El papel de las fuerzas armadas en Ámerica Latina

Responder
Avatar de Usuario
tursino
Achelense
Achelense
Mensajes: 30
Registrado: 08 Mar 2010, 15:09

El papel de las fuerzas armadas en Ámerica Latina

Mensaje por tursino »

EL PAPEL DE LAS FUERZAS ARMADAS EN AMÉRICA LATINA

Por Rosa María Martínez Segarra.

Las fuerzas armadas jugaron un papel decisivo desde el momento mismo de la independencia de los respectivos estados latinoamericanos. De hecho, el acceso a la misma se produce mediante el triunfo de los ejércitos populares emergentes sobre las fuerzas militares realistas. Así, los miembros de los ejércitos se consideran fundadores de la Nación, lo que ha significado históricamente para las fuerzas armadas un referente muy importante a la hora de legitimar las intervenciones militares en la vida política de los respectivos países. Evidentemente, las fuerzas armadas latinoamericanas en la actualidad, en poco se parecen al pueblo armado que derrocó a la corona española de sus posesiones americanas. No obstante, ha existido un hilo conductor de intervenciones militares casi desde el acceso mismo a la independencia que se prolonga hasta la década de los 80 del siglo XX. Las razones pueden ser diferentes, pero el hecho es el mismo, de tal forma que ha sido práctica habitual que la mayor parte de las repúblicas latinoamericanas desde su fundación hayan contado durante la mayor parte de su historia política, bien con un presidente caudillo militar detentando la jefatura del estado, o bien con un gobierno castrense que a su vez haya sucedido a otro de características similares. O bien, con un presidente constitucional, pero cuyo origen es la milicia. El hecho descrito no es meramente fortuito, por el contrario, se debe a razones profundas, diferentes en la historia, pero que se hunden en un proceso de desvertebración del estado constitucional en el continente latinoamericano.
Desde el acceso mismo a la independencia de las nuevas naciones latinoamericanas se produjo, en la mayor parte de las mismas, una crisis del estado liberal que afectó a los funcionamientos mismos de las instituciones del estado, incapaces de sustituir el orden virreinal anterior. La crisis institucional y la formulación constitucional de un régimen de carácter presidencialista tuvo como consecuencia el refuerzo de la única autoridad del estado que podía yuxtaponerse sobre el vacío institucional existente, esto es, la jefatura del estado. No obstante, la debilidad de los regímenes políticos imposibilitaba que el acceso a la misma fuera consecuencia de un proceso democrático, debiéndose apoyar, por tanto, en aspectos que se derivaban de una legitimidad carismática. Y a este respecto, surge la figura del presidente caudillo, investido de un prestigio consecuencia de su pertenencia a un determinado grupo social, económico, zona territorial, etc... Donde ha conseguido imponerse y que extiende su autoridad sobre la totalidad del estado, impidiendo la desmembración del mismo. El caudillo precisaba de una fuerza armada que le permitiese el acceso al poder político, así como su mantenimiento en el mismo, ya que este no tendrá su base en principios democráticos, de tal forma que, en una fase posterior, el concepto de caudillo es sustituido por el general del ejército, institución esta última que, por otra parte se convierte en la única del ámbito estatal que presenta una imagen de estabilidad y un centro de poder político con presencia real en todo el territorio del país.
Se ha sostenido, por numerosos autores, especialmente desde la década de los 60 del S.XX, que históricamente, las intervenciones de los militares en el continente latinoamericano han sido consecuencia de la estructura económica y social imperante en los diferentes países, y producidas a instancias de los sectores oligárquicos de los mismos, de tal forma, que el objetivo de dichos pronunciamientos castrenses estaba dirigido a perpetuar la situación existente, impidiendo todo cambio que alterase la misma. Refuerza dicha afirmación el que las intervenciones militares rara vez han sido dirigidas a propiciar un cambio de estructuras económicas y sociales, salvo en el periodo referente a la participación de militares en los movimientos populistas y nacionalistas. Sin embargo, sin que pueda rechazarse plenamente la afirmación anterior, la misma debe ser matizada. Sobre todo, porque el denominador común del nuevo autoritarismo, desde el punto de vista de su estructura ideológica fue la doctrina de la seguridad nacional, a la que nos hemos referido ampliamente en la visión anterior.
Uno de los substratos esenciales sobre los que se apoyaba dicha doctrina era un colorario de la guerra fría. Por él, la política latinoamericana debía interiorarizar al ámbito nacional la bipolaridad y la consiguiente proyección del conflicto este-oeste, y en este escenario de presupuestos bélicos las fuerzas armadas adquirirían un protagonismo decisivo en la lógica de la guerra interna que les llevaba a auparse a un puesto hegemónico dentro del estado. Así, durante las tres décadas siguientes a 1960, Latinoamérica sufrirá unos movimientos autoritarios cuyos prolegómenos surgen en la década de los 50. Velasco Ibarra en Ecuador en el 52 y en el 56. En 1952 Batista en Cuba, en 1953 Rojas Pinilla en Colombia y Pérez Jiménez en Venezuela, Castillo Armas en Guatemala en 1954 y en 1955 Aramburu en Argentina y Stroessner en Paraguay.
El ejercicio del poder del autoritarismo en América Latina confirma la no existencia de un tipo uniforme de régimen autoritario. Una clasificación muy operativa para el análisis del fenómeno es la establecida por Peter Nolen. Por ella, los regímenes democráticos que se dan cabida en la región recogen tres formas distintas.
La primera concierne a lo que se denomina regímenes autoritarios tradicionales, dentro de los que estarían incluidos las dictaduras de caudillos donde un dictador ejerce el dominio absoluto apoyado por las fuerzas armadas como bases de poder, como son los casos de Pérez Jiménez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia, Odría en Perú o Velasco Ibarra en Ecuador. Y las dictaduras patrimoniales que incluyen en su sistema de dominación a elites civiles y militares combinando una fachada de falsa democracia junto con la más dura represión. En esta categoría están incluidas las dictaduras de Somoza en Nicaragua y Trujillo en la República Dominicana.
La segunda se refiere a los regímenes autoritarios nuevos, en los que los militares como institución toman el poder queriendo desarrollar un programa. Ahora bien, en este caso dan paso a una situación doble. Aquellos de tipo excluyente que son en extremo represivos, restringen la participación política y reducen el nivel de movilización social y politización. Quedarían agrupados en esta categoría Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Países, sobre todos los dos primeros Brasil y Argentina, en los que surge el estado burocrático autoritario, como una reacción de los grupos sociales dominantes frente a un periodo prolongado de activación popular y de crisis provocada por el agotamiento de la etapa de crecimiento horizontal de sustitución de importaciones.
Enfrente se situarían los de tipo incluyente, caracterizados por la prohibición de algunas formas de participación, que se combina con el intento de desarrollar otras nuevas. Estos regímenes se adscribirían al militarismo desarrollista de Perú con Velasco Alvarado, Ecuador bajo Gutiérrez Lara, Bolivia bajo el general Torres y Panamá durante la época de Omar Torrijos.
La tercera y última forma es la de los regímenes autoritarios socialistas definidos por la existencia de un partido único y la extensión de valores en la lógica del gobierno del marxismo-leninismo. Es el caso de Cuba desde 1959 hasta la fecha. O los casos menos conocidos de Granada, Guyana o Surinam.
Una vez analizadas las diferentes formas de autoritarismo, como es lógico, las formas de actuación de las fuerzas armadas al ocupar el espacio central del escenario entre la década de 1960 y la de 1980 combinó aspectos de neta primacía de valores programáticos adecuados a un plan de gobierno que se materializaba en instituciones políticas con otros muchos más imprecisos y difusos. Al mismo tiempo, en unas situaciones se primó el liderazgo personal indiscutible de uno de los jefes militares, como el caso de Chile, Paraguay o Panamá. En Chile sería Pinochet, en Paraguay Stroessner y en Panamá Omar Torrijos. Mientras que en otros, bien por la inexistencia de un liderazgo claro o bien por la confrontación entre distintos sectores de la milicia que llegaban a anularse unos a otros, el poder quedó más diluido y despersonalizado.
Los intentos de institucionalización más evidentes son los que llevaron a cabo en 1980 en Chile y en Uruguay con resultados opuestos. En Chile el referéndum dio paso a la vigencia de una constitución autoritaria cuyas disposiciones admitirían a la postre la transición política. En Uruguay el fracaso del referéndum promovido por los militares hizo entrar a estos en un callejón sin salida que precipitó la apertura.
En cuanto a los actores sociales más relevantes cabe destacar el diferente papel de la iglesia católica desarrollado en Chile y Brasil más enfrentada al oficialismo autoritario frente a Argentina, más condescendiente, o en El Salvador, crítica de la derecha, frente a Nicaragua, acosadora del sandinismo.
También los sindicatos actuaron de forma diferente, baste destacar los casos de Chile y Argentina. También fue diferente en distinto países la violación de derechos humanos. Todos tienen en común la violación de derechos cívicos, al no tener los ciudadanos la capacidad de elegir a sus gobernantes. En cuanto a la violación de derechos humanos fue más intensa en los países andinos que en el resto, y esta circunstancia constituyó que en Argentina, Chile y Uruguay el tema militar fuera de importancia primordial en la agenda de la transición.
Por supuesto estos regímenes contaron al menos con un apoyo implícito de los EEUU. No obstante este no se finalizó ni en todo el periodo que duró el autoritarismo ni de la misma manera en todos los países de la región. Por lo mismo el hecho de que fuera una administración demócrata o republicana la que estuviese presente en la Casa Blanca, así como las relaciones globales con la URSS, pueden explicar un comportamiento u otro.



:smt039
Avatar de Usuario
Eme
Tribuno
Tribuno
Mensajes: 4021
Registrado: 22 Oct 2008, 21:34
Ubicación: Sevilla

Re: El papel de las fuerzas armadas en Ámerica Latina

Mensaje por Eme »

Muchas gracias compañero :D :smt023
"Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar." Marquesa de Sevigné.
Avatar de Usuario
Yaiza
Fenicio
Fenicio
Mensajes: 1307
Registrado: 18 Jun 2009, 17:38

Re: El papel de las fuerzas armadas en Ámerica Latina

Mensaje por Yaiza »

Gracias, a guardar, :D :smt039
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
Avatar de Usuario
Pilux
Solutrense
Solutrense
Mensajes: 452
Registrado: 18 Nov 2008, 13:51

Re: El papel de las fuerzas armadas en Ámerica Latina

Mensaje por Pilux »

Muchas gracias Tursino :D
Avatar de Usuario
marducki
Directora de Eventos y Festejos
Directora de Eventos y Festejos
Mensajes: 7224
Registrado: 04 Mar 2010, 15:32
Ubicación: gurbilandia

Re: El papel de las fuerzas armadas en Ámerica Latina

Mensaje por marducki »

gracias :smt023
Elemental querido Watson...
Responder