Conflicto árabe-israelí. Guerras.

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Conflicto árabe-israelí. Guerras.

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Lo que va a continuación es un estudio, quizá extenso, del conflicto árabe-israelí, centrado sobre todo en las guerras. Guerras que, alguna vez, han sido preguntadas por el "fabuloso" ED de la asignatura.
Terminará con una pequeña reflexión.

Salud.
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Mat
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Re: Conflicto árabe-israelí. Guerras.

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Antecedentes lejanos:
La Primera Guerra Mundial tuvo al Oriente Próximo, incluida Palestina, como escenario secundario. Para proteger los pozos petrolíferos persas, una fuerza anglo india ocupo Basora en noviembre de 1914 y marchó sobre Bagdad, pero presionados por los turcos se vieron obligados a retirarse rindiéndose en Kut el Amara en abril de 1916. Mientras tanto, los británicos habían repelido un intento turco de atravesar el canal de Suez y, a su vez, lanzaron una contraofensiva en Palestina. Allí se vieron ayudados por la revuelta árabe fomentada por Gran Bretaña (Lawrence de Arabia) contra el dominio otomano y que estalló en junio de 1916 al mando del jerife Husein de La Meca, pero los turcos los detuvieron en Gaza en 1917. En otoño de 1917 las fuerza británicas del general Allenby atacaron y cruzaron Gaza hasta llegar a Jerusalén en diciembre de ese año. Damasco se tomaría por fuerzas británicas y árabes a principios de octubre de 1918. Franceses y británicos ocupan todo el Oriente Próximo e Irak, avanzan hacia Anatolia, el Imperio se rinde y firma el armisticio de Mudros en 1918. Por la paz de Sevres de 1920 el Imperio quedaba reducido a un pequeño territorio en Europa rodeando a Estambul y la península de Anatolia. Siguiendo los acuerdos del tratado "secreto" Sykes-Pikot, Francia consiguió el control de Siria y Líbano; Irak, Palestina y Transjordania pasaron al área de control británico, que en esta zona ya incluía Egipto, Sudán y los márgenes meridionales y orientales de Arabia.
Pero ya antes de que en 1920 se firmara la paz de Sevres se habían producido varios sucesos que afectaron y afectarían en grado superlativo la vida de los habitantes de Palestina. En 1917, Lord Balfour, a la sazón ministro de Asuntos Exteriores británico, emitió una declaración según la cual su gobierno "era favorable al establecimiento en Palestina de una patria nacional para el pueblo judío ... quedando claro que no habría de hacerse nada que perjudicase los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina". Los árabes de Palestina, propietarios del 98% de las tierras de la región, protestaron por la Declaración Balfour (del mismo modo que habían protestado a la autoridad otomana por la inmigración judía comenzada en el siglo XIX) porque Inglaterra no tenía derechos legales sobre el territorio y además temían que la inmigración diera origen a una mayoría judía. La población de Palestina, en estos momentos, comprendía 70.000 (10%) judíos y 600.000 (90%) árabes.
La organización sionista mundial creó la Jewish Agency for Palestine, convertida pronto en un gobierno embrionario: recogía fondos, compraba tierra para establecer emigrantes judíos, organizaba granjas colectivas, los kibbutzim, y resucitaba al hebreo como lengua hablada.
La oposición árabe, en cambio, era desorganizada e ineficaz ya que los jefes árabes de las dos familias dominantes estaban demasiado ocupados peleándose entre sí.
Gran Bretaña se encontró entre dos fuegos. Por un lado se sentía obligada por su promesa a los sionistas, por otro no podía permitirse el lujo de enemistarse con los árabes que controlaban todo lo que necesitaban los ingleses en el Próximo Oriente. Su política de compromiso, tratando de complacer a unos y otros, le granjeó el odio tanto de los árabes como de los sionistas. La violencia no tardó en estallar entre ambos bandos y su consecuencia fue la publicación por parte del gobierno británico de un Libro Blanco que limitaba la inmigración judía. En 1922 la Sociedad de Naciones reconoció la conexión histórica del pueblo judío con Palestina y exhortó a Gran Bretaña a facilitar la inmigración y el asentamiento de judíos en ese país. Ese año, Gran Bretaña estableció el emirato de la Transjordania (hoy Jordania) utilizando tres cuartas partes del territorio del Mandato y prohibió a los judíos que se asentaran allí. Durante los años 20, la oposición por parte de la población indígena árabe a la inmigración judía y a la adquisición de tierras y política laboral exclusivista de los judíos, fue la causa de frecuentes algaradas y disturbios: pogromo de Jerusalén o disturbios de Nabi Musa (1920), disturbios de Jaffa (1921), disturbios palestinos de 1929. La irregular y tardía respuesta de la administración británica durante los disturbios de Nabi Musa impulsó la creación de una organización de autodefensa judía, la Haganah.
En los años 30 la administración británica continuaba atrapada entre un nacionalismo árabe militante, inspirado por la idea de la yihad o guerra santa, y la exigencia judía de una patria. En 1931 la población palestina era de poco más de un millón de personas, de las cuales 175.000 eran judíos. La subida al poder de Hitler en 1933 y la persecución de los judíos en Europa provocaron oleadas emigratorias que no hicieron más que empeorar la situación. Los cada vez más frecuentes e intensos enfrentamientos entre árabes y judíos desembocaron en la Gran Revuelta Árabe.
En abril de 1936, los dirigentes árabes liderados por el gran mufti de Jerusalén, declararon una huelga general para protestar contra la inmigración judía, a la que se sumó un mes después la negativa a pagar impuestos. Voladuras en el oleoducto Kirkuk-Haifa, ataques a trenes y vías férreas, ataques a judíos. La represión británica fue sangrienta y la reacción de las organizaciones sionistas violenta. Los árabes solo se apaciguaron cuando las autoridades británicas prometieron enviar una comisión real. La huelga se desconvocó en octubre y la violencia amainó mientras la comisión Peel deliberaba. La comisión redactó un informe en 1937 que recomendaba la partición del territorio, proyecto que fue rechazado por los árabes reanudándose la revuelta durante el otoño de 1937. La violencia continuó durante 1938 y fue apagándose paulatinamente en 1939, la Segunda Guerra Mundial había comenzado. La revuelta acabó con la vida de cerca de 5.000 árabes, 500 judíos y 200 británicos. Un muro insalvable comenzaba a separar las dos comunidades más numerosas de Palestina: árabes y judíos.
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Antecedentes inmediatos:
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y el descubrimiento del Holocausto la oleada de inmigrantes aumentó, y con ello aumentó también la presión internacional para la creación de un Estado judío en Palestina. Para intentar controlar la inestable situación provocada por los continuos enfrentamientos y la escalada terrorista entre las alas más radicales de ambos bandos, los británicos tenían destacados 10.000 hombres en el territorio del Mandato. En 1931 activistas judíos se habían escindido de la Haganah y creado la Irgun Zvai Leumi (Organización Militar Nacional). En 1939 se fundó el Grupo Stern. En 1940 la estrella de Abraham fundó Lehi (Combatientes por la Libertad de Israel). Todas estas organizaciones fueron responsables de numerosos actos de terrorismo y asesinatos.
En julio de 1946, la voladura de un ala del hotel Rey David en Jerusalén por terroristas judíos produjo 91 víctimas mortales. Fue la gota que colmó el vaso y la opinión pública británica clamó contra el mantenimiento del Mandato. Gran Bretaña, decidida a abandonar el territorio, pidió a la ONU que zanjara la "cuestión palestina" y, el 29 de noviembre de 1947, una resolución de la Asamblea General dividió Palestina en dos Estados, uno árabe, otro judío y una zona internacional en Jerusalén bajo el control de la ONU. En 1947 habitaban en Palestina 600.000 judíos y algo más de un millón de árabes. Los judíos aceptaron la partición como un mal menor, los árabes se negaron a aceptarla. Tanto USA como URSS estuvieron de acuerdo en esta propuesta, siendo uno de los pocos puntos de acuerdo entre ambas potencias en estos años iniciales de la Guerra Fría.
Ambos bandos comenzaron los preparativos para la lucha que se veía venir. Por parte judía, la Haganah estaba bien armada y entrenada y, además, tenía experiencia militar por sus acciones contra las fuerzas del régimen de Vichy en Siria. Los árabes palestinos, por su parte, aunque rechazaron la división, seguían desorganizados, muchas palabras pero pocos hechos. No obstante, los estados árabes vecinos empezaron a prepararse para la guerra y defender Palestina de la invasión sionista. En marzo de 1945, tras largos preparativos, se había constituido la Liga de Estados Árabes formada por los estados árabes independientes de Egipto, Irak, Siria, Líbano, Arabia Saudí, Yemen y Transjordania; esta última, conocida posteriormente por Jordania, se convirtió en Estado soberano en marzo de 1946. Consideraban el sionismo una manifestación del colonialismo implantado por los británicos en el corazón del mundo árabe para destruir la homogeneidad de la zona, por lo que se sintieron obligados a defender Palestina. Pero su determinación no se correspondía con la fuerza de sus ejércitos, mal adiestrados, pobremente armados y sin un mando unificado.
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Primera guerra, 1948.
El día anterior a la retirada británica, 14 de mayo de 1948, David Ben Gurion proclamó el Estado de Israel y estalló la Primera Guerra árabe-israelí, en la que los árabes palestinos apoyados por los ejércitos de los estados árabes vecinos fueron derrotados. Una primera batalla decisiva se produjo entre Tel Aviv y Jerusalén. La victoria israelí permitió que ocuparan parte de Jerusalén, que quedó en adelante dividida en dos zonas. La mayor parte de Palestina se convirtió en el estado judío de Israel; gran parte del resto fue unida a la Transjordania para convertirla en Jordania, mientras que la franja de Gaza era ocupada por Egipto. Jerusalén fue dividida entre Jordania e Israel. Durante y después de los combates, dos terceras partes de los árabes, más de 750.000, abandonaron sus hogares y fueron alojados en campos de refugiados en Jordania, Gaza, Siria y Líbano. Las Naciones Unidas financiaron e hicieron funcionar los campos, pero salvo en Jordania, que anexionó formalmente los territorios que retenían al oeste del Jordán, haciendo desaparecer de facto al Estado Palestino, y ofreció la ciudadanía a todos los palestinos árabes, en los demás países los refugiados siguieron siendo simplemente eso, refugiados sin Estado.
Después de 1948, el deseo de los refugiados de volver a sus casas y de los palestinos en general de tener su propio estado, la negativa israelí a aceptar reivindicaciones palestinas y de los estados árabes a reconocer a Israel, y la intervención de fuerzas extranjeras, condujeron a otras guerras. Entre 1948 y 1956 los palestinos realizaron más de un millar de atentados, con durísimas represalias por parte israelí. La región vivía un clima de guerra continua
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Segunda guerra, 1956.
La segunda guerra comenzó con motivo de la nacionalización del canal de Suez en octubre de 1956 por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. La nacionalización del canal perjudicaba los intereses de Francia e Inglaterra. Los israelíes, preocupados tanto por la imposibilidad de que sus barcos cruzaran el canal como por las crecientes incursiones guerrilleras palestinas (fedayin) puestos de acuerdo con Gran Bretaña y Francia, invadieron la península del Sinaí, capturando las ciudades de Gaza, Rafah y al-Arish, haciendo miles de prisioneros y tomando posiciones en la orilla este del canal. Paracaidistas franceses y británicos se adueñaron de toda la línea del canal. En 7 días, desde el 29 de octubre al 6 de noviembre habían culminado las operaciones militares. La coincidencia en el tiempo con la sublevación húngara y la reelección de Eisenhower provocó que esta semana, quizá, pueda ser considerada una de las más comprometidas de la Guerra Fría. Los invasores en tierra egipcia fueron obligados a retirarse bajo la presión de los EEUU y de la URSS en marzo de 1957.
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Tercera guerra, 1967.
En la tercera guerra, llamada la Guerra de los Seis Días porque duró del 5 al 10 de junio de 1967, los israelíes atacaron para evitar lo que consideraban una amenaza contra su existencia cuando Nasser movilizó su ejército situándolo frente a la frontera del Sinaí, armó a los palestinos de Gaza y cerró los estrechos de Tiran a la navegación israelí tras el derribo por parte de la aviación israelí de varios Migs sirios después de que desde principios de ese año se intensificaran los bombardeos sirios de aldeas israelíes. Los múltiples intentos internacionales de frenar la guerra fueron inútiles. Egipto se negó a desbloquear Tiran e Israel dejó claro que iría a la guerra para abrir esa vía de comunicación imprescindible para su puerto de Eylat. Mientras los estados árabes (Siria, Egipto y Jordania) se preparaban para formar un frente unido, los judíos prepararon un ataque sorpresa que neutralizara la teórica ventaja numérica y estratégica de sus enemigos.
Los judíos impusieron su supremacía aérea y ocuparon la Ciudad Antigua de Jerusalén, el Sinaí y la franja de Gaza, el territorio jordano al oeste del Jordán y los altos del Golán en la frontera con Siria. La crisis internacional fue gravísima. En la ONU se debatió durante seis meses la situación creada por la guerra y el 22 de noviembre de 1967 se aprobó la Resolución 242, que incluía la retirada israelí de los territorios ocupados en esta guerra y urgía a una solución para los refugiados palestinos.
La guerra precipitó un nuevo y más grave problema palestino. ahora había casi un millón de árabes bajo el gobierno directo de Israel. 250.000 cruzaron el Jordán para instalarse en Jordania. En los campos del Líbano había ya 400.000 refugiados. En los campos, jóvenes palestinos formaron movimientos guerrilleros dedicados a la recuperación de las zonas perdidas en 1967. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fundada en 1964, asumió el liderazgo de la lucha y utilizó los campos como base para una campaña terrorista dirigida contra Israel. Si las guerras y conflictos anteriores mantuvieron el odio árabe a Israel, que ha sido y es aún el único punto de coincidencia de las diplomacia y política árabes, los resultados de esta Guerra de los Seis Días intensificaron en grado insuperable el rencor de los árabes contra Israel, a quien ya permanentemente tuvieron como enemigo a destruir. En su carta fundacional, además de aspirar a un estado palestino democrático y secular, la OLP afirmaba que su principal objetivo era la eliminación de Israel. No tardaron en asociarse otras facciones activistas, entre ellas al-Fatah, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, cuyo líder, Yasser Arafat, fue nombrado presidente de la OLP en 1969. Bajo su dirección la OLP entró en conflicto con el rey Hussein de Jordania produciéndose el traslado de la sede de la OLP al Líbano tras los acontecimientos de septiembre de 1970 (Septiembre Negro). En 1972 se llevó a cabo la acción terrorista en la Olimpiada de Munich
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Cuarta guerra, 1973.
Los pequeños y esporádicos choques armados que surgían entre árabes e israelíes desembocaron en una cuarta guerra en 1973, la Guerra del Yom Kippur. El 6 de octubre un ataque sirio desde los altos del Golán combinado con otro egipcio atravesando el canal de Suez, causaron un gran número de bajas al ejército israelí. La respuesta israelí fue expeditiva, penetró en territorio sirio y tras cruzar el canal de Suez, cercó al Tercer Cuerpo de Ejército Egipcio. Se estableció un impasse y se abrió una nueva fase de negociaciones. Se firmó la paz con Egipto en enero de 1974 y con Siria un cese de fuego en mayo de 1974. El ejército israelí se retiró del territorio ocupado.
Con la visita de Sadat, el presidente egipcio, a Jerusalén en noviembre de 1977, seguida de los acuerdos de Camp David de 1978 y la firma en 1979 de un Tratado de paz entre Egipto e Israel, pese a la hostilidad unánime del resto del mundo árabe, se consolidaba la coexistencia pacífica entre ambos estados. Egipto recuperó el control de la totalidad de la península del Sinaí y pasaba a ser el portavoz de una política que propugnaba el entendimiento entre EEUU y el mundo árabe, así como la búsqueda de soluciones para el candente problema palestino y la normalización de las relaciones con Israel. Egipto fue expulsado de la Liga Árabe y sometido a un boicot político y económico.
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Quinta guerra, 1982.
El foco del conflicto, anteriormente en las fronteras israelíes con Egipto y Jordania, se trasladó al norte, a la frontera libanesa. Desde abril de 1975 el Líbano se hallaba inmerso en una cruenta guerra civil reflejo de las divisiones entre cristianos y musulmanes, entre libaneses y palestinos y entre las formas suní y chií de entender el Islam. En 1976 Siria, preocupada por la más que probable intervención israelí, introdujo una fuerza pacificadora árabe y ocupó el norte del país. En marzo de 1978, tras un grave atentado palestino cometido cerca de Tel Aviv, el ejército israelí invadió masivamente el sur de Líbano, hasta el río Litani, creando un "cinturón de seguridad" de 10 a 23 km de profundidad. Reunido urgentemente el Consejo de Seguridad de la ONU, ordenó la retirada de las tropas israelíes y creó una fuerza de cascos azules, FINUL, cuya misión era contribuir a la restauración de la autoridad del gobierno libanés en el sur del país. Los israelíes se retiraron en junio, pero se opusieron a que los territorios que controlaban pasaran a la FINUL, que quedaron bajo la autoridad del comandante Haddad, que contaba con la ayuda israelí. Líbano se mantenía así dividido: el sur, bajo la autoridad del comandante Haddad, sostenido por Israel, que en abril de 1979 proclamó el "Estado del Líbano libre"; la FINUL asentada en torno al río Litani, y el resto del país ocupado por Siria.
Para algunos autores, la invasión del Líbano y la batalla de Beirut en el verano de 1982 constituye la quinta guerra árabe-israelí, denominada por los judíos Operación Paz para Galilea. La derrota árabe supuso el traslado de la OLP a Túnez. El fracaso de la OLP supuso el distanciamiento de muchos jóvenes palestinos que comenzaron a ingresar en grupos más radicales: Hezbollah, Hamas y la Yihad Islámica (todos ellos con la destrucción física del estado israelí como objetivo principal). La debilidad de la OLP animó asimismo a los palestinos de la franja de Gaza y de Cisjordania a hacerse por sí mismos cargo del conflicto político.
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Primera Intifada, 1987.
En diciembre de 1987, los violentos enfrentamientos entre los árabes y las fuerzas israelíes en la franja de Gaza tuvieron como consecuencia la Intifada, una rebelión popular y violenta en las zonas ocupadas contra la ocupación israelí. En árabe, Intifada significa "levantar la cabeza". La primera Intifada duró desde diciembre de 1987 hasta septiembre de 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo. Meses antes se había producido el primer ataque terrorista suicida cometido por Hamás. Durante esta Primera Intifada perdieron la vida más de mil palestinos y cerca de 200 israelíes.
El reconocimiento por parte de la OLP en noviembre de 1988 de la posibilidad de convivencia de dos Estados (judío y árabe) en Palestina, formaba parte de los esfuerzos de los dirigentes de la OLP, con Arafat a la cabeza, para no perder contacto e influencia sobre las bases del movimiento de liberación; iniciándose a comienzos de 1989 en Túnez conversaciones exploratorias sobre un acuerdo en Palestina.
Entre la OLP e Israel se hicieron pocos progresos, no porque no hubiera en Israel círculos deseosos de abordar el tema palestino, sino porque el gobierno de Isaac Shamir se oponía a cualquier idea de pérdida de control sobre las zonas ocupadas. En octubre de 1991 el presidente de EE.UU. George Bush consiguió convocar en Madrid una cumbre que reunió a las partes en conflicto, incluida la OLP. Los progresos se aceleraron cuando en julio de 1992 Shamir fue sustituido por Isaac Rabin. En la primavera de 1993 la OLP y el gobierno israelí se reunieron en secreto para sentar las bases de un acuerdo. En septiembre ambos bandos firmaron una Declaración de Principios sobre un autogobierno provisional para la Franja de Gaza y Cisjordania en la que Israel reconocía a la Autoridad Nacional Palestina y la OLP reconocía al Estado israelí. Los Tratados de Oslo de 1993, entre otros asuntos, preveían la devolución a los palestinos de la mayor parte del territorio ocupado en la Guerra de 1967, mantenía la soberanía israelí sobre numerosos asentamientos judíos en esos territorios, procuraba el cese de ataques terroristas por parte de las organizaciones palestinas contra la población civil israelí y permitía a Arafat el regreso a Palestina desde el exilio en Túnez.
En mayo de 1994 Israel se retiró de Jericó y de la Franja y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con Arafat al frente, asumió el gobierno de esas zonas. Repetidos ataques terroristas llevados a cabo con la intención de perturbar el proceso de paz desbarataron la segunda fase de los Acuerdos de Oslo, que no se firmaron hasta septiembre de 1995 pero que llevaron a la retirada de Israel de algunas zonas de Cisjordania y a la ampliación del limitado autogobierno palestino hasta 1999.
Los acuerdos encontraron una dura oposición de las distintas organizaciones palestinas. Hamas, Hezbollah y la Yihad Islámica, desencadenaron una campaña de terror. Incluso los palestinos moderados estaban divididos sobre el cambio de opinión de Arafat. Los fundamentalistas judíos eran también profundamente hostiles. El Gush Emunim (Bloque de los Fieles), creado tras la Guerra del Yom Kippur, mantuvo su oposición implacable a cualquier pérdida territorial. En febrero de 1994 un pistolero ultranacionalista fue responsable del asesinato de 29 musulmanes que se hallaban rezando en Hebrón. El mismo Rabin fue víctima de un extremista judío en noviembre de 1995. Los temas de los asentamientos judíos en Cisjordania y el futuro de Jerusalén no se resolvieron en Oslo y se convirtieron en serios escollos tras la elección en mayo de 1996 de un gobierno de la coalición derechista Likud presidido por Benjamín Netanyahu. Bajo Netanyahu, las relaciones con los líderes palestinos se tensaron. El acuerdo de Wye sobre la retirada israelí de Cisjordania, firmado en los EEUU en octubre de 1998, nunca se aplicó.
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Segunda Intifada, 2000.
En septiembre de 2000 se reunieron en Camp David, bajo patrocinio EE.UU., el entonces primer ministro israelí Ehud Barak, elegido en 1999, y Yasser Arafat. La negativa de Arafat a aceptar las propuestas de Barak, que ofrecía el 95 % de los territorios en disputa y la considerada por parte palestina provocación del líder de la oposición israelí, Ariel Sharon, al visitar la Cúpula de la Roca y la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén originaron la Segunda Intifada , también llamada Intifada al-Aqsa. Una comisión internacional gestionada por la ONU y encargada por las partes, la comisión Mitchell, determinó que la visita de Sharon no causó la Intifada al-Aqsa. En esta Intifada se comenzó a generalizar el uso de los ataques suicidas por parte de las organizaciones armadas palestinas y los asesinatos selectivos de dirigentes palestinos por parte de las autoridades israelíes. Ejemplo de esto último puede ser el asesinato del jeque Yassim, líder espiritual de Hamas en 2004.
Bajo el mando de Ariel Sharon (2001-2006), Israel inició una nueva oleada de intervenciones militares en las zonas palestinas, comenzándose a construir una valla de seguridad para separar los asentamientos árabes y judíos en Cisjordania. En abril de 2003, el Cuarteto para Oriente Próximo, formado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la ONU, presenta una Hoja de Ruta para la paz que establece llegar a un acuerdo a finales de 2005.
El sucesor de Sharon, Ehud Olmert (2006-2009) completó el Plan de retirada unilateral israelí de la Franja de Gaza que, lejos de calmar la situación, agravó los ataques terroristas con cohetes desde la Franja a poblaciones fronterizas israelíes. A su vez, Israel mantuvo el control fronterizo y la vigilancia estricta del movimiento entre las ciudades palestinas y continuó con la creación de nuevos asentamientos de colonos en Cisjordania además de iniciar el bloqueo de Gaza.
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Guerra de Gaza, 2008
A finales de 2008 finalizó la tregua entre Hamas y el ejército israelí en la Franja de Gaza. Como represalia contra Hamas por el lanzamiento de cohetes desde Gaza, Israel lanzó su primer ataque contra la Franja en diciembre de 2008. El alto el fuego se decretó en enero de 2009, cuando Israel y Hamas declararon el cesa de las operaciones militares. La Conferencia de Annapolis en la que George W. Bush reúne a Mahmud Abbas y Ehud Olmert se interrumpe sin acuerdos debido a la guerra de Gaza y la dimisión de Olmert en 2009. A finales de agosto de 2010, se llevaron a cabo en Washington, de la mano del presidente estadounidense Barack Obama, conversaciones entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Hamas, el grupo islamista que controla políticamente la Franja de Gaza, no está presente en Washington por decisión propia y porque los EEUU lo considera una organización terrorista.
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Re: Conflicto árabe-israelí. Guerras.

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A modo de reflexión

Lo que inicialmente se trataba de una disputa entre dos movimientos nacionalistas por un mismo territorio acabó convirtiéndose gracias a la radicalización de las posturas y a la violencia prolongada en la negación, por parte de los dos bandos en conflicto, del proyecto del otro. La existencia de uno de ellos conllevaba la desaparición del otro, ambos proyectos se hicieron totalmente exclusivos y excluyentes.
Aunque partiendo desde la desigualdad cada movimiento siguió caminos diferentes, quizá condicionados por elementos ajenos.
El movimiento árabe palestino era un movimiento autóctono equiparable a los de los países vecinos, que reivindicaba el derecho a la libre determinación. ¿Por qué no se creó un Estado Palestino cuando en el mismo ámbito geopolítico se crearon los Estados árabes de Siria, Líbano, Irak o Jordania? Por causa de elementos ajenos.
El movimiento judío era, en cambio, exógeno, europeo y de inspiración colonialista, y por lo tanto totalmente ajeno a la realidad del lugar, que reivindicaba la reunificación de los judíos dispersos en la tierra de sus ancestros.
En este punto debemos señalar que aunque el sionismo recurriera a la identidad confesional como elemento legitimador y que por su parte el Islam fuera un componente importante del nacionalismo árabe, el conflicto en su inicio no fue un conflicto religioso ni étnico ya que se podía encontrar una gran diversidad étnica entre los judíos y una amplia diversidad confesional entre los palestinos. Con el paso del tiempo, en cambio, sí creo que el conflicto ha adquirido tintes de intolerancia religiosa por parte de ambos bandos y cierto matiz de "limpieza étnica" con la aplicación de tácticas discriminatorias y racistas que llegan a comprometer el carácter democrático del Estado israelí o, por otra parte, como reza el preámbulo de la Carta fundacional de Hamas de 1988: "Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que ha destruido a otros en el pasado."
Los primeros pasos del conflicto fueron propiciados por las grandes potencias occidentales que vieron con buenos ojos el proyecto de colonización y modernización sionista. Los países árabes vecinos vieron al nuevo Estado de Israel surgido tras la partición como una espina colonialista clavada en el corazón del mundo árabe y el conflicto se complicó. Y más se complicó aún cuando las grandes potencias (EEUU, URRS) con intereses en la zona se alinearon con cada una de las partes durante su particular Guerra Fría. Lo único que logró la propuesta de la comunidad internacional de 1947 fue la creación del Estado judío sobre parte del territorio y la dispersión de los palestinos mientras Israel desarrollaba un discurso ideológico que justificaba sus posiciones (legitimidad histórica y religiosa, democracia, necesidad de defensa, etc.)
La comunidad internacional ha sido incapaz de imponer una negociación o hacer cumplir sus resoluciones, y la duración del conflicto ha ido ahondando los motivos de tensión y dificultando encontrar soluciones satisfactorias para las partes. La entidad estatal judía se ha consolidado y la ocupación ha transformado la fisionomía de Cisjordania y Gaza. Mientras tanto los palestinos se han convertido en un pueblo desarraigado y dependiente de la ayuda exterior.
Es innegable, pues, que las dificultades existen pero, pese a esas dificultades ¿es posible la coexistencia? ¿puede llegarse a ella? Creemos que sí, siempre y cuando se cuente con un amplio respaldo popular. Son necesarios tanto un amplio consenso político israelí en el que inevitablemente tendrá que tomar parte el Likud, como evitar la marginación de Hamas que, guste más o menos, representa a una parte significativa de la población palestina.
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