Dictaduras en América Latina

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Yaiza
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Dictaduras en América Latina

Mensaje por Yaiza »

18/01/1999 "HISTORIA DE AMERICA", Dictaduras en América Latina por Carlos Malamud

Vamos a tratar las dictaduras militares latinoamericanas, vamos a hablar de la de Pinochet, pero centrándonos en el contexto en el que el general Pinochet llegó a ejercer el poder, la forma en que este poder fue ejercido y básicamente las principales características que tuvo la transición política chilena. En realidad, si tenemos que inscribir a la dictadura del general Pinochet en una corriente de hechos similares en América Latina, podemos hablar de las dictaduras militares ocurridas en la década de los setenta, un momento en el cual los golpes militares se hicieron algo corriente, en este punto, para comenzar, habría que hacer una salvedad, y es que a diferencia de otros países, donde los golpes eran una moneda de cambio que se producían un año sí y el otro también, quizás de una forma más caricaturesca podríamos hablar de Bolivia, donde los golpes militares estaban a la orden del día, y el promedio anual excedían a uno de forma amplia. Pues, en el caso de Chile la situación era distinta, pues en este país la estabilidad institucional era un hecho. De todas formas, hay que señalar que las dictaduras militares que encontramos en América Latina en las décadas de los sesenta y los setenta tienen características propias en relación con las que podríamos contemplar en la misma región en décadas anteriores del mismo siglo o inclusive en el siglo pasado. Sí en estas épocas era un general o un coronel o un alto cargo militar que con el apoyo de sus compañeros se lanzaba a la conquista del poder. En los sesenta y en los setenta las cosas van a cambiar, ya no se trata de un esfuerzo individual, ya no se trata de que un militar carismático se convierta en dictador, sino que ahora va a ser la corporación militar en pleno como tal corporación la que va a intervenir en la vida política, hasta el punto que algunos politólogos inclusive llegan a hablar de partidos militares en estos países.

Esta situación se va a ver favorecida de alguna forma por el surgimiento entre la oficialidad de una clara conciencia corporativa, conciencia que muchas veces se va a hablar inclusive de la autonomía del poder militar frente al poder civil. A esto hay que sumar una burocratización cada vez mayor dentro de los ejércitos y una mayor participación de los jefes y oficiales en la vida económica de los países latinoamericanos. De todas formas, hay que hacer una salvedad, que tiene que quedar bastante clara, y es que el intervencionismo militar en estos países no era un fenómeno autónomo impulsado y llevado a buen puerto por los militares de forma aislada del resto de la sociedad, sino que era fomentado inclusive desde la propia sociedad civil, dadas muchas veces la incapacidad de los partidos y del propio sistema político interno para resolver determinadas cuestiones políticas, hay situaciones en las cuales se suele hablar de un empate entre las fuerzas políticas, y que dada la dificultad para romper este equilibrio de fuerzas es necesario un golpe militar. Forma parte de la dinámica con la cual se suelen explicar estos golpes, que por lo general son impulsados desde Washington, bien por el departamento de Estado, bien por el Pentágono. Sin embargo, lo más normal era que los propios golpistas buscaran el visto bueno de la embajada norteamericana antes de quebrar el orden institucional, esto era mucho más frecuente que la participación abierta del departamento de Estado, sin embargo, una vez dado el golpe, lo corriente era llamar a las puertas de la embajada norteamericana para legitimizar este golpe, por este camino evidentemente se esperaba obtener una mayor legitimidad y un rápido reconocimiento internacional.

Los regímenes militares surgidos a partir de la segunda mitad de la década del sesenta fueron conocidos como burocráticos autoritarios. El Estado controlado por los militares buscaba completar la industrialización del país, y la administración solía dejarse en manos de tecnócratas. La alianza entre los militares y el poder económico junto con las corporaciones transnacionales fue decisiva, y los militares pasaron a ocupar puestos claves en las empresas vinculadas con la defensa y la seguridad nacional. Y todo esto evidentemente se da en un marco caracterizado por la incidencia de la guerra fría en América Latina, el enfrentamiento entre el mundo occidental y cristiano, y el comunismo ateo internacional debía ser asumido por los militares latinoamericanos quienes acuñaron la famosa y conocida doctrina de la seguridad nacional, doctrina que va a justificar en muchos casos, la llamada guerra sucia en ese enfrentamiento contra el comunismo contra las guerrillas internacionales.

Si miramos la situación existente en América Latina a comienzos de la década de los noventa, nos encontramos con que en la mayor parte de los países latinoamericanos, salvo Cuba y Haití, existían regímenes políticos que podrían definirse como democráticos. Este, sin embargo, no era el panorama existente 20 años atrás, en realidad, a final de la década de los 70 sólo Colombia y Venezuela en América del Sur junto con Costa Rica y México en América Central y del Norte se encontraban en esta situación, bien es verdad, que el sistema mejicano por sus características en esta época de sistema de partido único dirigido por el Pri el partido revolucionario institucional tenía o vivía una situación bastante peculiar.
De todas maneras, a fines de los setenta y ya en los ochenta nos vamos a encontrar con toda una serie de procesos que permitieron el paso de dictaduras militares a gobiernos democráticos, estos procesos han sido denominados por los politólogos y otros estudiosos de las ciencias sociales como procesos de transición a la democracia. En este sentido, cabe recordar la febril actividad de numerosos políticos y académicos españoles que en estos años solían viajar con bastante asiduidad a América Latina para vender la buena nueva de la transición española, que era un modelo que se quería imponer a aquellos países, olvidando muchas veces, el hecho de que las realidades de cada uno de estos países eran bastantes distintas a los españoles.

Entre los distintos modelos de transiciones nos encontramos con uno, que es el que más nos interesa en este momento, que es el de aquellos regímenes definidos como burocráticos autoritarios, un modelo que podría englobar a las dictaduras de Argentina, Uruguay y Chile, estas transiciones fueron iniciadas más tempranamente por Argentina y Uruguay, y de una forma mucho más tardía por Chile. En realidad, el proceso chileno fue muy complicado desde sus inicios, sobre todo, por el significado traumático que supuso el golpe militar que derrocó a Salvador Allende, y que también supuso su muerte por suicidio durante el intento de toma del Palacio presidencial, del Palacio de la Moneda. Al tiempo nos vamos a encontrar con una situación sumamente trabada, con una transición donde quienes, una vez puestos en la tesitura de abandonar el poder, van a poner una cantidad muy grande de trabas y condicionantes para el afianzamiento de la democracia.

La situación política chilena previa al golpe, sobre todo la que tiene lugar entre 1958 y 1973 se va a caracterizar por una alternancia política, que algunos han denominado arrítmica y esto porque nos encontramos con alternancias entre gobierno de derechas, sucedidos por otros de signo demócratas cristianos, y finalmente por otros de signo socialista. Así fue, como en 1958 el candidato de la derecha Jorge Alexandri gano las elecciones; el año 1964 el partido centrista demócrata cristiano encabezado por Eduardo Frey, el padre del actual presidente chileno va a ganar la elección; y en el año 1970, la unidad popular encabezada por su candidato Salvador Allende va a llegar a la presidencia. Sin embargo, hay que señalar que sí estas alternancias eran posibles, era en parte por el delicado equilibrio de las distintas fuerzas políticas, hasta tal punto de que se llego a hablar de las tesis de los tres tercios, según la cual la sociedad chilena estaba dividida en tres partes iguales, un tercio de la sociedad apoyaba a los partidos de derecha, otro tercio apoyaba a la democracia cristiana, y otro tercio apoyaba a la izquierda. En líneas generales podemos afirmar que todavía hoy esta situación se mantiene con pequeñas variantes.

Esto produjo, que en realidad Allende en las elecciones presidenciales no obtuviera la mayoría necesaria para ser elegido presidente y tuviera que ser designado por el Congreso, algo similar había ocurrido en su momento con Eduardo Frey, que recibió como candidato más votado también el voto de otros diputados. Sin embargo, aquí, por tratarse de un candidato de la izquierda, de un candidato socialista, las presiones tanto externas como internas fueron muy grandes, pero al final tanto las fuerzas armadas chilenas como los propios diputados decidieron mantener la costumbre de votar al candidato más votado, lo que permitió la llegada de Salvador Allende y la Unidad Popular al gobierno, un gobierno que se mantuvo entre 1970 y 1973, un gobierno que tenía como su principal objetivo la construcción del socialismo de forma pacífica, lo que se llamó la vía chilena al socialismo o la revolución pacífica, pero evidentemente en este proceso la Unidad Popular se encontraba de forma permanente con que en el Parlamento estaba en clara minoría, y por lo tanto no podía sacar adelante los proyectos parlamentarios, los proyectos de transformación de la sociedad que quería, de ahí que muchas veces tuviera que gobernar por decreto y no por leyes aprobadas por consenso por el conjunto del Parlamento.

Esta situación es quizás una de las mayores críticas que se hacen al gobierno de Salvador Allende, inclusive Ricardo Lagos, el líder del partido por la democracia y probable candidato presidencial para las próximas elecciones en Chile. Hace hincapié en esta situación, es decir, que se quisieron emprender profundas transformaciones sociales, políticas y económicas en Chile, sin contar con las grandes mayorías necesarias como para poder imponer una situación de este tipo, claro está, y en esto también tiene razón Ricardo Lagos, cuando afirma, que esto por sí sólo, no bastaba para desencadenar un golpe militar con las duras consecuencias que tuvo el golpe de Pinochet.
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
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Eme
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Re: Dictaduras en América Latina

Mensaje por Eme »

Y requetegracias :D :smt023
"Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar." Marquesa de Sevigné.
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Pilux
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Re: Dictaduras en América Latina

Mensaje por Pilux »

Muchas gracias Yaiza :D
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marducki
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Re: Dictaduras en América Latina

Mensaje por marducki »

gracias :smt023
Elemental querido Watson...
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