinaban que aunque el Dios cristiano gobernaba en el Cielo, sus dioses locales gobernaban la naturaleza. Y el Diablo era el encargado de decirle a los indios que por culpa del cristianismo las Huacas estaban descuidadas y hambrientas, y que si el pueblo no cumplía con la obligación de hacerle sus antiguos sacrificios y rituales, el Inca continuaría enviándoles las pestes y las enfermedades que arrasaban la población indígena. Y los catequizadores convirtieron esos vaticinios del Inca, de sus Chustas, de los hechiceros dogmatizadores en amenazas provenientes del mismísimo Demonio.
Imagen

Uploaded with ImageShack.us


Se podría pensar que el origen de las Diabladas hispanoamericanas esté relacionado con las luchas entre el Buen y el Mal, Ángeles y Diablos, promovidas por los evangelizadores. En el territorio inca, desde hace siglos hasta la actualidad, ya sea en festivales carnavalescos, en fiestas marianas, las patrocinadas por las hermandades del Santísimo y en la festividad de Corpus Christi, representando un rito en el que el Bien a de prevalecer sobre el Mal, sometido al poder de la Eucaristía. Una vez finalizada la misa la custodia se coloca a las puertas del templo y se establece una especie de lucha ritualizada entre la Eucaristía y los Diablos, los cuales se rinden ante el Santísimo y se arrodillan en señal de sumisión.

Uno de los temas sagrados que mayor vigencia ha tenido en el ámbito andino es la Diablada o lucha del Arcángel San Miguel y los Demonios, en Oruro, y que ha sido declarada como obra maestra del Patrimonio Oral e intangible de la Humanidad por la UNESCO.
Aquí tenéis un video

http://www.youtube.com/watch?v=TotantqJsd8
"Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar." Marquesa de Sevigné.
Avatar de Usuario
Yaiza
Fenicio
Fenicio
Mensajes: 1307
Registrado: 18 Jun 2009, 17:38

Re: La religiosidad popular en el Perú virreinal

Mensaje por Yaiza »

Mil gracias...
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
Responder