Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Para todas las asignaturas optativas y de LC que no tengan un subforo específico
zarapito
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Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por zarapito »

¡Hola! ¿Hay alguien matriculado este curso en esta asignatura? La he cogido como optativa y sólo he comenzado a leer los primeros temas y aunque los nombres se las traen resulta bastante interesante. :smt006
Riscobiseche
zarapito
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NOTAS DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA CENTROORIENTAL

Mensaje por zarapito »

Ya han salido las notas de Historia Contemporánea de Europa Centrooriental; al menos la mía. Digo esto porque desde que hice la entrada a esta optativa nadie ha contestado. Tan sólo comentar que no salí nada contento de este examen, incluso la daba por suspendida, por lo que la calificación del profesor me ha parecido hasta generosa.La verdad, me alegró el día. Un saludo :smt039
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nichtz5
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

Buenas,

alguien tiene apuntes de esta asignatura? La he cogido este año.

Dejo mi dirección: killermenor@hotmail.com.

Gracias de antemano.

Un saludo.
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Fantine
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por Fantine »

Yo no tengo nada, nichtsz5, pero estaré contigo cursándola. ¿Alguien más?
El genio, ese poder que deslumbra a los ojos humanos, no es a menudo otra cosa que perseverancia bien disfrazada. Johann Wolfgang von Goethe
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nichtz5
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

Pues me voy a pillar los libros, ya que no hay nadie más que la curse aparte de Fantine...
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Fantine
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por Fantine »

Y yo al final tampoco la voy a hacer. He conseguido los créditos de LC por otro lado y he pedido la anulación de la matrícula. Me compré los libros, que son muy baratos, y cuando tenga tiempo me los quiero leer. Suerte con ella.
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

Pues ya te contaré, parece interesante...
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Fantine
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por Fantine »

Si, me da un poco de pena no hacerla, pero hacer créditos porque sí tampoco me apetece. Por eso me quedo los libros, porque al menos sí que me gustaría profundizar un poco en ese tema.
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Gerion
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por Gerion »

Estoy matriculado este año, ¿alguien me puede recomendar material o pasarme apuntes si los tiene?

¡Gracias!
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nichtz5
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

Buenas Gerion,

yo me he comprado los libros, que son baratitos y además viene muy bien explicada la materia, no son densos.

Además, me he hecho una recopilación de preguntas cortas y temas con info de internet, que la utilizaré de repaso pues es menos consistente. Si me pasas tu dirección por privado te la paso.

Voy en la segunda semana. La asignatura me está pareciendo muy interesante.

Un saludo.
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Gerion
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por Gerion »

Pues haré lo mismo, sí, tendré que comprarme los libros. Intento comprar sólo aquellos que me parecen que me van a ser útiles más tiempo o que son interesantes más allá de su uso para preparar una asignatura o como en este caso que no hay más opciones :D Ya te he mandado un MP. Mil gracias por tu ayuda y por el trabajo que has hecho en la recopilación.

¡Un saludo!
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

La crisis polaca del siglo XVIII y Los Repartos de Polonia (1772-1795)

Fuente: http://www.wikipedia.org/

Particiones de Polonia es el término empleado para designar las divisiones sucesivas de la República de las Dos Naciones en el siglo XVIII entre Rusia, Prusia y Austria que llevaron a la eventual desaparición del país.


Primera Partición (1772)

La primera partición de Polonia (o de la República de las Dos Naciones) tuvo lugar en 1772. Fue realizada por el Imperio ruso, Prusia y el Imperio de los Habsburgo.

Antecedentes

La Primera Partición fue el resultado del progresivo debilitamiento de Polonia que ocurría desde el fin de la Gran Guerra del Norte y se agravó tras la Guerra de Sucesión Polaca, debido a los ineficientes reinados de Augusto el Fuerte y sus sucesores. Augusto el Fuerte intentó acabar con la monarquía electiva en Polonia y forzar a que su hijo se convirtiera en el futuro rey de Polonia, pero ello le causó enfrentamientos con gran parte de la alta aristocracia polaca, que ansiaban retener por completo el control sobre la elección del monarca de la República de las Dos Naciones según lo habían hecho mediante el uso del liberum veto.

Las disensiones internas entre la aristocracia polaca causaron un debilitamiento de sus instituciones en una época cuando sus vecinos (Prusia, Austria y Rusia) aumentaban su poder aceleradamente. Para colmo, la desastrosa Gran Guerra del Norte contra Suecia causó grandes destrucciones en Polonia y Lituania cuando el territorio de la República de las Dos Naciones fue invadido por las tropas suecas de Carlos XII.

La pugna feroz entre el rey Augusto el Fuerte y la alta aristocracia polaca generó una progresiva y profunda división del país, en la cual los bandos en disputa no tuvieron inconveniente en buscar alternativamente apoyos en el extranjero. A estos se sumaron los deseos de Prusia de extender su territorio tras el fin de la Guerra de los Siete Años en 1763, en la cual se comprobó la debilidad política y militar de Polonia, que debió aceptar que su territorio sea lugar de paso de tropas de Rusia. Como resultado, la influencia política y económica del Imperio Ruso había transformado a la República de las Dos Naciones en un estado debilitado y dependiente de Rusia.

La culminación de este estado llegó cuando las presiones y sobornos de Rusia lograron que a la muerte de Augusto III en octubre de 1763 los aristócratas polacos eligieran rey a un ambicioso noble local pro-ruso, Estanislao II Poniatowski. Tras ello el Sejm (parlamento) de Polonia empezó a votar normas favoreciendo los intereses de Rusia en sus sesiones de 1766-1767, asegurando los privilegios de la szlachta y la debilidad política del monarca, lo cual restaba más fuerza aún al país.

Finalmente, en 1769 un grupo de aristócratas polacos reformistas fundó la Confederación de Bar, para oponerse al rey Estanislao II Poniatowski, al cual veían como un líder débil aunque de ideas independientes, y para luchar contra la influencia rusa en Polonia; pronto la Confederación de Bar tomó militarmente varias fortificaciones y ciudades desafiando la autoridad del monarca. Otros grandes aristócratas polacos se opusieron a la Confederación y pidieron una vez más apoyo militar y financiero a Rusia y Prusia, mientras que los confederados cometieron el error de pedir auxilio a Austria, lo cual dio a estos países el pretexto para una intervención militar.

Comienzo

El 19 de febrero de 1772, el acuerdo secreto de partición se firmó en Viena. Prusia y Rusia ya habían alcanzado un convenio en San Petersburgo el 6 de febrero de 1772. A comienzos de agosto, ejércitos de los tres países invadieron la confederación, ocupando los territorios que habían acordado repartirse. El 5 de agosto de 1772 publicaron el manifiesto sobre la ocupación, alegando que buscaban preservar la autoridad del rey Estanislao II Poniatowski pero demandando territorios a cambio de ello, para asombro y espanto del país.

Los regimientos de la Confederación de Bar, cuya junta ejecutiva había sido expulsada de Austria tras la alianza de ésta con Rusia y Prusia, no se rindieron fácilmente. Cada fortaleza a su mando resistió todo lo que pudo.

Por su parte el rey de Polonia, Stanisław negó apoyo a la resistencia, en tanto su propia posición como monarca dependía de los subsidios pagados por la corte de Rusia. Ni Francia ni Gran Bretaña, consideradas la esperanza de la resistencia de la confederación, ayudaron suficientemente ni protestaron una vez consumada la repartición. Así fue aplastado el intento de resistir.

La división de los territorios

El tratado de partición fue ratificado por sus signatarios el 22 de septiembre de 1772. Federico II de Prusia estaba regocijado con su éxito, y tomó el gran cuidado por el bienestar de sus nuevos sujetos polacos, importando números grandes de maestros católicos y haciendo obligatorio para los príncipes herederos prusianos aprender el idioma polaco. Prusia obtuvo Ermland (Warmia) y la Prusia Real, a excepción de con la ciudad de Danzig, áreas del norte de la Gran Polonia a lo largo del río Noteć, y partes de Kuyavia, con un total de 36.000 km y 600.000 habitantes.

Mientras tanto el canciller Kaunitz de Austria estaba orgulloso de arrancar una parte tan grande de Polonia, con las ricas minas de sal de Bochnia y Wieliczka. Austria obtuvo 83.000 km y 2.650.000 habitantes, la mayor parte de Galitzia y Lodomeria con Zator y Auschwitz, parte de la Pequeña Polonia tomando partes de los condados de Kraków y Sandomir, dejando la ciudad de Kraków a los polacos.

Por su parte Catalina de Rusia estaba también muy satisfecha: Rusia tomó posesión de una parte de Livonia, y de Bielorrusia anexando los condados de Vítebsk, Polotsk y Mstislavl, con un total de 92.000 km y 1.600.000 habitantes.

Por esta partición Polonia perdió un 30% de su territorio (211.000), que en ese tiempo sumaba unos 733.000 km, y un tercio de su población (4,55 millones de personas).

Consecuencias

Tras ocupar los territorios que les habían correspondido, las tres potencias exigieron al rey Stanisław y al parlamento que aprobasen sus acciones. El rey pidió socorro a las naciones de Europa Occidental y retrasó la convocatoria del parlamento. Al no llegar auxilio alguno y ser Varsovia ocupada por los ejércitos de los tres países ocupantes para forzar la convocatoria del Sejm no quedó otro remedio que el sometimiento.

Para evitar el sabotaje del congreso y lograr el objetivo de los invasores, Poniński lo convirtió en un congreso de confederación, donde las decisiones se aprobasen por mayoría (y no por unanimidad, como era norma entre la szlachta).

El congreso, llamado "Sejm de la Partición", eligio una junta de treinta miembros para tratar los diversos asuntos. El 18 de septiembre de 1773, la junta firmó el tratado de cesión, renunciando el nombre de la confederación a los territorios que habían sido ocupados.

Al ocupar el noroeste de Polonia, Prusia se hizo con el control del 80% del comercio exterior polaco, al dominar sus salidas al mar tomando los puertos de Elblag y Malbork: si bien el vital puerto de Gdánsk seguía bajo soberanía polaca, se había tornado en un enclave rodeado por territorio prusiano y el Mar Báltico. Mediante la aplicación de enormes aranceles, Prusia había conseguido acelerar el hundimiento económico de la República de las Dos Naciones y que gran parte de la aristocracia nacional prefiriese someterse a alguno de los poderes extranjeros.


Segunda Partición (1793)

La segunda partición ocurrió como consecuencia de la Guerra en Defensa de la Constitución y la Confederación de Targowica de 1792 y se llevó a cabo por el Imperio Ruso y Reino de Prusia. Fue ratificado por el Parlamento polaco (Dieta) en 1793.

Antecedentes

En 1790, en el frente político, la Comunidad se ha deteriorado en tal situación de indefensión que se vio obligado con éxito en una alianza contra natura y mortal en definitiva con su enemigo, Prusia. El Pacto Polaco-Prusiano se firmó en 1790 se firmó. La Constitución de Mayo de 1791 con derecho a voto de la burguesía, estableció la separación de los tres poderes del Estado, y eliminó los abusos de la Repnín Sejm. Esas reformas propiciaron acciones agresivas por parte de sus vecinos, preocupados por el potencial de renacimiento de la Mancomunidad.2 3 Una vez más Polonia se atrevió a reformar y mejorar misma sin la autorización de Rusia, y una vez más la emperatriz Catalina se enojó, el argumento de que Polonia había sido víctima del jacobinismo radical y luego con la marea alta en Francia, las fuerzas rusas invadieron a la Mancomunidad en 1792.

En la Guerra en Defensa de la Constitución, magnates polacos conservadores pro-rusos, la Confederación de Targowica, lucharon contra las fuerzas polacas que apoyaban a la Constitución. Abandonados por sus aliados prusianos, las fuerzas polacas constitucionalistas, se enfrentaron a unidades de Targowica y al ejército regular ruso, fueron derrotadas.

Rusia invadió Polonia para asegurar la derrota de las reformas de Polonia, con el único objetivo evidente de otra partición. Federico Guillermo II de Prusia, sin embargo, vio los acontecimientos como una oportunidad para fortalecer su país. Federico exigió a Catalina que, por su abandono de Polonia como un aliado de Prusia, y para la participación de Prusia en la Primera Coalición contra la Francia revolucionaria, Prusia deben ser compensada - preferentemente con las partes del territorio polaco. Rusia pronto decidió aceptar la oferta de Prusia.

Partición

El 23 de enero 1793, Prusia firmó un tratado con Rusia, de acuerdo en que las reformas de Polonia podrían ser revocadas y que ambos países reciben partes de territorio de la Commonwealth. Los militares rusos y prusianos tomaron el control de los territorios que reclamaron poco después, con las tropas rusas ya presentes, y las tropas prusianas sólo reunieron la resistencia nominal. La Dieta de Grodno se hizo famosa no sólo por el Sejm pasado de la Commonwealth, sino porque sus diputados fueron sobornados y coercionados por los soldados rusos, mientras Rusia y Prusia querían la aprobación oficial, legal de Polonia de sus nuevas demandas.

Rusia recibió voivodato de Minsk, voivodato de Kiev, voivodato de Bracław, voivodato de Podole y partes del Voivodato de Vilnius, voivodato de Nowogródek, voivodato de Brest Litovsk y el voivodato de Volhynian (en total, 250 000 km²). Esto fue aceptado por la Dieta de Grodno el 22 de julio.

Prusia recibió las ciudades de Gdańsk (Danzig) y Toruń (Thorn), así como el voivodato de Gniezno, voivodato de Poznań, voivodato de Sieradz, voivodato de Kalisz, voivodato de Płock, voivodato de Brześć Kujawski, voivodato de Inowrocław, Dobrzyń y partes del voivodato de Cracovia, voivodato de Rawa y el voivodato masoviano (en total, 58 000 km²). Esto fue aceptado por la Dieta de Grodno el 25 de septiembre.

Después de la segunda partición, la Comunidad perdió cerca de 308 000 km², siendo reducida a 217 000 km². Perdió cerca de 2 millones de personas, sólo alrededor de 3,4 millones de personas se quedaron en Polonia.

Consecuencias

Los confederados de Targowica, que no esperaban otra partición, y el rey, Estanislao Augusto Poniatowski, quien se unió a ellos casi al final, perdieron mucho prestigio y apoyo. Los reformistas, por otro lado, se atrae a un mayor apoyo, y en 1794 comenzó la Insurrección de Kościuszko. El levantamiento fue finalmente derrotado, lo que da como resultado la Tercera Partición de Polonia.


Tercera Partición (1795)

Los polacos intentaron mantener su independencia en tanto los aristócratas de la Confederación de Targowica habían abrazado la causa de la autonomía nacional, deslusionados porque Rusia había aprovechado la derogatoria de la Constitución del 3 de mayo para anexarse nuevos territorios. En abril de 1794 un batallón de soldados polacos se sublevó ante la orden conjunta de Rusia y Prusia para que el ejército de Polonia se redujera a la mitad. Este evento causó una sublevación generalizada de los polacos contra las guarniciones rusas y prusianas.

Nuevamente Tadeusz Kosciuszko dirigió las tropas polacas, para lo cual concibió la idea de proclamar el fin de la servidumbre campesina, en un esfuerzo de reclutar más tropas y eliminar diferencias sociales que pudieran ser explotadas por rusos y prusianos. No obstante, su esfuerzo fracasó en tanto muchos aristócratas se negaron a esta concesión final en favor de sus campesinos. Otro factor importante fue que Kosciuszko y sus aliados declararon que su objetivo final era restablecer la independencia de Polonia pero no los viejos privilegios de la aristocracia, precipitando nuevamente la pérdida de apoyo entre la gran nobleza retrograda y reaccionaria. De igual modo, la revuelta esta vez se extendió a Lituania, que manifestó su rechazo a la ocupación militar rusa y expulsó a sus guarniciones, en tanto los rebeldes polacos habían ofrecido un vínculo político que otorgase mayores libertades a los lituanos en el esquema de la República de las Dos Naciones.

Los polacos contuvieron inicialmente a los prusianos en las afueras de Varsovia, pero no estaban en condiciones de vencer un ataque simultáneo de tropas rusas; pese a expulsar a los prusianos del norte de Polonia y de contar con una revuelta nacional en Lituania contra los rusos, los polacos se hallaban en gran dificultad para seguir la resistencia y a inicios de septiembre empezaron a ser vencidos. Tropas prusianas retornaron a suelo polaco, reforzadas de inmediato, para recuperar sus posiciones perdidas. A raíz de esto la República de las Dos Naciones quedaba definitivamente extinguida, repartida entre sus vecinos.

En octubre de 1795 se suscribieron los últimos acuerdos entre Rusia, Prusia y Austria, repartiéndose Polonia. De acuerdo a ello, Rusia ocupaba la llanura central polaca, incluyendo Varsovia, con las regiones de Masovia, Polesia, y Podlachia y también se adueñó de Lituania hasta el río Niemen. Prusia se anexó la Polonia Mayor y confirmó su dominio sobre el litoral de Pomerania. En el mismo tratado se pactó evitar conflictos con Austria reconociendo a ésta la posesión sobre las provincias polacas de Galitzia y la Polonia Menor.

Polonia, con esto, desaparecía como estado independiente en Europa hasta 1807, cuando se constituyó brevemente el Gran Ducado de Varsovia. Extinto éste en 1815, no existiría un estado polaco independiente hasta 1918.
Última edición por nichtz5 el 03 Feb 2013, 18:01, editado 1 vez en total.
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nichtz5
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

El sistema Metternich y la Santa Alianza (1815-1848)

Fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es

Los años que van desde el Congreso de Viena hasta los acontecimientos revolucionarios de 1848 son conocidos como la época del sistema Metternich en la vida del Imperio austriaco, para subrayar la preeminencia, tanto en el plano de la política interior como en el exterior, del que fue ministro de Asuntos Exteriores desde 1809 y canciller desde 1821. La imagen más común de Metternich ha sido la de un reaccionario preocupado por los avances de la Revolución, que no supo asumir el liderazgo que reclamaba el nacionalismo alemán, ni aplacar al resto de los nacionalismos que se manifestaron en el seno del Imperio austriaco.El Imperio estaba regido por la dinastía de los Habsburgo, que había personificado el Sacro Romano Imperio, casi ininterrumpidamente, desde mediados del siglo XV. En 1804 Francisco I había tomado el título de Emperador de Austria, y en 1806 había decretado la desaparición del Sacro Romano Imperio.

Francisco, que era un convencido reaccionario, asentó su poder sobre medidas de represión policiaca y censura, para conjurar la amenaza del liberalismo. En esa tarea contó con la ayuda inestimable de Metternich.

A su muerte, en 1835, le sucedió Fernando I, que había dado muestras de retraso mental. Francisco, en todo caso, prefirió que no se quebrase el principio de legitimidad, con la interrupción de la línea sucesoria, y dio instrucciones muy precisas para que pudiese contar con la tutela y consejo de Metternich, aunque éste habría de compartir su influencia con los componentes de un órgano colectivo, Conferencia de Estado, que se constituyó bajo la inspiración de la familia imperial. Los sentimientos antimonárquicos fueron muy endebles en aquellos años y la dinastía no estuvo en peligro ni siquiera durante los acontecimientos revolucionarios de 1848.El Imperio austriaco era el resultado de la acumulación de una serie de posesiones territoriales entre las que, aparte de los propios territorios austriacos, había que añadir los reinos de Hungría, Bohemia y Dalmacia, las provincias italianas de Lombardía y Venecia, la zona de Galitzia y Cracovia, y los ducados de Salzburgo y Bukovina. Entre esos territorios no había otro vínculo de unidad que la fidelidad personal de los súbditos al emperador.

Tan variados territorios englobaban una población también muy diversa en sus lenguas y sentimientos nacionales. Sobre los escasos 38.000.000 de habitantes que contaba el Imperio a la altura de 1848, sólo unos 8.000.000 eran de lengua alemana. Otros grupos importantes eran los magiares, que se acercaban a los 6.000.000; los italianos, 5.000.000; y los checos, 4.000.000. Después, en orden descendente, hay que aludir a las poblaciones de rutenos (3.000.000), rumanos (2,5), polacos (2), eslovacos (2), serbios (1,5) y eslovenos (1), aparte de una dispersa población de judíos, que no debió alcanzar el millón de personas.

Austria era así, obligadamente, un Estado multinacional que trataba de adaptarse a las exigencias de un Imperio autoritario. Se presentaba así como una solución a los problemas planteados por las nacionalidades.

Los checos de Bohemia y Moravia, en el norte, estaban dirigidos por una nobleza muy integrada, que hablaba alemán, y era una nación que registraba un considerable renacimiento cultural desde comienzos de siglo. La tradición del husismo fue empleada para enfrentarla a los valores germánicos. Sus vecinos eslovacos, sin embargo, se debatían, para encontrar sus señas de identidad nacional, entre la tradición husita que compartían con los checos, o la búsqueda de la formación de una gran nación eslava.

El reino de Hungría planteaba problemas por las tensiones entre una alta nobleza terrateniente, muchas veces no magiar y germanizada, que monopolizaba la Cámara alta de la Dieta húngara, junto con los obispos católicos, y una baja nobleza, que controlaba la vida política local, y que coincidía en la Cámara baja de la Dieta con los hombres de profesiones liberales y de más profundas convicciones nacionalistas antigermanas. Su nacionalismo era nobiliario y exclusivista, y chocaba con las demandas de los eslovacos, en el norte; los rumanos, en el este, y los serbios, eslovenos y croatas, en el sur. Estos dos últimos alentaban la reivindicación de la vuelta a las Provincias de Iliria.

Estos nacionalismos desbordaban las posibilidades de establecimiento del liberalismo, que se veía también amenazado por los partidarios de las posiciones radicales de demócratas y socialistas. Ese es el caso de la península italiana, en donde los fracasos del nacionalismo mazziniano habían permitido una cierta consolidación de las posturas liberales.

El liberalismo también comienza a apuntarse en la misma Austria, en la que se registra la organización de sociedades liberales y asociaciones profesionales, pero encontró la total oposición de Metternich a cualquier tipo de reformas que pudieran satisfacer a las clases medias y beneficiar a sus rivales políticos.

Metternich se convirtió desde 1809 en ministro de Asuntos Exteriores de Austria y, a través de su influencia sobre el emperador Francisco, ha sido visto ordinariamente como el inspirador de la política austriaca hasta su caída, en 1848. Los objetivos de esa política serían la consolidación de una Monarquía católica, de carácter absoluto y centralizado, que ejerciese un rotundo liderazgo sobre el mundo germánico y una tarea de vigilancia sobre la Europa balcánica y meridional. Para ello contaba con el apoyo de la Iglesia católica, de una burocracia imperial notablemente germanizada, y del Ejército imperial.

En ese sentido, el sistema de Metternich ha sido visto, antes que nada, como un sistema de relaciones internacionales europeo ( Santa Alianza con Prusia y Rusia), inspirado a partir de los intereses austriacos, contrarios al liberalismo y a la implantación de regímenes constitucionales. Esos principios habían hecho posible, a partir de lo acordado en diversos congresos (Viena 1815, Verona 1822, etc.), la intervención en otros Estados para impedir el triunfo de sistemas liberales, pero el liderazgo austriaco parecía debilitado después de 1830. La intervención de Viena en el proceso de la independencia de Bélgica había sido escasa, y las advertencias de Metternich tampoco habían contado mucho en la marcha de los griegos hacia la independencia o en las crisis del Próximo Oriente. En todo caso, Austria pudo mantener una cierta preeminencia y, a comienzos de los años cuarenta, Metternich obtuvo garantías suficientes de la estabilidad del Imperio Otomano, a la vez que veía difuminarse los peligros de una posible entente liberal franco-británica.

Metternich había intentado ser el "gendarme de Europa", frente a los avances del liberalismo y el nacionalismo y, en ese sentido, sus logros fueron también moderados, ya que no consiguió impedir la progresiva implantación de regímenes liberales en la Europa occidental, ni contener del todo los procesos nacionalistas.

En el plano de la política interior, Metternich ha sido presentado habitualmente como el factotum de un Estado policiaco, en el que las medidas de censura y espionaje impedían la consolidación de cualquier movimiento liberal y la posibilidad de un cambio revolucionario. En realidad, el papel de Metternich en la política interior debió ser mucho más modesto, dado el carácter desconfiado de Francisco I, y sólo en los años finales de éste parece haber adquirido verdadero ascendiente sobre el emperador. Metternich tuvo que superar, desde finales de los años veinte, la competencia del conde Kolowrat, que tuvo a su cargo las cuestiones financieras y trató de contener las demandas de gastos hechas por Metternich para necesidades del Ejército y de la Policía. Kolowrat se ganó, de paso, una cierta fama de liberal en contraposición al conservadurismo de Metternich.

A raíz del acceso al trono de Fernando I, en 1835, se abrió la posibilidad de que Metternich ejerciera el poder personal, como mentor del nuevo monarca, pero la reacción de la familia imperial llevó a la constitución de una Conferencia de Estado, que ejerció las funciones de regencia, y en la que Metternich tuvo que convivir con Kolowrat.
La caracterización de Austria como un Estado policiaco tampoco parece excesivamente ajustada. Alan Sked, que ha insistido en la necesidad de revisar esta imagen, ha señalado que una de las razones para explicar el triunfo de la revolución en Viena, en marzo de 1848, fue la escasa entidad de los efectivos de Policía y Ejército, que podrían haber garantizado el orden público. Es innegable que existía una fuerte censura de prensa y que la interceptación de la correspondencia era una práctica habitual, pero su eficacia no parece excesiva y, en última instancia, prácticas similares eran comunes en otros países de Europa. En cualquier caso, las medidas de control policiaco demostraron su eficacia al alejar el peligro revolucionario hasta el hundimiento del régimen en 1848.

También es verdad que el régimen tampoco se vio en excesivas dificultades con anterioridad a esa fecha. Las fuerzas liberales parecían extremadamente dispersas y la crítica política sólo parecía apuntar a reformas administrativas que asegurasen el buen gobierno. Los autores que dirigían sus dardos contra las oligarquías nobiliaria y eclesiástica, aunque sus planteamientos resultasen relativamente moderados y, desde luego, la Monarquía quedara siempre al margen de cualquier crítica.
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

Mensaje por nichtz5 »

Austria y Hungría durante las revoluciones de 1848-1849

Fuentes:
http://www.wikipedia.org/
http://bachiller.sabuco.com/historia/
http://www.artehistoria.jcyl.es

Revolución o revoluciones de 1848 (la Primavera de los Pueblos o el Año de las Revoluciones) es la denominación historiográfica de la oleada revolucionaria que acabó con la Europa de la Restauración (el predominio del absolutismo en el continente europeo desde el Congreso de Viena de 1814-1815).

Fueron la tercera oleada del más amplio ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XIX, que se había iniciado con las denominadas «revolución de 1820» y «revolución de 1830». Además de su condición de revoluciones liberales, las revoluciones de 1848 se caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero.

Iniciadas en Francia se difundieron en rápida expansión por prácticamente toda Europa central (Alemania, Austria, Hungría) y por Italia en el primer semestre del año 1848.
Aunque su éxito inicial fue poco duradero, y todas ellas fueron reprimidas o reconducidas a situaciones políticas de tipo conservador, su trascendencia histórica fue decisiva. Quedó clara la imposibilidad de mantener sin cambios el Antiguo Régimen.

La revolución de 1848 va a afectar a Austria con especial virulencia: por primera vez el país se ve sacudido por levantamientos liberales y nacionalistas. El liberalismo tuvo especial importancia en Austria, y sirvió de compañero del nacionalismo triunfante en los demás territorios que no eran de lengua alemana. Cuando parecía que la revolución había triunfado, el empleo del ejército restauró el régimen tradicional y se suprimieron las libertades. El nacionalismo de los distintos pueblos sometidos sería acallado pero no erradicado, esperaría nuevas oportunidades para resurgir.


Complejidad y diversidad de la revolución

Austria había quedado a salvo de las oleadas revolucionarias del 20 y del 30, tal vez por la política autoritaria y represiva de Metternich. Sin embargo el país se verá totalmente convulsionado por la marea revolucionaria del 48, la amenaza será tal que la primera víctima en caer fue el propio Metternich, pero la fuerza de la revolución hará tambalearse también al imperio de los Habsburgo. En Austria encontramos dos zonas totalmente diferenciadas, Austria propiamente dicha y el Reino de Hungría. En Austria las revoluciones tendrán un componente predominantemente liberal, con la excepción de la zona checa donde el ingrediente nacionalista será importante. En Hungría el componente nacionalista es fundamental. Por la intensidad del componente nacionalista esta revolución ha sido denominada la primavera de los pueblos porque consolida y fortalece el sentimiento nacional de las diversas naciones sometidas al estado austriaco (polacos, checos, eslovacos, húngaros...). Pero las reivindicaciones nacionalistas no son todas iguales, iban desde la autonomía de checos y croatas pasando por la independencia de los húngaros y el separatismo de los italianos.

a) Los inicios de la revolución en Hungría

El día tres de marzo la Dieta o parlamento húngaro promulgó las famosas leyes de marzo, por ellas se establecía un gobierno propio para Hungría, un parlamento elegido por el pueblo y una completa autonomía de Austria. También se llevan a cabo algunas reformas sociales con la clara intención de modernizar el país.

b) Los inicios de la revolución en Viena

Por influencia de los acontecimientos húngaros estalla la insurrección en Viena, el día trece de marzo burgueses, socialistas, estudiantes y obreros se echan a la calle, su principal reclamación es el cese de Metternich; el emperador Fernando I cede a esas peticiones. El pueblo estalla con rabia y quiere romper con la restauración y el absolutismo, el componente liberal del movimiento es evidente.

Asustado el emperador ante la insurrección, promete convocar una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal para redactar una constitución. A la vez proclama la libertad de prensa. El 15 de mayo se producirá en Viena un nuevo levantamiento, el pueblo no acepta la constitución que ha otorgado el emperador por ser muy limitada políticamente. Ante este nuevo brote el Fernando I huye a Innsbruck.

c) La revolución de 1848 en Praga

En los territorios checos la revolución también prende con fuerza, y al igual que en el caso húngaro tiene un componente nacionalista predominante. El levantamiento de burgueses, estudiantes y obreros consigue de Viena el 8 de abril la apertura de una Dieta (Parlamento) representativa para las tres provincias pobladas por los checos: Bohemia, Moravia y Silesia. Esa Dieta garantizaría las libertades políticas y daba importancia a todas las lenguas, declaraba al checo cooficial junto con el alemán.

d) La sublevación de los polacos

La parte de Polonia que estaba ocupada por los austriacos no iba a escapar del influjo revolucionario. La rebelión estalló con fuerza en Cracovia, y, a diferencia de los casos anteriores, fue duramente reprimida por el ejército austriaco.

e) La independencia de los italianos

Austria dominaba Lombardía y Venecia. Aprovechando los estallidos revolucionarios en Praga, Viena, Cracovia y Budapest, los lombardos, con el apoyo de los piamonteses, llegaron a proclamar la independencia.


La represión y el retorno al viejo orden

Cuando parecía que la revolución había triunfado, la reacción de los elementos conservadores y la fuerza del ejército van a sofocar todos los levantamientos y, tras una dura represión, todo volverá al orden anterior. Se puede decir que a partir de la huída del emperador la situación había llegado muy lejos, y a partir del mes de junio se inicia el reflujo revolucionario. En ese mes se reprime por la fuerza un nuevo levantamiento de los checos. La reorganización de las tropas imperiales hace posible también que en pocos días se recuperen Lombardía y Venecia.

Entretanto, Hungría teme el ataque austriaco, en esos momentos decide cortar toda relación con Austria y erigirse en república independiente. Para debilitar a los húngaros el gobierno imperial recurre a las minorías nacionales que hay dentro de Hungría y a las que el gobierno de Budapest no reconoce sus derechos, estallan levantamientos antihúngaros en Eslovenia, Serbia y Croacia. El golpe definitivo a los nacionalistas húngaros vendrá en junio de 1849 de la mano de Rusia que se ha aliado con Austria para frenar la revolución. La posterior represión austriaca fue sangrienta y no ayudaría a calmar la rivalidad entre los dos pueblos.

En octubre del 49 Viena se subleva de nuevo, es el último levantamiento, las tropas no dudan en bombardear la ciudad para sofocar la rebelión. Al acabar el levantamiento los conservadores obligan a abdicar a Fernando I, pese al fin de la revolución el emperador ha hecho promesas a los vieneses que debe cumplir. Como el emperador no puede faltar a su palabra se le obliga a abdicar en la persona de Francisco José I que concentrará en sus manos todo el poder e iniciará una rígida centralización del país.
Como balance de todo el proceso vemos que las ideas nacionalistas son ampliamente mayoritarias en este mosaico de naciones que es el Imperio Austriaco. Aunque acaben en fracaso estarán acechando ante la más mínima muestra de debilidad de Viena y, a la larga terminarán triunfando tras el hundimiento del Imperio Austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial. El liberalismo se ha extendido también entre las capas populares, es la única salida posible para la modernización de un imperio obsoleto y anquilosado.
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El imperio austriaco entre las revoluciones de 1848 y el Compromiso de 1867. Neoabsolutismo y federalismo en Austria (1848-1867)

Fuente: http://bachiller.sabuco.com/historia/
Lo que conocemos como Imperio Austriaco era un conglomerado de territorios que pertenecían a la familia de los Habsburgo desde tiempos inmemoriales. En su interior estos territorios presentaban dos graves problemas: la falta de unidad y la incapacidad de sus gobernantes para transformar aquellas posesiones patrimoniales en un estado modernizado. La labor del nuevo emperador Francisco José I era solucionar esos problemas. Tras una tentativa autoritaria y centralista que fracasó, decide cambiar de política y en 1867 –un año después de la derrota frente a los prusianos y su marginación de Alemania- el Imperio se transforma en una monarquía dual con una amplia autonomía para los húngaros. El nuevo estado –que pasa a llamarse Imperio Austro-húngaro- sobrevivirá hasta la derrota en la I Guerra Mundial.


El problema de las nacionalidades en el Imperio Austriaco

De todos los problemas con que contaba el Imperio de los Habsburgo el más importante es el problema de las nacionalidades. El territorio estaba lejos de ser una unidad geográfica o cultural, con un contraste muy grande entre las diferentes zonas del país. A este contraste hemos de añadir la tradicional oposición campo-ciudad: las masas rurales permanecían ajenas a la cultura y a la forma de hacer de las élites gobernantes que hablaban el alemán o el magiar. Podemos decir que las distintas minorías nacionales estaban muy mezcladas, dificultando aún más las cosas. Solamente los alemanes (austriacos de lengua alemana) eran mayoritarios en la zona que hoy es Austria, gozando de un mayor nivel de vida y ostentando casi todos los cargos públicos. El resto de las minorías –y eran muchas- se consideraban a sí mismas como marginadas, con un nivel de desarrollo económico inferior y con menores oportunidades para participar en la vida política. Este descontento es el caldo de cultivo ideal para el desarrollo de revueltas nacionalistas.

a) Minorías en Austria

Además de los alemanes (austriacos de lengua germánica) la minoría más importante es la de los checos. Éstos tratan de conseguir todo aquello que los húngaros consigan de los austriacos. Su nacionalismo se basa en la reivindicación de la lengua checa y el rechazo a la imposición del alemán. En el sur de Austria están también los italianos que se reparten entre la Lombardía y el Véneto, siendo partidarios de la independencia de Austria, hecho que conseguirán al unirse al Piamonte en 1859; pequeñas minorías italianas viven en el Trentino (Tirol), Trieste e Istria, que pasarán a Italia tras la Primera Guerra Mundial. Los polacos del Imperio Austriaco colaboran con los germanos pero su idea es formar un estado independiente con los polacos que viven en Rusia y Prusia.

b) Minorías en Hungría

Además de los húngaros, que son mayoritarios, y que ya de por sí mantienen una tensión constante con Viena para reclamar más autonomía o la independencia, existen otros pueblos que no serán tenidos en cuenta por la minoría húngara. Entre ellos, están los rumanos que viven en Transilvania y que serán despojados de derechos políticos. Destacan también los croatas que tienen una leve autonomía, y los eslovacos.


El Imperio Austriaco de 1848 a 1859

El emperador Fernando I fue obligado a abdicar por las concesiones dadas a los sectores nacionalistas y liberales. En su lugar reinaría durante sesenta años Francisco José I, que fue proclamado emperador el 2 de diciembre de 1848, cuando la revolución del 48 todavía no había terminado. Aunque su intención era modernizar el país, en la práctica mantuvo un férreo control del poder y siguió apoyado en los sectores tradicionales, como la Iglesia o la aristocracia.

a) Los primeros años del reinado de Francisco José I

Las primeras medidas de su reinado iban encaminadas a frenar a los revolucionarios, para ello aprobó la Ley fundamental el 4 de marzo de 1849 y disolvió la Asamblea Constituyente que había convocado su Fernando I con la intención de redactar una constitución. Esta Ley fundamental establecía para su Imperio un estado centralizado y unitario. Esta ley fue abolida en 1851.

La primera consecuencia de esta ley fue la anulación de la Constitución Húngara, lo que originó una dura respuesta por parte de los húngaros que llegaron a deponer a Francisco José y a erigirse en República independiente. La respuesta de Francisco José no se hizo esperar y con ayuda rusa sofocó de manera sangrienta el levantamiento.

En 1851, una vez consolidado en el poder y pacificado el país tras la revolución, el emperador dio un giro autoritario y anuló la Ley fundamental. En esa línea conservadora se enmarca la firma del concordato con la Santa Sede de 1855, con él la Iglesia sería favorecida por el poder, controlaría la enseñanza y conservaría su rico patrimonio.

b) La obra de Bach como ministro del interior (1852-1859)

En 1852 se nombra como ministro del interior a Bach, llevándose a cabo una amplia labor reformadora con el objetivo de modernizar la administración y limitar el poder de la nobleza. Otra medida importante fue la declaración de la libertad de los campesinos, acabando con los restos del sistema feudal y dando otro golpe al poder de la nobleza. Una de las reformas más importantes fue la de la justicia, igualando a todos los súbditos ante la ley.

La etapa de Bach fue de una gran prosperidad gracias a una coyuntura económica internacional favorable, presidida por el librecambismo y el desarrollo del ferrocarril y los grandes bancos.

Pero Bach chocó con los húngaros por su autoritarismo, pues éstos no olvidaban sus ansias de autonomía y rechazaban continuamente todas las medidas de Bach tendentes a germanizar Hungría.

La etapa de crecimiento y prosperidad tendrá su final con la crisis bursátil de 1857, el desplome de la bolsa y el consiguiente cierre de negocios por falta de créditos, volviéndose altamente impopular el gobierno de Bach. En este contexto se produjo la guerra con el Piamonte y Francia que desembocó en la pérdida de la Lombardía en 1859.


Política interior y tensiones nacionales de 1859 a 1867

El desastre de 1859 llevó a Francisco José a un cambio de política en relación con los húngaros y otras nacionalidades del Imperio. En ese sentido se produjo un viraje hacia un régimen más descentralizado para calmar las tensiones internas y lograr un acomodo de los distintos pueblos que convivían bajo su cetro.

a) El Diploma de Octubre

El 20 de octubre de 1860 el noble polaco Galuchowski fue el artífice de una ley por la cual se reconocían algunos parlamentos o dietas en Hungría y otras regiones. Estas dietas tenían una cierta capacidad legislativa y enviarían sus representantes al Reichsrat o parlamento imperial; el poder ejecutivo sólo sería responsable ante el emperador y no ante la cámara. Esta obra legislativa, lejos de calmar las ansias autonomistas de los húngaros, suscitó una serie de protestas por parte de éstos que consideraban la ley muy escasa, pidiendo, lisa y llanamente, la Constitución de 1848.

b) La Patente de Febrero

Complementaba desde el punto de vista legal la obra del Diploma, pero era mucho más restrictiva y centralista ya que eliminaba la capacidad legislativa de las dietas. Evidentemente sería duramente contestada por los húngaros y otros pueblos. Estas medidas legislativas se completan con una ley electoral en la que se favorecía a los alemanes originando la oposición virulenta de los demás pueblos.

El rechazo de estas leyes hizo que el gobierno imperial suspendiera el Diploma, la Patente y la Ley electoral; eran consideradas como insuficientes y el encaje y acomodo de los nacionalistas húngaros en el Imperio seguía siendo una asignatura pendiente. El hundimiento austriaco en 1866 en Sadowa frente a Prusia significaba su marginación de los asuntos alemanes y era imperiosa la necesidad de llegar a un entendimiento con los húngaros para evitar el riesgo de fragmentación del Imperio.


El Augleich (compromiso) de 1867

La falta de entendimiento con los húngaros, tras varios intentos de reforma y descentralización, seguía siendo un factor de inestabilidad y tensión en el Imperio. Era urgente, pues, crear un marco jurídico adecuado para que el nacionalismo húngaro se sintiera cómodo dentro del Imperio.

A tal fin se llega a un compromiso (augleich) en 1867 que fue aceptado por el gobierno imperial y por los húngaros. Este acuerdo convertía al Imperio de los Habsburgo en una monarquía doble formada por dos territorios separados por el río Leitha: Cisleithania (Austria) y Transleithania (Hungría); en ese estado el Imperio de Austria y el Reino de Hungría eran casi independientes en sus asuntos internos. A partir de ahora el país pasa a denominarse Imperio Austro-húngaro. El emperador y rey era el jefe del Estado en los dos territorios y el responsable de la política exterior, del ejército y de la hacienda, los únicos asuntos que tendrían en común los dos reinos y de los que no tenía que rendir cuentas ante nadie. En cada territorio habría gobiernos distintos con un presidente cada uno que podía ser destituido por el Emperador, y dos cámaras parlamentarias separadas. Un Parlamento común se formaría por la reunión de las dos delegaciones parlamentarias de los dos territorios. éste tendría competencia sobre los asuntos comunes anteriormente mencionados. Además se establecía una unión aduanera entre los dos reinos renovable cada diez años.
Con la creación de la monarquía dual se calmaban, por el momento, las ambiciones de los húngaros, ya que estos gozaban de una autonomía casi total. Los Habsburgo garantizaban la conservación de sus dominios al dotar de estabilidad a las instituciones, pero los otros pueblos sometidos a Austria y a Hungría no fueron tenidos en cuenta, lo que generará tensiones en el futuro.
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Formación del Estado Rumano (1804-1866)

Fuente: http://www.wikipedia.org/

Principados danubianos fue el nombre con el que se designaba a los principados de Moldavia y Valaquia hasta su unión en 1859. Vasallos del imperio otomano desde finales del siglo XV y principios del XVI, los principados danubianos pasaron a ser un enclave estratégico cuando en el siglo XVIII se convirtieron en frontera entre los dominios del sultán y los imperios en expansión de Austria y Rusia. En 1859 la unión de estos territorios bajo un mismo príncipe sentaría las bases para el nacimiento de la Rumanía moderna.


Dominio otomano

La rápida expansión de los turcos otomanos alcanzó pronto los territorios del Danubio (1389). En 1395 Valaquia comenzó a pagar un tributo al sultán y en 1456 le tocó el turno a Moldavia. Después de una época de luchas intermitentes por su independencia, Valaquia (en 1476) y Moldavia (en 1503) caerían definitivamente bajo la órbita turca. Los principados se convirtieron, entonces, en estados vasallos del imperio otomano, conservando una cierta autonomía. En ambos casos, un príncipe teóricamente elegido por la nobleza (los boyardos) y el alto clero, gobernaba en nombre del sultán. El príncipe ostentaba en su territorio el gobierno civil con el título de hospodar («señor») y el militar con el de voivoda («duque»).


Expansionismo austríaco y ruso, Época fanariota

El expansionismo austríaco y ruso y la colaboración de los principados danubianos con dichas potencias llevó al imperio otomano a ejercer un mayor control sobre estos territorios durante el conocido como «período fanariota» (1711-1822 en Moldavia y 1716-1822 en Valaquia). El nombre de este período hace referencia a los fanariotas, poderosos comerciantes griegos residentes en Fanar (Estambul), que serían nombrados por decreto del sultán, abandonando la costumbre de elegir a los príncipes por votación entre la aristocracia nativa. La Sublime Puerta había comprendido la importancia estratégica que habían adquirido los principados del Danubio ante la presión de las potencias vecinas.

El Tratado de Küçük Kaynarca, firmado en 1774 por los otomanos y los rusos, concedió a estos últimos el derecho de intervenir en nombre de la Iglesia Ortodoxa en los asuntos de los principados, lo que Rusia aprovechó para bloquear las intervenciones otomanas en los territorios. Así, Rusia intervino para mantener el gobierno de los hospodares, quienes habían perdido el apoyo de la Puerta a principios del siglo XIX, y estuvo presente en los estados del Danubio compitiendo por con el Imperio austríaco por las influencias en la zona.

Pese a la llegada de numerosos griegos a los principados gracias a las políticas de los distintos hospodares, las tierras tradicionales del reino siguieron estando bajo control de un pequeño grupo de familias boyardas, las cuales se opusieron a los intentos reformistas para mantener sus privilegios.

Durante las últimas décadas del siglo XVIII, la creciente importancia estratégica de la región llevó al establecimiento de consulados representantes de las potencias europeas interesadas en observar el desarrollo de los sucesos locales. Se abrieron consulados de Rusia, Austria, Francia, Gran Bretaña y Prusia.

En 1821, el incremento del nacionalismo griego en diversas partes de los Balcanes debido a la guerra de independencia de Grecia llevó a la ocupación de los dos estados danubianos por parte de la Filikí Etería, una sociedad secreta griega que buscaba –y en un principio consiguió– el apoyo ruso. Mientras que en Moldavia pudo tomar las riendas del gobierno con facilidad, la expedición de la Filikí Etería encontró una situación más complicada en Valaquia, donde una regencia de los principales boyardos intentaba eliminar las instituciones fanariotas y obligar a que los nacionalistas griegos aceptasen su mando. Se llegó a un acuerdo gracias a que ambos grupos, los eteristas y los boyardos, a Tudor Vladimirescu, un líder pandur de Oltenia y sudiţi de Rusia que había instigado la rebelión anti-fanariota. Sin embargo, la retirada del apoyo ruso a Vladimirescu, le forzó a buscar un acuerdo con los otomanos. Esto llevó a una coalición de eteristas y ciudadanos enfadados a asesinarlo alarmados por su nuevo programa anti-boyardo. Después de que los otomanos invadiesen la región para expulsar a los eteristas, los boyardos obtuvieron de la Puerta el final del sistema fanariota.

En 1822, Turquía devolvió a Valaquia el derecho de nombrar a sus príncipes. Durante el reinado de estos príncipes el espíritu nacional se despierta y del odio hacia los turcos se pasó al aborrecimiento de los rusos, verdaderos dominadores del principado.


Los Reglamentos Orgánicos

El Regulamentul Organic (Estatuto Orgánico en rumano) fue una ley orgánica de carácter casi constitucional impuesta por el Imperio ruso en 1834 en Moldavia y Valaquia, los dos Principados del Danubio que se convirtieron en la base de la actual Rumanía. El texto significó la confirmación del régimen tradicional con la instalación de un protectorado ruso que duró hasta 1854. De ideología conservadora, llevó a un periodo de reformas sin precedentes que permitieron la occidentalización de la sociedad local. El Regulamentul ofreció a los dos principados su primer sistema de gobierno común.

Los dos principados, que habían ido aumentando progresivamente su dependencia del Imperio otomano desde la Edad Media, empezaron a orientarse hacia Rusia, que hacía peligrar el dominio otomano sobre la región. Rusia, como imperio de religión ortodoxa con herencia bizantina, ejercía una notable influencia sobre los lugareños. Al mismo tiempo, la Puerta hizo varias concesiones a los dirigentes boyardos de Moldavia y Valaquia para asegurarse el mantenimiento de su predominio en la zona.


Revolución de 1848

En 1848 los valacos se sublevaron contra el príncipe Gheorghe Bibescu, partidario de Rusia, venciendo los insurrectos y aceptando el príncipe la constitución que le fue presentada. Pero posteriormente se nombró un gobierno provisional y los rusos invadieron Valaquia. La Puerta envió un cuerpo de ejército que venció a la revolución y se abolió la antigua constitución. El país fue militarmente ocupado y estalló una lucha entre las dos cortes de San Petersburgo y Constantinopla, queriendo la primera avasallar los principados y la segunda mantener su independencia tan necesaria a su seguridad. Por último, el acta de 1 de mayo de 1849 arregló la cuestión. Se decidió que el estatuto orgánico o reglamentado, obra de Rusia y cuya iniquidad había producido la revolución de 1848, se revisaría; que los hospodares serían nombrados por la Puerta de acuerdo con Rusia, pero que al cabo de siete años, la elección de aquellos sería restituida a los principados y a sus asambleas representativas.


La Guerra de Crimea

La Guerra de Crimea fue un conflicto bélico entre el Imperio ruso, y la alianza del Reino Unido, Francia, el Imperio otomano (al que apoyaban para evitar su hundimiento y el excesivo crecimiento de Rusia) y el Reino de Piamonte y Cerdeña, que se desarrolló entre octubre de 1853 y febrero de 1856. La mayor parte del conflicto tuvo lugar en la península de Crimea en el mar Negro. Rusia fue derrotada y fue obligada a pedir la paz.

La guerra terminó en 1856 con el Congreso de París, de donde salió un gobierno conjunto y relativamente autónomo para Moldavia y Valaquia; Rusia renunció a la protección directa de los cristianos ortodoxos que vivían en el Imperio otomano y se estableció la neutralidad del mar Negro.


Unión de Valaquia y Moldavia, Formación de Rumanía

En 1859 los principados históricos de Valaquia y Moldavia se unieron de facto con la elección del mismo hombre, Alexandru Ioan Cuza, como príncipe. Con ello aparecerían rasgos de una democracia burguesa a partir de 1860.

La aparición de la monarquía constitucional tomó forma con Alexandru Ioan Cuza quien, en 1859, fue elegido príncipe de Moldavia y Valaquia, haciendo que estas impulsasen la unificación rumana en 1866, cuando estos países formaron el reino de Rumania. Con Carol I finalmente se hizo respetar la libertad del reino con los tratados de San Stefano y la Conferencia de Berlín, ambas en 1878. Mientras se abogaba por la independencia, Moldavia y Valaquia se unificaron no solo política sino económica y socialmente como preludio a la formación de un sólo país en el siglo XIX.
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Formación del Reino de Serbia (1804-1866)

Fuente: http://www.wikipedia.org/
Serbia alcanzó la autonomía del Imperio otomano mediante dos levantamientos ocurridos en los años 1804 y 1815, respectivamente, aunque los turcos mantuvieron una guarnición en la capital, Belgrado hasta 1867.

Rebelión de 1804
La Primera insurrección serbia o Primera revuelta serbia contra los turcos, tuvo lugar de 1804 a 1813, después de más de tres siglos de ocupación otomana en el país. Fue finalmente suprimida en 1813, más la represión consecuente provocó la Segunda insurrección serbia de 1815 que condujo a la autonomía y eventual independencia de Serbia.

Tras la derrota del Imperio otomano en la guerra de 1788-1791 contra el Sacro Imperio Romano, en Serbia se comenzaron a sopesar las posibilidades de éxito de un levantamiento contra los turcos. Muchos serbios habían estado al servicio de Austria durante la guerra, adquiriendo así una cierta experiencia militar. El Imperio otomano ya estaba en una crisis muy profunda, lo que se reflejaba en la posición extremadamente difícil de la población cristiana dentro del imperio.

Karađorđe Petrović fue el líder del primer levantamiento nacionalista serbio. En 1801 se inició un reinado de terror por parte de los administradores locales del imperio otomano, los jenízaros. Durante este período, el pueblo serbio fue reducido a la esclavitud y el sufrimiento. En este momento, los serbios experimentaban una humillación y un tormento sin precedentes desde la caída de Serbia hacia cientos de años. La represión de los jenízaros culminó con una terrible masacre de los líderes serbios prominentes.

En respuesta a estos acontecimientos, los dirigentes serbios supervivientes se reunieron en un mitín en la localidad de Orasac el 15 de febrero de 1804. En esa reunión, los líderes rebeldes eligieron a "Karadjordje" Petrovic para liderar un levantamiento contra los jefes jenízaros. A partir de ese momento, Karadjordje estuvo inseparablemente conectado con el destino del Primer Levantamiento Serbio. Con el paso del tiempo, el elegido Líder Supremo se convirtió en la figura central e impulsor del movimiento de liberación nacional del pueblo serbio. Los rebeldes serbios se vieron enfrentados contra el ejército del sultán otomano enviado para sofocar la rebelión. Las victorias serbias se sucedían una tras otra en las batallas de Ivankovac (1805), y Misar Deligrad (1806). A finales de 1806 el ejército serbio había liberado Belgrado. En 1807 no existían fortificaciones otomanas controladas en Serbia.

Esta situación obligó a Turquía a negociar con los serbios victoriosos. De acuerdo con la llamada "paz de Ickov", Serbia se convierte en un principado vasallo turco. Sin embargo, las ambiciones Karadjordje apuntaban a la plena independencia y la liberación de todos los serbios bajo el dominio otomano. Después de establecer una alianza con Rusia en la primavera de 1807, la guerra de Serbia contra la el imperio otomano continuó.

El sur de Serbia fue liberado y las tropas serbias entraron en la región de Raska y establecieron una conexión con Montenegro. El Estado de Serbia y la posición de Karadjordje como el Líder Supremo se fortalecieron junto a la liberación de territorios adicionales. Dentro de la independiente Serbia se formaron un Consejo Ejecutivo, tribunales, oficinas de correos y un ejército regular, así como la "gran escuela" (la futura Universidad) de Belgrado. Las escuelas primarias fueron fundadas en todas las ciudades en Serbia. Karadjordje otorgó leyes y reformas constitucionales a Serbia, convertido en un país gobernado por la ley. A finales de 1808, Karadjordje Petrovic fue proclamado líder supremo hereditario de los serbios. En virtud de la reforma constitucional de 1811, Karadjordje fortaleció su posición como líder de la sublevación y el país, pero la paz no iba a durar. Bajo la presión del ejército de Napoleón, aliado de Serbia, Rusia firmó un tratado de paz con Turquía en 1812 y esto dejó solo a Serbia para enfrentarse al ejército otomano. En respuesta a esto, los otomanos lanzaron una campaña militar contra Serbia en 1813. Casi una década de guerra había debilitado el ejército serbio y el Primer Levantamiento Serbio fue aplastado en una represión sangrienta.

A pesar de los esfuerzos de Karađorđe para obtener aliados entre los serbios de Austria, los serbios de Bosnia, los rusos, o de Napoleón Bonaparte, el Estado serbio rebelde fue aplastado por los otomanos en 1813. Tras el fracaso del primer levantamiento, la mayoría de sus mandos instigadores escaparon al abrigo de los Habsburgo, y sólo unos pocos permanecieron en Serbia. Karađorđe escapó con su familia.

El Primer Levantamiento Serbio logró liberar al país durante un tiempo significativo (1804-1813) del Imperio otomano. Por primera vez en tres siglos, los serbios se gobernaron a sí mismos sin la supremacía del Imperio otomano ni de los Habsburgo de Austria. El levantamiento serbio no fue sólo una rebelión nacional, sino también una revolución social, después de la cual Serbia experimentó un progreso porqué aceptó los valores de la sociedad burguesa.

Miloš Obrenović, uno de los líderes de la primera revuelta, se rindió a los turcos otomanos, y fue nombrado "Obor-Knez" ("dirigente"). Hadzi Prodan Gligorijević intentó un nuevo levantamiento en 1814, pero Obrenović no lo apoyó, pues consideró que no era el momento oportuno. Tras el fracaso de esta revuelta, los turcos infligieron una mayor persecución contra los serbios, con trabajos forzados y mayores impuestos.


Rebelión de 1815

La Segunda Insurrección Serbia fue la segunda fase de la Revolución serbia contra el Imperio otomano, y estalló poco después de la reanexión del país a este imperio, en 1813. El segundo levantamiento trajo consigo la semiindependencia de Serbia del Imperio otomano. Se estableció el Principado de Serbia, que se regía por su propio Parlamento, Constitución y su propia dinastía real. La independencia de iure se consiguió en la segunda mitad del siglo XIX, pero esta segunda insurrección fue el comienzo de un establecimiento definitivo de un Estado y un ejército serbios.

En marzo de 1815, los dirigentes serbios, tras varias reuniones, decidieron iniciar una nueva revuelta. El Consejo Nacional proclamó la revuelta en Takovo el 23 de abril de 1815. El Knez Supremo Obrenović fue elegido como líder. Cuando los otomanos descubrieron la nueva revuelta condenaron a todos sus líderes a muerte. Los serbios provocaron las batallas de Ljubic, Čačak, Palež, Požarevac y Dublje y expulsaron a los otomanos del Bajalato de Belgrado.

A mediados de 1815, comenzaron las negociaciones entre Obrenović y Maraşli Ali Pasa, el gobernador otomano. Obrenović consiguió una forma de autonomía parcial para los serbios y, en 1816, la Sublime Puerta de Turquía firmó varios documentos para la normalización de las relaciones entre serbios y turcos. El resultado fue el reconocimiento del Principado de Serbia por el Imperio otomano. Aunque el principado pagaba un impuesto anual a Estambul y hubo una guarnición de soldados turcos en Belgrado hasta 1867, Serbia era, en la mayoría de los asuntos, un Estado independiente.

En 1817, Obrenović consiguió forzar a Maraşli Ali Paşa a negociar un acuerdo no escrito, y con ello se dio por finalizado el Segundo Levantamiento Serbio. El mismo año, Karađorđe, el líder del primer levantamiento, volvió a Serbia, pero fue asesinado, presuntamente en un complot de Obrenović y los otomanos, que aún temían su popularidad. Se ha interpretado que aquí nació la enemistad entre las dinastías Obrenović y Karađorđević.

Obrenović recibió el título de Príncipe de Serbia. En 1878, bajo el mandato de Milan I de Serbia (nieto de su hermano), Serbia obtuvo la independencia completa por el Tratado de Berlín.


Cronología del Principado de Serbia
  • 1815, abril - El líder serbio Miloš Obrenović declara la guerra al Imperio otomano.
  • 1815, diciembre - La mayoría de la Serbia Central ha sido liberada y expulsado el ejército otomano.
  • 1816 - El Imperio otomano ofrece cierto nivel de autonomía a la Serbia insurrecta. Los dirigentes serbios rechazan el tratado.
  • 1817 - El levantamiento llega a su fin con el tratado entre Miloš signos Obrenović y el comandante otomano Maraşli Ali Pasa. Se declara el Principado de Serbia, con Miloš Obrenović I como príncipe.
  • 1830 - Se reafirma la semi-independencia con un nuevo tratado.
  • 1835 - Primera Constitución en los Balcanes, escrita en el Principado de Serbia. Se introduce el Parlamento de Serbia sobre la base regular. La Dinastía Obrenović es nombrada heredera legal al trono de Serbia. También describe a Serbia como un principado parlamentario independiente, lo que incomoda al Imperio otomano y la monarquía de los Habsburgo.
  • 1848 - Revueltas contra los Habsburgo, entre otras, en las zonas pobladas por serbios de su imperio. Vojvodina y el Banato de Timişoara proclaman su unificación con el Principado de Serbia. La rebelión llega a su fin por los esfuerzos diplomáticos de Viena.
  • 1867 - Serbia se convierte en país independiente de facto cuando las fuerzas otomanas abandonan el país, presionadas por Gran Bretaña y Francia.
  • 1878 - La independencia de iure es declarada formalmente en Belgrado por decisión de las grandes potencias en el Tratado de Berlín, una revisión del anterior Tratado de San Stefano, que había reconocido la independencia de Serbia.
Durante su existencia, el principado de Serbia fue creciendo hacia el Sur, anexionándose territorios anteriormente bajo dominio otomano.
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Polonia entre 1864 y 1914

Fuente: http://www.wikipedia.org/


La Era del Trabajo Orgánico (1864-1890)
Polacos en Rusia y Prusia

Tras el aumento de la opresión rusa después de que los levantamientos nacionales fallidos, los líderes polacos se convencieron de que la insurrección reciente era prematura y contraproducente. Durante las décadas que siguieron la Insurrección de enero (1863-1864), los polacos abandonaron en gran parte el objetivo de la independencia inmediata y se fijaron como objetivo la fortificación del concepto nacional a través de los medios más sutiles de desarrollo de la educación, la economía y la modernización de la sociedad. Este enfoque tomó el nombre de Trabajo Orgánico, con la filosofía del fortalecimiento de una sociedad polaca de amplias masas, bajo la influencia del positivismo. Para unos, la adopción del Trabajo Orgánico significó la dimisión permanente para la independencia, pero muchos polacos lo recomendaron como una estrategia de combate contra la represión a la espera de una oportunidad eventual de conseguir la autonomía.

Ni tan vistosos como las rebeliones ni venerados en la memoria nacional polaca, los métodos cotidianos del Trabajo Orgánico demostraron sentar las condiciones políticas del siglo posterior. El equilibrio internacional de fuerzas no favoreció la recuperación de la estructura del Estado cuando tanto Rusia como Alemania vislumbraron la eventual facilidad de una extirpación de la identidad nacional polaca. El Imperio alemán, establecido en 1871 como una versión ampliada del estado prusiano, apuntaba a la asimilación de las provincias del Este habitado por polacos. Al mismo tiempo, San Petersburgo intentó rusificar el antiguo Congreso de Polonia, aplicando como Berlín restricciones contra el uso de la lengua polaca y la expresión cultural. Los polacos bajo dominio ruso y alemán también soportan campañas oficiales del gobierno contra la Iglesia Católica: Bismarck busca atraer la Iglesia Católica a un control estatal y los rusos ampliar el credo ortodoxo en todas partes del Imperio.

Polacos en Austria

Los polacos bajo la jurisdicción austríaca (después de 1867 el Imperio de los Habsburgo comúnmente se conocía como la Austria-Hungría) se opusieron a un régimen generalmente más clemente que el alemán o el ruso. Los polacos no sufrieron ninguna persecución religiosa en una Austria predominantemente católica, y Viena contó con la nobleza polaca como aliada clave en un juego político complejo dado el establecimiento de un imperio multinacional. A cambio de la lealtad, la Polonia austríaca, Galitzia, recibió una autonomía administrativa y cultural considerable. Galitzia ganó reputación como una oasis de tolerancia entre la opresión alemana y rusa. El Sejm provincial de Galitzia constituyó un cuerpo parlamentario semiautónomo, y los polacos pudieron representar a la región en el gobierno del Imperio en Viena. A finales del siglo XIX, las universidades de Cracovia y Leópolis (Lwow) estaban reconocidas como los centros de la actividad intelectual polaca, y Cracovia era el centro del arte polaco. Incluso después de la restauración de la independencia, muchos residentes del sur de Polonia expresaron un poco de nostalgia por los días del Imperio de los Habsburgo.


La Era del Nacionalismo (1890-1914)

El período está marcado por un mayor énfasis del nacionalismo polaco a raíz del desarrollo industrial y de los logros conseguidos en la era del trabajo orgánico en algunas regiones. Se van formando las orientaciones políticas polacas, obteniéndose un estallido del nacionalismo con la revolución de 1905 al verse debilitado el Imperio ruso del zar Nicolás II. Antes de llegar a la Primera Guerra Mundial, el enfrentamiento y tensión entre Alemania, Austria y Rusia facilitará la labor del nacionalismo polaco.

La causa inmediata de la revolución de 1905 fue la crisis económica en el Imperio ruso, que se ve agravada por la guerra ruso-japonesa, que estalló en 1904. El conflicto dio lugar a dos de las más principales orientaciones políticas polacas, comúnmente conocidas como los socialistas y los nacionalistas, dirigidas por Pilsudski y Dmowski, respectivamente. El primer deseaba obtener apoyo financiero y militar para oponerse a Rusia, mientras que el segundo quería evitar una confrontación, viendo como el principal enemigo de la cuestión polaca a Alemania.

Sintieron los efectos de la guerra los centros industriales, principalmente los polacos, creados recientemente como resultado de la industrialización y la era del trabajo orgánico. El aumento de los precios de los alimentos, la disminución de los salarios y el reclutamiento en el ejército dio lugar a una serie de revueltas de los trabajadores que tuvieron lugar a finales de 1904.

La crisis se extendió todo el imperio. Tras la sangrienta represión de las manifestaciones públicas frente al Palacio de Invierno en San Petersburgo, se inició una serie de manifestaciones y luchas callejeras en varias ciudades, que se extendieron durante dos años. Los disturbios y las huelgas más importantes en las tierras polacas tuvieron lugar en Varsovia, Lodz, Ostrowiec, Radomsko y la región de Lublin. En Varsovia, en enero de 1905, los enfrentamientos de los manifestantes con el ejército llevarán a la Huelga General. El clímax de los disturbios fue la manifestación de los trabajadores en Lodz, 23 de junio, que se convirtió en una lucha de dos días de la calle que provocó a la muerte a más de 200 trabajadores de polacos, judíos y alemanes. En Lublin hubo una huelga de los trabajadores del campo, exigiendo, entre otras cosas, libertad religiosa.

Los manifestantes, en todo el imperio, exigieron reformas -crecimiento de los salarios, jornada laboral de 8 horas y democracia- la creación de una Asamblea Constituyente, e incluso el fin del régimen zarista. Los territorios polacos se unieron a esto y algunos círculos políticos incluyeron la independencia como demanda. Durante la revolución primó sobre todo la lucha del proletariado por sus intereses individuales, pero el conflicto nacionalista polaco subyace en el conflicto.

Nicolás II cedió a las demandas de cambio constitucional en los asuntos del Imperio Ruso. El 16 de febrero de 1905 publicó un manifiesto anunciando la convocatoria de la Duma y la celebración de elecciones libres a la misma. Se convirtió al imperio en una monarquía constitucional. En Polonia, la revolución trajo una serie de cambios positivos. Se abrió la posibilidad de crear instituciones polacas y se permitió legalización de los partidos políticos, que capacidad para enviar a sus representantes a la Duma, iniciándose el movimiento corporativo. El desarrollo de la libertad personal restauró la educación polaca, formándose una biblioteca nacional y constituyéndose universidades. Se permite el uso de la lengua polaca en las oficinas municipales y se permitió la libertad religiosa.

La revolución, sin embargo, no trajo la independencia a Polonia, ni tampoco restauró un régimen de autonomía, siendo las concesiones del zar temporales. Además, la revolución también dio lugar a una marcada división de la sociedad entre los partidarios de la derecha y la izquierda.

La evolución del pensamiento político polaco derivó desde los levantamientos nacionales en la creación de una conciencia nacional (influencia de la ideología del nacionalismo) y una conciencia de clase (influencia de la ideología marxista). Al inicio del siglo XX, empezaron a imperar en Polonia tres principales corrientes políticas: socialista (liderados por Pilsudki), nacionalista (liderados por Dmowski) y el movimiento de los pueblos. De cada uno de ellos surge un partido político que toma una posición en relación con los dos temas principales que preocupan a la sociedad polaca: el renacimiento del Estado polaco y la lucha por los derechos de las clases sociales. Además, se debaten los instrumentos para lograr estos objetivos: la lucha activa, lucha armada o el Parlamento. Con estos conflictos se llegó a la antesala de la Primera Guerra Mundial.
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nichtz5
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

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Evolución política de Austria (Cisleitania) dentro de la Monarquía Dual (1867-1914)

Fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es


Sistema Constitucional
El "compromiso austro-húngaro" de 1867 supuso que las posesiones de los Habsburgo, en este momento con Francisco José a la cabeza, formaran una Monarquía dual. Por una parte, el imperio de Austria (Austria, Bohemia, Moravia, Eslovenia, Carniola, Istria y Galitzia). Por otra, el Reino de Hungría (Hungría, Transilvania, Croacia-Eslavonia y Fiume). Ambas Monarquías tendrían en común un monarca, tres ministerios con competencias en ambos Estados (Asuntos Exteriores, Guerra y Hacienda) y el Ejército Imperial y Real con el idioma alemán como lengua de mando. Sin embargo, tanto Austria como Hungría dispusieron de un ejército territorial con idioma de mando en su respectiva lengua.

Cada Estado tuvo su propio poder legislativo. El Consejo del Imperio en Austria y la Dieta en Hungría. Cada una de estas instituciones tenían a su vez dos Cámaras diferentes. En el caso de Hungría, el Gobierno debía responder ante la Dieta, mientras que en Austria el ejecutivo no era responsable ante las Cámaras, sino ante el emperador. En todo caso, la competencia de las respectivas instituciones abarcaba lo referente a los ministerios de cada Estado y al ejército territorial. Respecto a los ministerios y ejército comunes, en lo que no dependían directamente del monarca, respondían ante dos Delegaciones de los parlamentos de Viena y Budapest, formada cada una por 60 diputados.

La Monarquía dual funcionó relativamente bien durante medio siglo. La cohesión del sistema se basó, en primer lugar, en la persona del soberano, Francisco José, que supo despertar un sentimiento de lealtad hasta su muerte en 1916. El Ejército Imperial y Real, así como la administración común, reforzaron la unión entre los que participaron en estas actividades, actuando como crisol.

El acuerdo entre Austria y Hungría suponía un intento de salvar el Imperio sin recurrir a la imposición por la fuerza, un compromiso en suma. En cierta manera, la historia del Imperio austro-húngaro en estos años que van hasta la Gran Guerra es la historia del equilibrio entre sus partes. La fuerza y la debilidad de la Monarquía dual en el último tercio del siglo XIX era el "equilibrio del descontento". Salvo los magiares, todas las demás nacionalidades tenían algo que esperar. La política del monarca fue precisamente no identificarse nunca con ninguna nacionalidad, mantener el equilibrio.


Desarrollo económico

Además, este conglomerado de comunidades humanas y tierras constituía una unión de intereses económicos. La economía y la sociedad de las diversas partes del Imperio eran muy desiguales. Entre la Bohemia urbana y la elite de Viena y Budapest, por una parte, y las aldeas de Hungría, Galitzia, Transilvania y otras zonas había un abismo no sólo económico sino humano. El abismo que va de la economía de mercado al autoconsumo tribal, de la cultura escrita al analfabetismo, de la riqueza a la pobreza. La división social era aún mayor que la racial y en ocasiones se sobreponía. Los terratenientes húngaros siempre estaban dispuestos a emplear mano de obra rutena, para hacer bajar los salarios de los trabajadores magiares. A pesar de todo, las diversas regiones tenían recursos complementarios. Una red de vías de comunicación, terrestres y fluviales, permitía la fácil relación entre las partes del Imperio, y los puertos de Trieste y Fiume eran una salida común con los países mediterráneos y de ultramar. En el terreno económico, el último tercio del siglo XIX constituyó un período de prosperidad para el conjunto del Imperio. Y buena parte de los habitantes del mismo lo percibían así, por ello deseaban buscar el sistema para su conservación.


Política Exterior

La propia política exterior, que era uno de los aspectos que justificaban la unión de las Monarquías, vino a ser una de las mayores fuentes de problemas desde 1880. El acrecentamiento del territorio a costa del Imperio turco lo fue en precario y no ayudó a una mayor cohesión sino, más bien, al contrario. Creó conflictos, no sólo entre ambos Estados, Austria y Hungría, sino en el seno de cada uno de ellos.

Al pangermanismo del Oeste, correspondía el paneslavismo del Este, posiciones que las potencias europeas procuraron amplificar, en las respectivas comunidades, en beneficio propio.


Nacionalidades

Tanto en el conjunto del Imperio como en Austria y Hungría en particular, el problema dominante fue el de las diversas nacionalidades La realidad étnica era verdaderamente compleja.

La parte austriaca ofrecía considerable variedad de poblaciones y entrecruzamiento entre ellas. Sólo les unía la historia y una amplia mayoría católica (más de un 80 por 100). Los territorios formaban un gran arco desde los Alpes y el mar Adriático hasta los Cárpatos; en ellos convivían hasta diez etnias diferentes. Entre ellas los alemanes, checos y polacos estaban más consolidadas y tenían preponderancia. En el caso de los alemanes, había un sentimiento de superioridad y temor a las pretensiones del cada vez mayor número de eslavos. Algunas provincias, como la de Salzburgo o los ducados de la Alta y la Baja Austria, estaban pobladas exclusivamente por alemanes, pero esto no era lo habitual. En algunas eran minoría. Por estos años, su número había descendido durante el siglo XIX y era sensiblemente más bajo en las ciudades bohemias. En todo el interior de la cuenca de Bohemia-Moravia, los checos eran ampliamente mayoritarios. En otras, los germanos dominaban, como en el Tirol, Carintia y Estiria, donde también había importantes minorías italiana y eslovena. Los italianos dominaban en el Trentino y éstos se mezclaban con los eslovenos en la provincia de Gorizia. Ambos grupos, italianos y eslovenos, convivían con los croatas en Istria y Dalmacia. En Silesia se mezclaban polacos, checos y alemanes. Galitzia tenía mayoría de población polaca, con una importante minoría rutena, sobre todo al Este. En Bucovina, las poblaciones estaban también muy mezcladas: rutenos, rumanos, alemanes, polacos y húngaros.

En el reino de Hungría, los magiares eran más de la mitad de la población. Las poblaciones alemanas, en número aproximado de 2.000.000, se hallaban más agrupadas en bloques compactos en todas las ciudades y algunas zonas rurales. La "magiarización" llevada a cabo desde 1867, supuso la disminución progresiva de la población germana. Los rumanos, unos 3.000.000, eran la mitad de la población en Transilvania y el Banato. En Croacia-Eslavonia los croatas eran mayoría, salvo en alguna zona, entre los ríos Drava y Sava, donde se concentraban los serbios desde el siglo XVIII. El Fiume (Rijeka para los croatas), recibió, en la segunda mitad del siglo XIX, un importante aporte de italianos que se mezclaron con los croatas. Los eslovacos vivían principalmente en las zonas montañosas al noroeste de Hungría y en los valles cercanos al Danubio. Los rutenos, por su parte, ocupaban las zonas septentrionales de los Cárpatos y el valle del río Tisza. Finalmente, los judíos estaban presentes en todas partes, especialmente en las ciudades.


Política Austriaca

En Austria, el poder legislativo se confió a un Consejo del Imperio, formado por una Cámara de los Señores, a modo de representación estamental, y la Cámara de los Diputados ("Reichsrath"), cuyos miembros, hasta 1873, eran elegidos por la Dieta de cada provincia y, después de la reforma electoral de 1873, fueron elegidos, por sufragio censitario, mediante un sistema de representación de los diferentes cuerpos sociales. Este sistema daba ventajas a la representación de las poblaciones alemana y polaca. La reforma electoral de 1882 permitió una mayor representación, aun dentro del sistema censitario. En 1896 se introduce un sufragio más amplio que se convertiría en universal por la ley de 1906.

El nacionalismo más vivo y problemático dentro del Imperio fue el de Bohemia, único pueblo eslavo que estaba urbanizado e industrializado. Durante décadas, la política de los germanos fue intentar dominar culturalmente a las otras razas. Los checos, o al menos un influyente sector de las clases medias e intelectuales, se habían revelado contra esta pretensión. Ahora, su intención era utilizar la lengua para frenar la germanización, exigiendo el checo para el trabajo en la administración. Para ello pidieron una autonomía efectiva. A comienzos del dualismo la solución que se intentó fue llegar al trialismo. Es decir, conceder a Bohemia un estatuto semejante al de Hungría. Los "Viejos Checos", entre los que destacaba F. Palacky (jefe del Partido Nacional Checo en la Dieta de Bohemia) y L. Rieger, no reconocieron más vínculo con Viena que el soberano común y se adhirieron al paneslavismo ruso. La situación se consideró peligrosa tanto por los alemanes de Bohemia, que temían su minoría dentro del posible nuevo Estado, como para el gobierno húngaro, que se inquietaba por las repercusiones del proyecto dentro de las nacionalidades de Hungría.

Dentro del nacionalismo checo se produjo una escisión. Los "Viejos Checos", agrupados en torno a Rieger, siguieron favorables a la búsqueda de un acuerdo en los años siguientes. En la mayor parte de este período, durante los años 1879 a 1893, el gobierno estuvo en manos del conde Eduard Taaffe, quien concedió a Bohemia ciertas aspiraciones. Entre ellas, en 1882, convirtió el checo en idioma oficial, si bien en las zonas de mayoría alemana la administración tuvo que ser bilingüe. Los "Jóvenes Checos", liderados por Carlos Kramarj, se mantuvieron en una posición independentista y triunfaron en las elecciones de 1891 en Bohemia.

La mayoría de los alemanes de Bohemia intentó oponerse a las reformas. Cuando en 1897 el Gobierno votó una ley que obligaba a los funcionarios de Bohemia a ser bilingües, los alemanes, apoyados por sus homólogos en la Dieta de Viena, plantearon una sistemática obstaculización. Los checos generalmente sabían el alemán, pero no al contrario. Finalmente el Gobierno se limitó a exigir de los funcionarios que conocieran los idiomas hablados de donde ejercían.

Los polacos de Galitzia, que consiguieron una amplia autonomía administrativa y cultural, lo que incluía el polaco como lengua oficial, plantearon menos problemas en estos años. Buena parte de los diputados polacos apoyó a la mayoría del Gobierno. No obstante, a finales del siglo XIX, se empezaron a escuchar con fuerza las voces que reclamaban mayor unidad con los polacos de Rusia y Prusia.


Política Húngara

En el reino de Hungría la clase política estaba dividida en dos tendencias principales. El Partido Liberal, liderado por el conde Kalmán Tisza, discípulo de Francisco Deak y jefe del gobierno entre 1875 y 1890, fue leal al sistema dual y llevó a cabo una "magiarización" progresiva del Estado. Por su parte, el Partido de la independencia de Francisco Kossuth, al que se unieron disidentes del anterior partido, era favorable a la independencia de Hungría, pero sin cambio dinástico. Dentro de la propia Hungría, el Partido Liberal se mostró más abierto a los problemas de las nacionalidades que su principal opositor. El sistema parlamentario húngaro estaba compuesto por dos Cámaras, la Cámara Alta, formada por miembros vitalicios, de derecho y hereditarios, y la Cámara Baja, compuesta por mayoría de representantes de Hungría (más del 75 por 100), una menor proporción de representantes de Transilvania, Croacia-Eslavonia y uno por el Fiume, todos elegidos por un sistema censitario.

Con los matices señalados, en general, los magiares gobernaban en su beneficio el antiguo reino húngaro (hasta la línea del río Drave) sobre las grandes minorías de rutenos, eslovacos, rumanos y germanos. Al otro lado del Drave, en Croacia, la situación era muy diferente. Los magiares eran una pequeña minoría.
La conciencia de nacionalidad en Croacia estaba muy desarrollada en los medios políticos e intelectuales. El "Compromiso" dual fue firmado en febrero de 1867. Habían pasado unos meses, en noviembre del mismo año, cuando hubo que negociar un Compromiso húngaro-croata, que entró en vigor en 1868, por el que Croacia formaría en adelante un reino autónomo, con una Dieta y administración particulares, dentro de la Gran Hungría. No obstante, durante estos años y los que siguieron hasta la Gran Guerra, se extendió cada vez más un movimiento de separación de Hungría y de unión de los "eslavos del sur". Es decir, se trataba de construir un Estado, dentro de la Monarquía de los Habsburgo (más vinculados a Viena), compuesto, al menos, por Croacia, Eslovenia, Serbia y el Fiume. Era una yugoslavización que implicaba a las dos partes de Austria-Hungría y al Imperio turco en la compleja cuestión de los Balcanes. Los propios magiares temían la consolidación eslava y, además de oponerse a una integración de Bosnia-Herzegovina, fomentaban las rivalidades de croatas y serbios.

El mismo año de 1868, Francisco Deak presentó en la Dieta húngara la Ley de las Nacionalidades que, con la oposición del Partido de la independencia, legalizaba el uso de las diversas lenguas en las respectivas comunas, ciudades y departamentos, si bien el único idioma oficial común seguiría siendo el húngaro.
En Transilvania, el Partido Nacional Rumano reclamó la autonomía desde 1881 y fue prohibido cuando, en 1892, sus líderes se dirigieron a Francisco José como Emperador de Austria y no como Rey de Hungría. En todo caso, como ocurrió con los independentistas eslovacos, fueron una minoría relativa dentro de sus respectivas poblaciones en los años finales del siglo XIX.
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nichtz5
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

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La política exterior de Austria-Hungría, 1867-1914

Fuente: http://www.wikipedia.org/

Con respecto al Imperio, Francisco José I sufrió las permanentes demandas de Hungría para separarse legalmente de Austria tras la constitución de la monarquía dual. Recordemos que por el Ausgleich o Compromiso de febrero de 1867, Austria y Hungría se convertían en dos entidades con gobiernos y dietas propias, unidas bajo una misma monarquía, con una común política exterior, financiera y militar. Francisco José aceptó la nueva ordenación constitucional y mantuvo celosamente sus prerrogativas militares (era comandante en jefe del ejército y tenía potestad para declarar la guerra y firmar tratados de paz) y de política exterior.

La propia Austria (la llamada Cisleitania) constaba de 8 naciones diferentes, con 15 Estados y 17 parlamentos. El sufragio estamental sería sustituido en 1907 por el sufragio universal directo. La Transleitania, Hungría, tenía una Dieta propia elegida por sufragio censitario.

Derrotado en Italia y Alemania, el imperio de Francisco José I decidió comenzar a intervenir asiduamente en los Balcanes. Con el estallido de la Guerra ruso-turca de 1877, Rusia y Austro-Hungría firmaron el acuerdo secreto de Reichstadt, por el que se dividían la Península Balcánica dependiendo del resultado de la guerra. La oposición directa de los intereses rusos en los Balcanes llevó a Francisco José I a aliarse con Alemania para intentar lograr un equilibrio político y militar que era vital para sus intereses.

La asociación entre la Alemania de Bismarck y el Imperio Austrohúngaro fue el primer paso en el proceso de alianzas europeas que, junto con las luchas nacionalistas de los pueblos del Danubio y los Balcanes, apilaría explosivos sobre el polvorín étnico y político que incendiaría Europa en la Primera Guerra Mundial. Efectivamente, el Congreso de Berlín otorgó la administración de Bosnia-Herzegovina a Austria-Hungría. La invasión (1878) y posterior ocupación (1879) del territorio colocó al imperio en una difícil situación frente al amenazante paneslavismo de Serbia y Rusia, naciones que se sintieron engañadas y frustradas por este Congreso.

En 1879, Francisco José se unió a Alemania en una alianza que luego incluyó también a Italia, constituyendo la Triple Alianza. Entretanto, la Liga de los Tres Emperadores (Rusia-Alemania-Austria-Hungría) fue revocada, lo que condujo al acuerdo contra natura entre la autocrática y reaccionaria Rusia y la republicana Francia (Doble Alianza del 17 de agosto de 1894).

El imperio de Francisco José I, que había logrado alcanzar una considerable prosperidad económica gracias a su política económica liberal, se vio acosado por las exigencias de las minorías nacionales descontentas, particularmente los eslavos.

El creciente paneslavismo del Imperio ruso llevó a este país a proclamarse protector de los pueblos eslavos. En ocasiones financiados directamente desde Moscú, estos movimientos nacionalistas se envalentonaron y actuaron con mayor audacia e irresponsabilidad, enrareciendo el clima político con las periódicas crisis balcánicas que se sucedieron hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.


La anexión de Bosnia-Herzegovina y la Crisis de 1908

Una de las peores crisis anteriores a la Gran Guerra llegó cuando Francisco José tomó la determinación de anexionarse Bosnia-Herzegovina, el 6 de octubre de 1908, tal y como le autorizaba el artículo 25 del Tratado de Berlín (13 de julio de 1878). Si bien se pretendía detener la cada vez mayor violencia de los separatistas serbios, en realidad, la anexión no hizo más que azuzarlos contra el Imperio, y muy bien pudo haberse iniciado la Gran Guerra en ese momento.

Serbia, indignada ante esta actuación, que ponía fin a sus aspiraciones nacionalistas de la Gran Serbia, movilizó sus tropas. Rusia, sintiéndose engañada por Austria en lo referente a sus aspiraciones de dominar el Bósforo y los Dardanelos, apoyó a Serbia. Los ingleses convocaron una conferencia internacional, que Austria rechazó por temor a resultar vencida. Italia, por su parte, suscribió un acuerdo secreto con Rusia para mantener el status quo en los Balcanes. Alemania mantiene su fidelidad hacia Austria, aunque la contiene, en sus intentos de declarar la guerra a Serbia, a la vez que convence a los rusos para que se echen atrás. Con ello triunfó la política alemana, que haría frente común con Austria, su único aliado seguro.

La Primera Guerra Mundial surgió, entre otras causas, como consecuencia de la inestabilidad interna del Imperio Austrohúngaro. La constante tirantez entre el poder central y las minorías separatistas (checos, serbios, italianos y rumanos) llevó a un conflicto multinacional en el seno del Imperio, que no podía menos que ser aprovechado por sus enemigos exteriores. Además, Francisco José I permitió que los militares acaudillados por el conde Conrad von Hötzendorf (partidario de una guerra preventiva con Serbia) dirigieran la política imperial de manera hostil y belicista hacia la amenazante Serbia, apoyada por la Rusia paneslavista, que con sus aspiraciones nacionalistas ponía en peligro la estabilidad y la unidad del Imperio.

El odio de los separatistas serbios por la anexión de Bosnia-Herzegovina llevó al asesinato del archiduque Francisco Fernando y su esposa, Sofía von Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip, miembro de un grupo nacionalista conocido como la Mano Negra, que actuaba impunemente desde Serbia con financiación rusa.

Decidido a dar una lección a Serbia, el gobierno austríaco envió un ultimátum inaceptable a Serbia, y cuando esta lo rechazó, le declaró la guerra (28 de julio). Como Austria-Hungría se había aliado con Alemania e Italia en la Triple Alianza, Francisco Jos Ié debió apoyarse en el Káiser Guillermo, el cual era partidario de castigar a Serbia, pero no creía que Rusia se involucrara en una guerra a favor de unos regicidas. Con el conflicto con Serbia ya planeado, lo único que debían hacer Austria-Hungría y su aliada era apaciguar a los rusos e impedir la escalada del conflicto.

Sin embargo, contra lo esperado, Rusia decidió inmediatamente enviar tropas para defender a los serbios, y a pesar de los intentos de apaciguamiento realizados tanto por el emperador Guillermo como por el zar Nicolás, se decretó la movilización general, sin que Francia, deseosa de resarcirse de la humillación de 1871 hiciera nada para calmar los ánimos. Alemania, temerosa de perder la guerra, ya inevitable, si no tomaba la iniciativa, exigió la cesación inmediata de la movilización y al no recibir respuesta declaró la guerra a Rusia (1 de agosto) y su aliada Francia (3 de agosto), invadiendo a la neutral Bélgica para caer por sorpresa en la retaguardia francesa (Plan Schlieffen). Gran Bretaña, decidida a impedir la hegemonía alemana en Europa y obligada a defender a Bélgica, declaró la guerra a Alemania (4 de agosto). La Gran Guerra Europea había estallado.
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

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Rumanía, 1866-1914

Fuente: http://www.wikipedia.org/

El 5 de enero de 1859 el coronel Alexandro Ioan Cuza es elegido príncipe de Moldavia, y unos días después, el 24 de enero, es igualmente elegido príncipe de Valaquia. Esta unión de los dos principados bajo un único soberano quedó formalmente establecida el 5 de febrero de 1862 cuando quedó creado el Estado de Rumanía bajo dominio feudal del Imperio otomano con la constitución de una asamblea en la ciudad de Bucarest como capital del nuevo estado. La autonomía de los principados se concede como consecuencia de la Guerra de Crimea.

Cuza, boyardo (noble) de segundo rango, encuentra un estado sin clase media que lo sostenga, casi totalmente agrario y sin conciencia nacionalista entre sus masas campesinas. Las numerosas reformas iniciadas por Cuza, entre las que destacan la reforma agraria y la emancipación de los siervos, hicieron que, el 23 de febrero de 1866, una coalición de conservadores y liberales radicales (nobles y la escasa burguesía, apoyados por el ejército), le obligaran a abdicar y exiliarse. Cuza es substituido por el príncipe alemán Karl de Hohenzollern-Sigmaringen quien es proclamado príncipe de Rumanía con el nombre de Carol I.

El 9 de mayo de 1877, tras la guerra ruso-turca en la que Rumanía participó como aliada de Rusia, la derrota de los turcos permite al estado rumano independizarse de la tutela del Imperio Otomano y logra ser reconocida internacionalmente como nación independiente en el Tratado de Berlín de 1878 aunque se vio obligada a entregar el territorio de Besarabia meridional a Rusia. El proceso de independencia, que comenzó a principios de siglo y culminó en esta fecha, estuvo dirigido por algunas de las grandes potencias, interesadas en debilitar al Imperio otomano, y no se apoyó en la burguesía, prácticamente inexistente, ni en ninguna clase social en particular.

El estado toma formalmente el modelo parlamentario británico, con una constitución basada en la belga y una alternancia de partidos en el gobierno, fachada que ocultaba la tenencia del poder por unas cuantas familias y el alejamiento de la mayoría de la población, campesina y pobre, del gobierno del país. El rey tenía la potestad de encargar gobierno al partido que considerase oportuno que debía convocar elecciones para confirmar su legitimidad. El censo, restringidísimo, y el control de las votaciones hacían que el gobierno siempre lograse la victoria.

Las opciones electorales se limitaban al Partido Conservador, creado en 1871, y el Partido Nacional Liberal, fundado en 1875. Aunque sus componentes estaban muy relacionados, siendo miembros a veces de la misma familia, el primero, en general, agrupaba a los terratenientes, mientras que el segundo era el partido de una creciente alta burguesía.

En el país, abrumadoramente agrícola, la riqueza se basaba en la posesión de la tierra, lo que dio una efímera ventaja a los conservadores, que se fue reduciendo por la crisis del precio del trigo a finales del siglo XIX, que minó el poder conservador, de base agraria. Los liberales lograron ir controlando poco a poco el estado, creando un cuerpo de funcionarios afín, gobernando entre 1876 y 1888, aumentando su influencia con el soberano y manejando las finanzas del Estado. La figura principal del partido, destacado político rumano de la época y fundador de una dinastía de políticos liberales fue Ion Brătianu, varias veces primer ministro.

La miseria de una gran parte de la población fue nutriendo una desesperación que se reflejó en revueltas campesinas, como la de 1888 y, tras una agudización de la crisis agraria de finales de siglo entre 1899 y 1903, la gran Revuelta campesina de 1907, que produjo espanto entre las clases acomodadas, les hizo concienciarse de la necesidad de una reforma del sistema de producción agraria y condujo más tarde a la desaparición de la base de poder del Partido Conservador, debido a la reforma agraria que acabó con sus latifundios. La Revuelta fue ahogada en sangre con la intervención del ejército y dejó 11.000 muertos.

Hasta el final de la Primera Guerra Mundial, el país, con Carol I (coronado como primer rey de Rumanía en 1881) participó en 1913 en la Segunda Guerra Balcánica que le enfrentó, junto a Serbia y Grecia, a Bulgaria. Tras la derrota búlgara, Rumanía obtuvo el territorio de Dobruja según los acuerdos del Tratado de Bucarest. Mantuvo además una pertenencia, secreta, a la Triple Alianza, con el fin de obtener el apoyo austro-germano ante posibles incursiones rusas en los Balcanes.

Al estallar la Primera Guerra Mundial el país mantuvo la neutralidad en el conflicto: el gobierno era favorable a la Entente, junto con gran parte de los dirigentes del opositor Partido Conservador, mientras que el rey era partidario de los Imperios Centrales.
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

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El reino de Serbia (1868-1914)

Fuente: http://www.wikipedia.org/

El Principado de Serbia fue un estado que existió entre los años 1815 y 1882. Fue fundado después de la Segunda Insurrección Serbia en 1817 y existió hasta 1882, cuando fue proclamado el Reino de Serbia. El Reino de Serbia fue un estado balcánico que se creó a partir del Principado de Serbia el 23 de marzo de 1882. Habiendo luchado contra el Imperio otomano para lograr su independencia, también tuvo que luchar contra el Reino de Bulgaria.

El enfrentamiento entre Rusia y Austria-Hungría en los Balcanes marcó notablemente el desarrollo del país y su política, tanto interior como exterior. Los políticos solían dividirse en partidarios de una u otra potencia. La política serbia se puede dividir en dos periodos bien distintos: el primer periodo austrófilo, caracterizado por la dependencia económica y política del Imperio austrohúngaro y regido por la dinastía Obrenović, que duró hasta 1903, y el segundo, de mayor cercanía a Rusia, creciente enfrentamiento con Viena y la imposición de una nueva dinastía, la dinastía Karadordević, que desarrolló considerablemente el país pero también lo endeudó y, por su respaldo al nacionalismo irredentista, lo condujo a la Primera Guerra Mundial. Vencedor en esta pero a un alto precio, el país se unió al Reino de Montenegro y a los territorios de mayoría eslava del sur del Imperio Austrohúngaro disuelto para formar el nuevo Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos a finales de 1918, desapareciendo como nación independiente.

A pesar del desarrollo del país, que se aceleró tras el sangriento cambio de dinastía en 1903, el país continuó siendo abrumadoramente campesino y el aumento de los gastos burocráticos y militares aumentó considerablemente la deuda nacional. La política, corrupta, estaba controlada por una reducida élite y el derecho al voto estaba muy restringido.

Tras 1878, momento en el que Serbia logró la independencia oficial en el Congreso de Berlín, la política del nuevo reino se dividió en 2 corrientes principales: la de los austrófilos y la de los rusófilos. Ambas tenían influencias de la política europea del momento y se distinguían principalmente por su orientación en política exterior. Los primeros admiraban la cultura europea occidental y sostenían que el desarrollo de Serbia requería un acercamiento al Imperio austrohúngaro, que detendría el avance ruso en los Balcanes. Se agruparon en torno al Partido Progresista y su principal representante fue el rey Milan I de Serbia. Esta corriente favorable a Austria predominó en la política serbia hasta la abdicación de Milan en 1889.

Los rusófilos se concentraban en el Partido Radical y el Partido Liberal. Originalmente muy influidos por anarquistas y socialistas rusos y teóricamente representantes de los intereses de los campesinos, los primeros se fueron convirtiendo simplemente en un partido nacionalista y monárquico. Defensores del gobierno constitucional, no dudaron en aliarse con los elementos reaccionarios en ocasiones. Compartían con los Liberales la preferencia por Rusia como referente exterior y una ideología paneslava. Sus ideales de expansión requerían la ayuda de la gran potencia eslava, el Imperio ruso.


Obrenovic y Karađorđević

El tema dinástico se mezcló en parte con divisiones diplomáticas más amplias que existían en Europa; Milan Obrenović y su sucesor Alejandro, alinearon su política exterior con la de la vecina Austria-Hungría a cambio del apoyo de los Habsburgo para su coronación como rey. Los Karadjordjević, empezando por Pedro I, se inclinaron más hacia Rusia, consiguiendo el trono en junio de 1903 tras un sangriento golpe de mano dado por oficiales del ejército hostiles al dominio de los Habsburgo sobre sus vecinos eslavos del sur.


Crisis de Bosnia y Guerras Balcánicas

La anexión de Bosnia por Austria-Hungría en 1908 supuso un duro golpe para Serbia, que vio definitivamente perdida la expansión en la provincia otomana. Rusia, descontenta con el resultado de la crisis y la expansión austrohúngara, fomentó la creación de la Liga Balcánica y firmó un acuerdo con Italia en octubre de 1909 para coordinar su política en los Balcanes.

En 1911 la Guerra Ítalo-Turca y la inestabilidad interna del Imperio otomano animaron a los coaligados a esperar una pronta partición de Macedonia. Los objetivos de los aliados, sin embargo, diferían, prefiriendo los búlgaros una autonomía para el territorio, contando con una futura anexión, mientras que Serbia defendía por la partición de la región. El 13 de marzo de 1912 se firmó un acuerdo serbo-búlgaro que en sus cláusulas secretas definía la partición de Macedonia. La nueva frontera, sin embargo, era extremadamente vaga, quedando grandes zonas de Macedonia ni asignar a ninguno de los coaligados, que se comprometían a acatar un arbitraje del zar ruso. Las máximas aspiraciones serbias comprendían un tercio de la región, quedando el resto a repartir entre Bulgaria y Grecia. La falta de claridad en el trazado de fronteras, sin embargo, llevó directamente al enfrentamiento de los aliados en la Segunda Guerra Balcánica tras la rápida derrota otomana en la primera.

La contención del avance austrohúngaro en los Balcanes, objetivo ruso de la Liga, quedó en segundo plano frente a los deseos expansionistas de los coaligados a costa del Imperio otomano. Demasiado débil para afrontar una crisis internacional en los Balcanes, Rusia pactó con Austria-Hungría una declaración el 8 de octubre de 1912 advirtiendo a los miembros de la Liga de la inutilidad de una guerra en la región, en balde. El mismo día Montenegro comenzó las hostilidades de acuerdo al plan trazado y comenzó la Primera Guerra de los Balcanes.

Las tropas serbias acudieron en ayuda de los búlgaros que asediaban Edirne mientras que, a la vez, avanzaban más allá de la línea acordada con Bulgaria en Macedonia, tomando Ohrid, Bitola y Prilep. Serbia pretendía además lograr una salida al Adriático para evitar el cerco austrohúngaro, y avanzó hacia Durrës (de mayoría albanesa) y Shkodër, junto con tropas montenegrinas. A comienzos de 1913 las potencias impusieron el fin de las hostilidades y la decisión austrohúngara e italiana de evitar la expansión serbia en el Adriático aseguró la formación de una Albania independiente. Serbia reclamó compensaciones en Macedonia, que fueron rechazadas por Bulgaria, que defendía la división original de territorios. Serbia logró el apoyo griego, que deseaba la expulsión de Bulgaria de las cercanías de Salónica, y de los rusos, desencantados con la actitud de Bulgaria, que se inclinaba a la guerra. El 29 de junio de 1913 Bulgaria atacó a sus antiguos aliados, convencida de su superioridad militar, siendo derrotada a finales de julio.

Por el Tratado de Bucarest del 10 de agosto de 1913 Serbia prácticamente duplicó su territorio, obteniendo territorios macedonios previamente asignados a Bulgaria. Con la división del Sandžak de Novia Pazar con Montenegro obtuvo una frontera común con este.

El asesinato de los herederos al trono austrohúngaro en Sarajevo por nacionalistas serbobosnios con la connivencia de elementos serbios y el posterior ultimátum austrohúngaro a Serbia llevó al país a la guerra, que se convirtió pronto en una confrontación mundial. El Gobierno serbio había aceptado casi todas las exigencias austrohúngaras pero esto no bastó para evitar el enfrentamiento. El 28 de junio de 1914, Belgrado fue bombardeado desde la otra orilla del Sava y el Danubio.
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Formación territorial de los Estados sucesores (1919-1921): cuestiones fronterizas, minorías étnicas y diplomacia internacional

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Polonia
Con la firma del Armisticio de Compiègne, el Gobernador von Beseler cedió el poder al General polaco Józef Piłsudski el 11 de noviembre de 1918. Esta migración de poder significó el establecimiento del primer estado polaco independiente en más de doce décadas. Tras una sublevación polaca en territorios de Alemania, Polonia ganó más terreno. En el Tratado de Versalles, se reconoció internacionalmente la independencia polaca, y su frontera occidental fue definida, siendo la creación de un corredor polaco una de las innovaciones más polémicas. Si bien Polonia estuvo en paz con Alemania, su integridad territorial estaba lejos de ser segura.

En efecto, algunas regiones pobladas por ucranianos dentro de Austria-Hungría declararon sus intenciones de independizarse bajo el nombre de la República Nacional de Ucrania Occidental, en octubre de 1918. Dichas regiones incluían a Galitzia, la Rutenia Transcarpática y la Bukovina. La República Popular Ucraniana había negociado secretamente dichos territorios con los austro-húngaros desde febrero del mismo año, siendo decepcionada finalmente. La mayoría polaca en Lwow, capital del nuevo estado, no deseaba formar parte de una Ucrania occidental, e iniciaron un levantamiento anti-ucraniano. Dicho levantamiento recibió rápido apoyo polaco, lo que motivó a que las dos repúblicas ucranianas se unieran en enero de 1919. Esta unión fue simbólica, ya que no significó ninguna mejoría para la situación militar de los ucranianos de la Galitzia. Para julio de 1919, los ejércitos ucranianos fueron derrotados y los territorios de la Ucrania occidental fueron asimilados por Polonia.

La República Popular Ucraniana reconoció las ganancias polacas en el oeste, a cambio de recibir apoyo en la Ofensiva de Kiev, cuyo objetivo era asegurar la creación de un estado ucraniano con fronteras sólidas antes los bolcheviques rusos. El inicio de la Guerra Polaco-Soviética no entregó los resultados esperados: una contraofensiva soviética devolvió a los polacos a sus fronteras y aún más allá. Para inicios de agosto de 1920, unidades del Ejército Rojo, comandadas por el comandante Mijaíl Tujachevsky, se acercaron a Varsovia, en lo que se consideraba el último paso de la subyugación de Polonia. El resultado de la batalla de Varsovia dio un vuelco sorprendente el 16 de agosto, cuando tropas de reserva al mando del general Józef Piłsudski contraatacaron, expulsando a los soviéticos de Polonia. Una segunda derrota importante en la batalla del Río Niemen, motivó a los bolcheviques a proponer un tratado de paz. Polonia, exhausta, aceptó definir una nueva frontera luego de una serie de cortas negociaciones. La nueva frontera fue plasmada en la Paz de Riga. Durante la guerra, los territorios destinados para el estado ucraniano, fueron absorbidos por Polonia y la recién establecida Ucrania soviética.

Polonia también luchó dos guerras cortas contra Checoslovaquia y Lituania en 1919 y 1920 respectivamente, ganando la última y logrando un arreglo fronterizo en la primera.


Hungría

La república popular (1918-1919)

Tras la Revolución de los Crisantemos de finales de octubre de 1918 se formó un gobierno de coalición de elementos progresistas que trataron de implantar un sistema democrático en la nueva Hungría independiente y republicana. El desorden interno y el intenso nacionalismo impidieron que se pudiesen mantener los territorios fronterizos poblados por eslovacos, eslavos del sur y rumanos, que optaron por separarse del gobierno de Budapest o fueron ocupados por los países vecinos con el beneplácito de la Entente.

Ante las sucesivas pérdidas territoriales, el gobierno decidió en marzo traspasar el poder a una coalición social-comunista, incapaz de evitar las pérdidas a manos de sus vecinos ni de aceptar la nueva exigencia de la Entente.

Béla Kun y la República Soviética Húngara de 1919

Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, Hungría obtuvo finalmente su independencia de Austria después de más de un siglo de confrontaciones, pero sobrevino el caos y el militante comunista Béla Kun tomó el poder de Hungría por breve tiempo en 1919.

Después de que oficiales anticomunistas intentasen dar un golpe de Estado el 24 de junio y fracasasen, Kun reaccionó de manera violenta y procedió a crear tribunales revolucionarios (considerados ilegales), en los cuales se sentenciaron a muerte a cientos de personas que no apoyaban el comunismo en Hungría. Esto sería conocido posteriormente como el «terror rojo», que junto con el también breve, pero trágico «terror blanco» de Ferenc Szálasi, formaron parte de los sucesos más lamentables del siglo XX en Hungría.

Béla Kun fue finalmente depuesto, y tras un breve periodo de gobierno socialdemócrata, el regente Nicolás Horthy se hizo con el poder, reinstauró la monarquía en Hungría, trajo orden ante el caos político, solucionó los problemas económicos del país derivados de la Primera Guerra Mundial y gobernó hasta 1944, a finales de la Segunda Guerra Mundial.

Regencia (1920-1944)

En enero de 1920, los hombres y las mujeres de Hungría votaron en las primeras elecciones en la historia política del país. Las votaciones no fueron totalmente libres, porque la izquierda o bien las boicoteó o bien fue excluida de la votación. Una gran mayoría de la derecha fue la que controló la asamblea unicameral. En marzo, el parlamento anuló el Compromiso de 1867 y restauró la monarquía húngara, pero aplazó el regreso de la figura de un rey hasta que el desorden civil hubiera remitido. En cambio, Nicolás Horthy fue elegido el regente y autorizado, entre otras cosas, a designar al primer ministro de Hungría, a ejercer el derecho de veto, a convocar o disolver el parlamento y a mandar sobre las fuerzas armadas.

Al firmar Hungría el Tratado de Trianon el 4 de junio de 1920, ratificó la desmembración del país. Las provisiones territoriales del tratado, que aseguraron la discordia continuada entre Hungría y sus vecinos, requirieron que los húngaros renunciaran a más de las dos terceras partes de su tierra. Casi un tercio de los 10 millones de húngaros étnicos se encontraron fuera de su patria reducida. La composición étnica del país fue homogeneizada casi totalmente: los húngaros pasaron a constituir aproximadamente el 90% de la población, los alemanes aproximadamente el 6%, y eslovacos, croatas, rumanos, judíos y gitanos constituyeron el resto de las minorías étnicas.

Las nuevas fronteras internacionales separaron la base industrial de Hungría de sus fuentes de materias primas y sus antiguos mercados para productos agrícolas e industriales. Como la mayor parte de la industria de antes de la guerra estaba concentrada cerca de Budapest, Hungría conservó aproximadamente el 51% de la población activa industrial, el 56% de la producción industrial, el 82% de la industria pesada y el 70% de sus bancos. Las nuevas fronteras supusieron el alza de una infinidad de aranceles que bloquearon el comercio danubiano, convirtiendo la crisis en algo inevitable.

Horthy designó primer ministro al Conde Pablo Teleki en julio de 1920. Su gobierno derechista publicó una polémica legislación centrada en la admisión restrictiva "de elementos políticos inseguros") a universidades y, para calmar el descontento rural, tomó medidas iniciales hacia la realización de una reforma agraria. La vuelta de Carlos IV de Habsburgo produjo una brecha entre los conservadores, que favorecían una restauración de los Habsburgo, y los radicales nacionalistas de la derecha, quienes apoyaban la elección de un regente húngaro (Horthy, naturalmente).


Yugoslavia

El Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos fue el nombre de un Estado balcánico que existió desde el 1 de diciembre de 1918 al 3 de octubre 1929, conocido habitualmente por Yugoslavia. Comprendía aproximadamente el área de las provincias de Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro, República de Macedonia, así como la mayor parte de los territorios de Croacia y Eslovenia.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, la disolución del Imperio austrohúngaro permitió la unión de varias comunidades eslavas de los Balcanes en un nuevo país, que reunió las antiguas monarquías serbia y montenegrina con territorios del Imperio. El nuevo reino, de gran diversidad económica, social, lingüística, legal y política, comenzó su existencia de manera turbulenta, rodeado de naciones hostiles y con el desacuerdo fundamental sobre la forma del Estado (centralista o federal) que marcó toda su existencia. Políticamente inestable y convulso, con un continuo relevo de gabinetes de corta vida, no fue capaz de aplicar tampoco medidas económicas y sociales que mejorasen sustancialmente la pobreza en la que se hallaba gran parte de su población. La crisis política y el estancamiento de las reformas llevó a la instauración de una dictadura real en 1929 que dio paso a un nuevo periodo en el que el país cambió de nombre, convirtiéndose oficialmente en Reino de Yugoslavia.


Rumanía

Al estallar la Primera Guerra Mundial el país mantuvo la neutralidad en el conflicto: el gobierno era favorable a la Entente, junto con gran parte de los dirigentes del opositor Partido Conservador, mientras que el rey era partidario de los Imperios Centrales.

Tras haber logrado el compromiso de la Entente sobre concesiones territoriales , en 1916, el sucesor de Carol I, Fernando I, rompe la neutralidad y entra en el conflicto del lado aliado. Tras un rápido avance en Transilvania, un rápido e inesperado ataque en el sur de tropas de las Potencias Centrales toma las posiciones rumanas más allá del Danubio y detiene el avance en el norte4 El mando rumano no logra estabilizar el frente hasta diciembre, pero ha de abandonar Valaquia, incluyendo la capital del país y trasladar al gobierno a Iaşi en Moldavia donde los restos del ejército y grandes refuerzos rusos consiguen detener el avance austro-alemán.

El territorio rumano resulta invadido por el ejército austro-alemán y el país, con un nuevo gabinete conservador teóricamente favorable a los alemanes, se ve obligado a solicitar la paz en 1917. A pesar de ello, en 1918, con la victoria aliada, Rumanía logra ver incrementado su territorio con la adhesión de los territorios de Transilvania, Besarabia y Bucovina con lo que quedó configurada la “Gran Rumanía”. Esta unión fue confirmada en 1920 por el Tratado de Trianon.

El período de entreguerras en Rumanía abarca los años desde el final de la Primera Guerra Mundial, a finales de 1918, hasta la entrada del país en la Segunda Guerra Mundial en junio de 1941.

Durante esa época, el país tuvo su mayor extensión territorial, pero incorporó hostiles minorías que causaron crisis políticas al final del período. La nación, a pesar de lograr un cierto desarrollo, no consiguió resolver sus problemas de atraso y la pobreza de gran parte de su población, mayoritariamente rural. La política del país, teóricamente democrático y parlamentario pero en realidad controlado por una minoría de clase media que dirigía las elecciones, fue derivando hacia el autoritarismo, llegándose a la dictadura de finales de los años treinta.
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Independencia y expansión de Polonia (1916-1921)

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Formación del gobierno tras proclamación indepedencia
Tras el hundimiento de las Potencias Centrales surgieron diversos centros de poder que pugnaban por hacerse con el control del gobierno del nuevo Estado polaco y ser reconocidos como tales por los vencedores de la guerra.

Por un lado se encontraba el Comité Nacional Polaco (KNP), formado por miembros del conservador Partido Nacional Democrático con Dmowski a la cabeza. Con sede en París, contaba con ciertas simpatías de los aliados (sobre todo de Francia), por haberse puesto del lado de la Entente desde el comienzo del conflicto.

En Polonia se encontraba, por un lado, el Consejo de Regencia, formado por tres personas y subordinado desde su creación a las Potencias Centrales. Su posición era precaria al haber dependido de los países ahora derrotados. Contaba, sin embargo, con el embrión de la futura administración y con ciertas tropas, unos 6.000 hombres, aunque su control sobre el país era muy precario y no se extendía mucho más allá de la futura capital y ciertas áreas de la antigua zona rusa. Su postura política, muy conservadora, defendía un Estado monárquico constitucional, a imagen del prusiano. Por otro, las organizaciones de centroizquierda formaron el gobierno de Lublin, en el sur de país liberado de la ocupación austrohúngara por las fuerzas paramilitares de la Organización Militar Polaca, formadas por Józef Piłsudski. El futuro mariscal Rydz-Śmigły era el comandante de esta formación y el gobierno estaba dirigido por el socialista Ignacy Daszyński. En Cracovia, la Comisión Polaca de Liquidación, controlada por los partidos agrarios, tampoco reconocía al Consejo de Regencia al considerarlo excesivamente conservador.

El bloqueo se rompió al ser liberado de prisión el 10 de noviembre de 1918 Józef Piłsudski. De regreso en Varsovia llegado de la prisión de Magdeburgo, Piłsudski contaba con un gran prestigio en el país. Ese mismo día, mientras se procedía al desarme de las tropas alemanas, que recibieron de Piłsudski un salvoconducto para regresar a su país, el Consejo de Regencia se reunía con él y acordaba traspasarle su autoridad, disolviéndose. El 19 el gobierno de Lublin y la Comisión de Cracovia deciden someterse al gobierno de Piłsudski y éste encarga a Daszyński la formación de un nuevo gobierno. Sus intentos para llegar a un acuerdo con el KNP en París, sin embargo, fracasan hasta que éste reconoce su incapacidad para ser reconocido como gobierno. Entonces, en enero de 1919, se alcanza el acuerdo: el KNP es nombrado representante oficial polaco ante los aliados en París y Paderewski, moderado representante de los nacional-demócratas, es nombrado primer ministro, consiguiéndose así unificar finalmente los distintos centros de poder aparecidos tras la derrota de las Potencias Centrales.


La situación del país

La situación económica del nuevo país era muy delicada. Por un lado, la devastación de la guerra, especialmente intensa en la antigua zona rusa y Galitzia, se unía a un notable desequilibrio en el desarrollo de las diversas regiones: mientras la industria se concentraba en el antiguo noroeste prusiano, Alta Silesia y los alrededores de Varsovia, la región oriental y la antigua zona austriaca eran abrumadoramente rurales y mucho más pobres.

Las comunicaciones entre las distintas regiones era escasa, ya que las potencias que se habían repartido la antigua confederación habían privilegiado las comunicaciones con la metrópoli.La diversidad en legislación, divisa, fiscalidad y funcionamiento de las empresas era enorme.

Las tareas de reconstrucción y unificación del país eran ingentes y, junto con la guerra con los soviéticos, requerían una gran cantidad de ingresos al Estado, que no disponía de ellos, dado que la recaudación de impuestos era escasa y caótica. Esta situación generó una gran inflación casi desde la misma declaración de independencia, dado que el Estado cubrió las necesidades de capital poniendo moneda en circulación.

A la vez, existía el peligro de revueltas sociales, que fueron evitadas gracias a la promulgación de una legislación social avanzada, aunque a veces no era respetada por completo. Una importante preocupación del nuevo gobierno era satisfacer las necesidades de las clases pobres, aunque con un espíritu paternalista más ansioso de prevenir conflictos y malestar social, que de implantar un igualitarismo democrático.

La unificación de las regiones en todos los aspectos (administrativo, fiscal, de comunicaciones, etc.) se logró sólo en parte hacia mediados de los años veinte, y en algunas áreas no se asentó hasta bien entrados los años 30. Al mismo tiempo, la economía empezó a modernizarse a partir de mediados de la década de 1920 gracias a una serie de reformas económicas que privilegiaron una moneda fuerte y un aumento del intercambio comercial con el resto de Europa en vez de apoyar una autarquía económica; si bien esta política favoreció el crecimiento económico de Polonia, la hizo más vulnerable a factores externos.

Al mismo tiempo, en respuesta a la "represión cultural" sufrida antes de 1918, el gobierno polacó impulsó desde 1926 una serie de masivos planes de alfabetización tanto en zonas rurales como urbanas, con el fin de implantar la instrucción general en idioma polaco, promoviendo la lengua y cultura polacas como factor de cohesión nacional entre los habitantes de las tres áreas antes dominadas por imperios diferentes. Esta política fue no obstante resistida por los habitantes ucranianos y rutenos.


Fronteras y Expansión

Con la firma del Armisticio de Compiègne, el Gobernador von Beseler cedió el poder al General polaco Józef Piłsudski el 11 de noviembre de 1918. Esta migración de poder significó el establecimiento del primer estado polaco independiente en más de doce décadas. Tras una sublevación polaca en territorios de Alemania, Polonia ganó más terreno. En el Tratado de Versalles, se reconoció internacionalmente la independencia polaca, y su frontera occidental fue definida, siendo la creación de un corredor polaco una de las innovaciones más polémicas. Si bien Polonia estuvo en paz con Alemania, su integridad territorial estaba lejos de ser segura.

En efecto, algunas regiones pobladas por ucranianos dentro de Austria-Hungría declararon sus intenciones de independizarse bajo el nombre de la República Nacional de Ucrania Occidental, en octubre de 1918. Dichas regiones incluían a Galitzia, la Rutenia Transcarpática y la Bukovina. La República Popular Ucraniana había negociado secretamente dichos territorios con los austro-húngaros desde febrero del mismo año, siendo decepcionada finalmente. La mayoría polaca en Lwow, capital del nuevo estado, no deseaba formar parte de una Ucrania occidental, e iniciaron un levantamiento anti-ucraniano. Dicho levantamiento recibió rápido apoyo polaco, lo que motivó a que las dos repúblicas ucranianas se unieran en enero de 1919. Esta unión fue simbólica, ya que no significó ninguna mejoría para la situación militar de los ucranianos de la Galitzia. Para julio de 1919, los ejércitos ucranianos fueron derrotados y los territorios de la Ucrania occidental fueron asimilados por Polonia.

La República Popular Ucraniana reconoció las ganancias polacas en el oeste, a cambio de recibir apoyo en la Ofensiva de Kiev, cuyo objetivo era asegurar la creación de un estado ucraniano con fronteras sólidas antes los bolcheviques rusos. El inicio de la Guerra Polaco-Soviética no entregó los resultados esperados: una contraofensiva soviética devolvió a los polacos a sus fronteras y aún más allá. Para inicios de agosto de 1920, unidades del Ejército Rojo, comandadas por el comandante Mijaíl Tujachevsky, se acercaron a Varsovia, en lo que se consideraba el último paso de la subyugación de Polonia. El resultado de la batalla de Varsovia dio un vuelco sorprendente el 16 de agosto, cuando tropas de reserva al mando del general Józef Piłsudski contraatacaron, expulsando a los soviéticos de Polonia. Una segunda derrota importante en la batalla del Río Niemen, motivó a los bolcheviques a proponer un tratado de paz. Polonia, exhausta, aceptó definir una nueva frontera luego de una serie de cortas negociaciones. La nueva frontera fue plasmada en la Paz de Riga. Durante la guerra, los territorios destinados para el estado ucraniano, fueron absorbidos por Polonia y la recién establecida Ucrania soviética.

Polonia también luchó dos guerras cortas contra Checoslovaquia y Lituania en 1919 y 1920 respectivamente, ganando la última y logrando un arreglo fronterizo en la primera.

Al finalizar la I Guerra Mundial, Francia y el Reino Unido decidieron restablecer el Estado polaco, desaparecido desde mediados del siglo XVIII. Se decidió entregarle tierras del Imperio alemán y de Rusia que había perdido en el Tratado de Brest-Litovsk, así como territorios del desmembrado Imperio austrohúngaro. Después de anexar la región de Galicia oriental de la República Nacional de Ucrania Occidental, logró expandirse más hacia el este en la guerra Polaco-Soviética a expensas de la extinta República Popular de Ucrania. De esta manera, para 1921, Polonia tenía una extensión de 388.634 km², convirtiéndose en el sexto país más grande de Europa, contando con 27.2 millones de habitantes en ese año.

No obstante, el país distaba de ser una entidad nacional homogénea, ya que contaba con una cantidad apreciable de minorías, siendo las más importantes los eslavos no polacos (ucranianos y bielorrusos) que sumaban el 18% de la población. Otras minorías importantes eran los judíos (10%) y los alemanes (5%).
Polonia tenía el serio problema de mantener pleitos limítrofes y políticos con casi todos sus vecinos territoriales. Con Alemania subsistía una sorda hostilidad por la anexión polaca de la Alta Silesia y la existencia de especiales derechos territoriales polacos sobre la ciudad de Danzig. De igual modo persistía el pleito de Polonia con Lituania por la ciudad de Vilna, ocupada por tropas polacas en 1920 y poblada mayormente por polacos pero que los nacionalistas lituanos reclamaban como capital histórica de su país (además de estar Vilna rodeada totalmente por territorio lituano).

Con la República de Checoslovaquia existían tensiones tras un breve conflicto armado en enero de 1919 por la región de Cieszyn, enclave polaco en territorio checoslovaco, rico en minas de carbón y con un estratégico ferrocarril hacia el este de Eslovaquia, y cuyo control resultaba vital para el gobierno de Praga. Prácticamente el único país limítrofe con el cual Polonia no había tenido malas relaciones era Rumania, con quien existía una pequeña frontera en el extremo suroriental de Polonia. Rodeada de países hostiles, Polonia buscó siempre el apoyo de Gran Bretaña y de Francia a nivel internacional, y firmó acuerdos de no agresión con sus vecinos más amenazantes: la Unión Soviética (en 1932) y Alemania (en 1934), tratando en vano de apaciguarlos. Al final, ambos tratados serían papel mojado, ya que ninguno de sus vecinos los respetaría.
Última edición por nichtz5 el 03 Feb 2013, 22:13, editado 1 vez en total.
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Re: Historia Contemporánea de Europa Centrooriental

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He posteado los temas que han caído en examen sirviéndome de la información citada en las fuentes, si bien es conveniente cumplimentar y chequear la misma contra el manual de la asignatura.

Espero poder poner los conceptos la semana que viene.
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