¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR EL CO

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Yaiza
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¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR EL CO

Mensaje por Yaiza »

Al hablar del comercio colonial es frecuente pensar en los intercambios transatlánticos, en los viajes de las flotas españolas surcando el océano en ambas direcciones, cargadas de manufacturas europeas a cambio de plata americana. Pero la realidad del comercio colonial era más compleja, no sólo por la variedad de los intercambios transatlánticos, sino también por la multiplicidad de circuitos comerciales en el continente americano, algunos de ellos de ámbito local, otros de alcance regional o intercontinental. En todo esto, se observa que aunque los beneficiados son las poblaciones de las penínsulas ibéricas y también las europeas; y que los verdaderos perjudicados son las poblaciones de las Indias, las cosas no son tan simples como parece y las relaciones entre todas ellas resultan muy complejas. Así, ni en América fueron todas las consecuencias tan malas, ni en la Península todas tan buenas.

1.-Las consecuencias de este comercio colonial en Europa

La imagen popular de los virreinatos de México y Perú era de tierras de riquezas inagotables y oportunidades ilimitadas. Se trata de una imagen que aportó la llegada anual de las flotas de plata a Sevilla con regularidad, las remesas en metálico enviadas desde el Nuevo Mundo. Tal imagen fue difundida por las cartas que los colonizadores enviaban a los parientes que se habían quedado en casa. Además la visión que impregnó a la opinión culta española fue la de desarrollar una imagen enormemente poderosa con el emblema del emperador en el que las columnas de Hércules enmarcaban un globo terráqueo y así se concibió a Carlos V “Emperador del universo”, con expectativas de dominación sin límites. Tales ideas expresaban una visión del mundo nueva, más expansiva y mucho más optimista. España, por tanto, asumió su lugar en un proceso histórico y divino, el movimiento hacia poniente del imperio, que ahora alcanzaba su señalado final con la conquista y colonización castellana de las nuevas tierras más allá de los mares interpretándose como parte de los designios providenciales del Señor.

En contraposición a esta tradición de confianza en la misión imperial de Castilla por designación divina, hay que situar una tradición alternativa de desengaño con el imperio que comenzó en una etapa temprana, pero que se acentuado a principios del s.XVII. Fue una corriente persistente de críticas hacia la conducta y los motivos de los conquistadores, comparándosela con Roma y que en la codicia encontraría su destrucción, teorías que se reforzaron en la 2ª mitad del siglo XVI por las reflexiones de quienes habían estudiado el funcionamiento del mercado americano y el impacto de la plata en la subida de los precios en Castilla y Andalucía. La nueva generación de principios del siglo XVII, hombres que habían vivido las derrotas y decepciones de los últimos años de Felipe II, pasado la bancarrota de 1597, el hambre y las plagas desde los inicios de 1598, llamados “arbitristas”, dejaron plasmada sus ideas en la frase de un economista en 1600 “de su gran riqueza, ha dado suma pobreza”.

Es decir que la Península Ibérica no parece que saliera tan bien parada como se cree. Pues no se supo aprovechar tanta riqueza y ya desde Carlos V embarcado en la empresa imperial y creyéndose el defensor de la fe católica gastó dicha riquezas en pagar con su oro sus ejércitos. Su hijo Felipe II, sin la corona imperial pero con más dominios que ninguno de sus antecesores, ya que se anexionó Portugal, creó la monarquía universal, una poderosa red de reinos y señoríos heredados y conquistados en todos los continentes que puso igualmente al servicio de la fe católica, el hallazgo de las grandes minas de plata en América, le sirvió para su política hegemónica, así las Indias se convirtieron en productores de dinero, consideración que también tuvieron sus sucesores los Austrias menores.

En un principio, el beneficiario fue la Corona relacionándose con el Nuevo Mundo en términos de casi de monopolio, pero esto no duro mucho, por las protestas de los hispanos y porque carecía de los medios necesarios para sostenerlo, así la iniciativa privada irrumpió y desde 1495 se autorizó a los mercaderes hispanos a comerciar en Indias aunque se reservó algunos productos más rentables (licencias y asientos de negros, azogue, sal, naipes, papel sellado, pólvora, etc.). Durante la 1ª mitad del siglo XVI se mantuvo el deseo de la Corona de mantener directamente este comercio pero su imposibilidad le hizo regular dicho comercio, y aunque no se permitía a los extranjeros, se pudo salvar de distintas formas (obtención de la carta de naturaleza, solicitud del permiso, empleo de testaferros españoles o asociación con mercaderes hispanos). De 1526 a 1538 se toleró la presencia de flamencos y alemanes, por ser súbditos del Imperio, Sevilla se convirtió en puerto único de exportación e importación entre los dos continentes, con su Casa de Contratación regulaba todo este tráfico, y a ella afluyeron comerciantes de diversos lugares de la península (Burgos y Valladolid sobre todo) convirtiéndose en un verdadero emporio comercial, allí los mercaderes acabaron formando una agrupación llamada “cargadores de Indias”, que acaparaba los negocios con América, a los que se unieron otros comerciantes menores. El esquema es trasplantable al Nuevo Mundo, donde en reciprocidad existía un sistema casi idéntico. En ambos casos, los géneros solían expedirse a nombre de un apoderado asentado en el lugar de destino y encargado de recibir los productos, o bien el comerciante viajaba en las naves con la carga, procediendo a su negociación directa en las terminales correspondientes. Pero el grupo beneficiario de este comercio se amplió, la fusión del grupo de grandes mercaderes con banqueros y nobles, en una conjunción de intereses que les permitió el ascenso social a los primeros y el manejo de altas sumas de dinero a los segundos, propiciando el dominio cada vez mayor por una élite. Mediante el consorcio, la empresa común, los enlaces matrimoniales y otros medios, las clases privilegiadas entraron en el negocio, al cual aspiraban todos los estamentos de la sociedad (hidalgos, caballeros, funcionarios y altos cargos de la administración peninsular e indiana). La complejidad y progreso de este comercio motivo la constitución de un Consulado (1543), que agrupaba a todos los mercaderes implicados en el comercio colonial y así además de hacer frente a los problemas que se originaban, se aseguraban las ventajas del mismo, defendiendo sus intereses y reclamando derechos y prerrogativas a la Corona, no permitían intromisión y tenían su propio fuero judicial en causas civiles, con personal entendido en asuntos financiero-comerciales y organizaba, equipaba y despachaba las flotas. Su inmenso poder le permitía el total control sobre fletes, cargas y precios; en beneficio propio y provocó el constante aumento de la demanda ultramarina, con el recurso a una limitada oferta encarecedora del coste de los artículos requeridos por los colonos indianos, para de esta forma ganar más. A este funcionamiento se debe la escasez de géneros en Indias, y el surgimiento del contrabando con las naciones extranjeras como única salida a una situación insostenible. Los reyes no modificaron esta situación porque les aseguraba la continuidad de la navegación con América, la exigencia de préstamos cuando los necesitaba o la condonación de penas a cambio de efectivo. La intervención en el comercio indiano implicaba un alto riesgo por la multitud de factores (naufragios, piratería, la demoras, temporales, crisis en las exportaciones e importaciones y en las ventas e intercambios, elevados impuestos, secuestros de capitales y metales preciosos por la Corona o el retraso en el pago de las deudas) Todo ello facilitó el dominio de los mercaderes poderosos, al ser los únicos capaces de soportarlos y que podían recibir empréstitos por su solvencia. De esta forma asumían, a partes iguales, los gastos y los beneficios, y si había quiebra se redistribuía el déficit.

La conquista y colonización de Filipinas y el posterior descubrimiento de la ruta que la unía con América, incorporaron el mercado asiático al negocio indiano, que tuvo así un carácter transcontinental. Las dos naciones ibéricas habían logrado establecer a fines del siglo XVI unos complejos circuitos de navegación que abarcaban a los cinco continentes, de lo que se benefició el capitalismo. Muy pronto, los centros industriales europeos vislumbraron la posibilidad de apoderarse de dichos circuitos desplazando a las naciones peninsulares, que siguieron aferradas a sus antiguos sistemas. El caso español fue aún más grave, pues se mantuvo con su anacrónico sistema de flotas y de monopolio sevillano hasta prácticamente el siglo XVIII, sin darse cuenta de que el cambio de coyuntura económica operado en el siglo XVII los había dejado perfectamente obsoletos. Holanda, Inglaterra y Francia fueron las grandes beneficiadas de esta miopía hispánica. La gran riada de plata americana llegada a Europa provocó numerosos fenómenos. El más conocido es el de la consolidación del capitalismo comercial, que se encontraba en plena expansión desde comienzos del siglo XVI y necesitaba gran cantidad de circulante. Otro de ellos fue el desequilibrio en el coeficiente bimetálico entre el oro y la plata paso de 1:10 (1ª mitad s.XVI) a 1:15 a finales del s. XVII, lo que supuso un abaratamiento de la plata en relación al oro, además de esta plata sólo 1/5 parte se quedaría en Andalucía, partiendo el resto hacia Castilla y el norte de España, desde donde se distribuía a los centros industriales de Europa. Los desajustes que resultaron de esto no se saben mucho todavía, pero se relacionan con la gran crisis europea del siglo XVII. Historiadores como Hamilton han atribuido a la plata americana la crisis económica española y la posterior de Europa, porque esta elevó rápidamente los precios y los salarios (no tanto como los precios) en España originando unas manufacturas más caras que las del resto de Europa, lo que anuló sus posibilidades de exportación, al restarles competitividad, lo que parece que perjudico su desarrollo industrial. Ha habido otros enfoques culpabilizando a la disminución de la plata en el siglo XVII, aunque esto no parece estar demostrado, pues existió mucho contrabando y otras vías por donde llegó esa plata. Otros consideran que España fue víctima de su papel de intermediaria entre Europa y América, el cual fue decreciendo paulatinamente, al conectar directamente con las Indias. Otros ven la causa de la crisis en Europa al tener menor necesidad de plata por la alteración del coeficiente bimetálico, con una plata más barata que antes. Además, se había desarrollado extraordinariamente el sistema crediticio, no siendo necesaria la utilización de tanto circulante. Tal vez, sí hubo otras causas de que España saliese perjudicada, además, de por estos intercambios, como fue que la región centrooriental europea al enviar alimentos, contribuyeran a mantener los precios o los estragos de las guerras, las políticas fiscales de algunos estados, etc., que pudieron incidir en la crisis de España y que demuestran las relaciones económicas complejas que existían en el siglo XVII. Pero desde luego el comercio colonial y sobre todo el de su plata es indudablemente uno de los factores que más contribuyó a ello.

2.-Las consecuencias de este comercio colonial en América

Pero lo más destacado es que esta interdependencia fue derivando hacia una clara dependencia iberoamericana de Europa, sentando las bases de su carácter de región tercermundista. Esta dependencia tiene su origen en la forma en que sus territorios se integraron en las monarquías europeas, diferente a cualquiera otros europeos. Las Indias fueron unos territorios vinculados a los Reyes de Castilla desde la época de los Reyes Católicos, esto creó ya una doble dependencia: de Castilla y de sus Reyes. Teóricamente eran dominios de pleno realengo y por eso eran propietarios de todo su suelo, incluido su subsuelo (las minas), podían hacer y deshacer en ellas sin tener que consultar a nadie. Podían, por ejemplo ordenar que se cobrase un tributo a los indios, que se impusiese el servicio real sobre los metales preciosos, etc. No tenían que convocar ninguna Corte. Además las Cortes de Castilla no tenían tampoco ningunos representantes americanos, pues se entendía que las Indias dependían directamente del rey.

Pero las Indias estaban así mismo vinculadas a Castilla, por lo que no podían ser enajenadas por los reyes, en algunos momentos la administración castellana cargó con los problemas indianos, hasta que éstos se independizaron con organismos propios. Un puerto de Castilla, Sevilla, tenía el monopolio del comercio indiano y se entendía claramente que las Indias no podían hacer la competencia a los productos castellanos. Así se llegó a prohibir determinadas rutas comerciales americanas para que no perjudicaran los intereses sevillanos, se arrancaron las vides, para evitar la competencia y se suprimió la industria sedera mexicana, por lo mismo.

Resultó así que las Indias llevaron la peor parte de todos los territorios vinculados a la monarquía española, pues dependían de los intereses castellanos y de los reales, y éstos, a su vez, dependían de los intereses europeos. Jurídicamente eran castellanas, pero no tenían representantes en sus Cortes, que fiscalizaran los impuestos reales. De ahí que aunque los reinos y provincias indianas no fueran colonias, sí fueron utilizadas y explotadas como tales y subordinadas a la Corona matriz y a sus reyes, quienes pidieron insaciablemente dinero mediante composiciones, ventas de oficios o simples tributos graciosos para sus guerras europeas, a la par que ponían cortapisas para su desarrollo económico.
Más claro fue aún el caso de Brasil, para un Portugal que se habían formado de manera similar, aunque menos compleja. Lisboa no se embarcó en aventuras de hegemonía europea y mantuvo un sistema mercantilista en su territorio americano que, al fortalecerse el poder realengo, precisamente a partir de 1550, derivó hacia un sistema colonial, según el cual Brasil representaba un complemento del mercado metropolitano, al que estaba totalmente subordinado.

Dos metrópolis europeas como España y Portugal impusieron así una mecánica de explotación en sus territorios americanos para extraer de ellos sus riquezas. Por eso se habla de una economía colonial y de una explotación sino capitalista, sí precapitalista, de esta forma Iberoamérica era un continente destinado a producir bienes para sus metrópolis y en las condiciones que éstas le imponían. Minería, agricultura, industria y comercio bailaban al son de la península y en su beneficio.

Sabemos que uno de los móviles de la conquista y colonización del Nuevo Mundo fue el deseo de los conquistadores de obtener cantidades importantes de metales preciosos, como vía rápida de ascenso social siendo necesario recurrir a la explotación del trabajo indígena en la búsqueda de riquezas. Hasta el descubrimiento de los yacimientos de Potosí y Zacatecas, en la década de 1540, la agricultura y la ganadería ocuparon un lugar destacado. En el Perú, las primeras encomiendas, las mercedes y los repartos de tierra, respetaron la organización incaica (en las tierras altas se sembraban patatas o se criaba ganado y en los valles más bajos, el maíz y otros productos hortícolas). Una vez descubiertos los yacimientos de Potosí, los repartos se dirigieron únicamente por su rentabilidad. Con lo que se desestructuraron los sistemas económicos indígenas. Los repartos de tierras (peonía y caballerías) afectaron las posesiones de las jerarquías indias y de los templos, y como consecuencia se redujo la producción agraria indígena ante la obligada sustitución por cereales, vid, olivo, azúcar y otras especies de origen europeo. La producción también se vio afectada por los avances de la ganadería y de las malas hierbas de origen europeo asociadas al cultivo de los cereales. Las relaciones de redistribución que permitían que algunos excedentes de las comunidades indígenas mas una parte de la producción que sería llamada de realengo, fueran concentradas por el poder central y luego redistribuidas a los sectores menos favorecidos fue quebrada y también lo fue la mayoría de los circuitos comerciales indígenas de larga distancia, arrinconando la producción nativa y potenciando el autoconsumo. Sin embargo, la transformación de las encomiendas y la conmutación del pago de los tributos inicialmente fijados en especie y en trabajo por pagos en dinero aumentaron la vinculación de las comunidades al mercado, donde podía obtener el circulante necesario para el pago del tributo y otros impuestos, vendiendo productos o cultivos demandados por los españoles.

Aunque últimamente han surgido otras tesis en contra de que la incorporación de las colonias ibéricas como satélite o periferia del sistema capitalista mundial estaba en la base del actual subdesarrollo latinoamericano, que podemos resumir en tres puntos:

1) En las colonias americanas se organizaron espacios económicos más o menos amplios en torno a la explotación de uno o más productos dominantes que orientaban un crecimiento hacia afuera y mantenían los intercambios con la metrópoli. Por lo general se centró en la minería de plata, pero constituyó el organizador de la producción del espacio. Pues esto no quiere decir que su aporte a la renta fuera mayor que el de la agricultura o la manufactura, que lo superaban ampliamente, sino que también el nivel de ocupación de la población activa en la agricultura y la manufactura era mucho más elevado.

2) Dentro de cada espacio se produjo una especialización regional del trabajo en función de la cual cada región tenía un determinado nivel de participación y desarrollo. De modo que los centros mineros funcionaron como verdaderos polos de crecimiento del espacio y el abastecimiento de la mano de obra, materias primas, insumos, alimentos y ropa. Pero la intensidad de los intercambios de cada región con otras del mismo espacio, superara la intensidad de los intercambios con los mercados exteriores.

3) La metrópoli articuló una red de comunicaciones (basada inicialmente en el sistema de flotas y galeones) para conectarse directamente con los principales puertos exportadores. Estableció el monopolio en el comercio, se prohibía o se les ponía trabas a las colonias el relacionarse con otros espacios americanos. El mercado interno colonial estaba impulsado por los centros mineros, las principales ciudades y los centros administrativo-comerciales, surgidos a iniciativa metropolitana. El desarrollo del mercado interno no es contradictorio con la dominación colonial, sino que por el contrario, es tributario de la misma.

Elemento esencial de la dependencia iberoamericana respecto de Europa fue su sociedad dominante, formada mediante una gran migración peninsular de grupos desposeídos que recrearon en América una tipología semejante a la que dejaron atrás y con ellos instalados en su cúspide. Realmente era difícil que los conquistadores pudieran crear un tipo de sociedad distinta de aquella en que nacieron, pero sus descendientes, los criollos, tampoco se lo plantearon, prefiriendo seguir con un cómodo modelo elitista que les permitía usufructuar la mano de obra de los restantes grupos étnicos. Resultó así una sociedad iberoamericana con la cara vuelta hacia la península y dependiente en definitiva de la española o portuguesa. Incluso muchos de los movimientos sociales de los criollos contra los peninsulares se hicieron para mantener un modelo tradicional y anacrónico que se veía amenazado por las nuevas corrientes de pensamiento.

Se ha dicho también que como consecuencia de la colonización y forma de explotación dedicada al comercio colonial de América la cultura iberoamericana se extinguió, que en el proceso se configuró una cultura trasplantada de la Península, filial de la española y la portuguesa, pero esto afortunadamente, como se observa en las manifestaciones literarias y artísticas tan elocuentes de los iberoamericanos se demuestra que no, que son muy diferentes a españoles y portugueses.

2.1.-Las consecuencias de este comercio colonial en la población de América: indios, mestizos y negros

Para mí, verdaderamente los más perjudicados en todo este sistema de comercio colonial, y la implantación de esta clase de sistema económico fueron los siguientes grupos de población:

-La población autóctona, que sufrió el tremendo descenso demográfico debido a una gama de causales, tales como las la conquista, el impacto psicológico de la dominación, la expansión ganadera, las epidemias, el sistema de explotación laboral y el mestizaje.

-La población negra traída de forma forzosa desde sus países de origen en África como esclavos para explotarlos como fuerza de trabajo, y aunque hubo esclavos negros desde el principio de la conquista, pues venían con ellos, está claro que este grupo fue uno de los más perjudicados. El tráfico empezó a operar a raíz de la transformación de la economía minera de la Española en agrícola, debido al cultivo de la caña. Desde 1595 y 1600 se llevaron a Hispanoamérica 25.338 esclavos, con la independencia de Portugal disminuyo, entre 1663 y 1674 se introdujeron 18.917 esclavos. Estas cifras se refieren al tráfico legal, que algunos cifran en la mitad o 1/3 del ilegal. En total, se supone que durante el siglo XVII entrarían unos 400.000, que sumados a los del siglo XVI estimados en 75.000 darían un total de casi 500.000. La alta mortandad, en la travesía moría el 23% y se calcula que en la adaptación en América moriría otro 25%. Resulta increíble que a pesar de estos datos este grupo sobreviviera y se reprodujera

--El mestizaje resultado de la unión de blanco con india sin sacramentar y el resto de cruce interétnico fue también un grupo perjudicado con el sistema económico impuesto basado en el comercio colonial, que jerarquizaba a su sociedad según el color de su piel, a mayor melanina menor nivel. Pues el comercio o por lo menos el control de este comercio siempre quedó fuera de sus manos, por ser ilegítimos o infames por sus ancestros. Este grupo resultado de la convivencia de diferentes grupos étnicos, consecuencia del sistema impuesto en América y de su forma de explotación. Todo este grupo conformarían una mano de obra asalariada y barata de la que dispondrían los grupos más poderosos dentro de este comercio colonial, quedando jerarquizada su nivel con arreglo a la cantidad de melanina con la que había nacido cada individuo, que le marcaba un papel laboral y el acceso a los bienes con un mínimo dinamismo social.
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
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Eme
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Re: ¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR E

Mensaje por Eme »

:smt023 Muchas gracias, Yaiza :D
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makau
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Re: ¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR E

Mensaje por makau »

Empollones!!! :smt004
Obri els ulls...un pueblo ignorante suele votar a un Gobierno ignorante
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Eme
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Re: ¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR E

Mensaje por Eme »

Patoo..., que te la estás jugando... :smt005 :smt005 :smt005
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Re: ¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR E

Mensaje por makau »

Eme escribió:Patoo..., que te la estás jugando... :smt005 :smt005 :smt005
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marducki
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Re: ¿QUIÉNES SE BENEFICIABAN Y QUIÉNES SE PERJUDICABAN POR E

Mensaje por marducki »

makau escribió:Empollones!!! :smt004
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Elemental querido Watson...
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